«Me postulo a presidente de EEUU para liderar nuestro gran regreso estadounidense. Sabemos que nuestro país va en la dirección equivocada, lo vemos y lo percibimos a diario, nuestra frontera sur colapsa, el fentanilo y las drogas llegan al país y matan a los estadounidenses».

«Nuestras ciudades se vacían por el aumento de la delincuencia y el gobierno federal hace que sea más difícil para la familia promedio llegar a fin de mes y lograr mantener un estilo de vida de clase media. A nuestro presidente le falta vigor». Así definió Ron DeSantis su decisión de aspirar a la nominación republicana para competir por la Casa Blanca en 2024.

Las declaraciones fueron hechas en un Twitter Space organizado por el millonario Elon Musk propietario de twitter.

Y DeSantis prosiguió: «El declive estadounidense no es inevitable. Florida lo demostró. Es una elección y debemos tomar una nueva dirección. Un camino que conducirá a la revitalización de EEUU. Debemos restaurar la cordura fiscal y económica. Debemos rechazar los ataques a los hombres y mujeres de las fuerzas del orden. También debemos restablecer la integridad en nuestras instituciones. Esto incluye a los militares».

«Estoy orgulloso de ser un veterano de la Armada y de Irak, y venero nuestros servicios. Pero cuando instituciones veneradas como las de nuestro ejército están más preocupadas por asuntos que no son fundamentales para la misión como el calentamiento global o el género, la ideología y los pronombres, la moral decae y el reclutamiento fracasa. Es necesario eliminar estas distracciones».

Durante y después de la pandemia de COVID-19 la popularidad alcanzada por el gobernador de Florida, Ron De Santis, se cataloga de [relevante], luego de despertar la simpatía de millones de votantes no sólo en el Estado del Sol, sino en otros lugares del país.

El trabajo elogiable de DeSantis y su oposición a las políticas de extrema izquierda del gobierno de Joe Biden lo situaron en el lente republicano, e incluso, de votantes demócratas e independientes, que lo vieron como una figura en ascenso con ideas firmes como el expresidente Donald Trump, pero con un sentido más diplomático y mesurado frente a la opinión pública.

El gobernador, de 44 años y quien anunció oficialmente su postulación a las primarias republicanas, tiene un camino difícil esta vez: vencer el carisma y el vigoroso liderazgo de Donald Trump en el Partido Republicano.

«Anunciar su candidatura en Twitter es perfecto para DeSantis. Así no tiene que interactuar con nadie», ironizó uno de los asesores de Trump.

Para muchos, DeSantis, veterano de guerra y licenciado en Harvard y Yale, carece de las herramientas histriónicas que posee el ex Presidente de Estados Unidos.

En 2018, DeSantis, un congresista casi desconocido, ganó las elecciones a gobernador de forma sorprendente, luego del [apoyo decisivo de Trump] desde la Casa Blanca.

No pocos entre quienes calificaron a Trump de radical e impredecible pusieron las esperanzas en DeSantis como una alternativa nueva y joven. En un primer momento, como posible compañero de fórmula de Trump y luego como un potencial candidato directo a la Presidencia, frente al constante rechazo y acoso de los demócratas y los mal llamados “progresistas” (socialistas) contra Trump, desde su victoria electoral en noviembre de 2016.

Trump, de 76 años, ha tenido escasos días de respiro desde su ascenso a la Casa Blanca, luego de la derrota de Hillary Clinton, considerada favorita para sentarse en la Oficina Oval en Washington.

El exjefe de la Casa Blanca se enfrentó a dos intentos de impeachment (destitución), reiteradas e incisivas campañas de descrédito y ataques constantes a nivel político y judicial; antes, durante y después de sus cuatro años de mandato.

Desde un principio, los grandes medios de prensa en Estados Unidos marcados por la tendencia de izquierda se enfrentaron al candidato y al entonces Presidente. Lo dibujaron y etiquetaron exclusivamente como un ser arrogante, divisivo, racista e impositivo, entre muchos otros términos que calaron dentro de una amplia audiencia liberal, e incluso en republicanos, ávida de una retórica “progresista” y de enfrentamiento a los valores que defienden Trump y los conservadores.

Tanto en el 2016 como en 2020, la personalidad del multimillonario y la propaganda mediática influyeron de forma decisiva en el voto de cientos de miles de personas, que pasaron por alto los resultados de su gestión, como en el caso de la segunda elección general.

El sistema electoral de Estados Unidos es, sin duda, uno de los más complejos del mundo. Comprenderlo supone dominar las claves de un esquema en el que, aunque parezca imposible, quien gana no es quien obtiene el mayor número de los votos ciudadanos o populares. 

Hace cuatro años, miles de ciudadanos se preguntaban cómo era posible que el candidato republicano y hoy presidente Donald Trump hubiera sido anunciado como ganador pese a haber recabado 2,8 millones de votos populares menos que su rival, la demócrata Hillary Clinton. 

Si bien el magnate de 74 años logró sumar 62.979.879 de votos en la jornada de elección presidencial que se cumplió el martes 8 de noviembre de 2016, la exsecretaria de Estado de 72 años, Hillary Clinton, alcanzó a su vez 65.844.954 sufragios a favor, una cifra notablemente superior, pero que no le bastó para llegar al mando. 

A un mes de la contienda presidencial que se cumplirá el 3 de noviembre y que enfrentará nuevamente a Trump en la puja por la Casa Blanca, pero esta vez ante Joe Biden, la pregunta sobre las razones que llevaron a la victoria del magnate vuelve a inquietar a muchos. 

Los ataques contra el expresidente tienen un denominador común: anular su liderazgo y aniquilarlo política y judicialmente, sin la posibilidad de otra victoria electoral.

El acaudalado empresario era muy conocido desde la década de 1980 por su filantropía y dentro de la política por sus donaciones de campañas, comentarios y el sarcasmo que le caracteriza, que lo llevaron al mundo del espectáculo en programas de televisión (reality Shows).

Trump se postuló como candidato oficial a la presidencia en cuatro ocasiones. Los estadounidenses le dieron la oportunidad que tanto Trump había perseguido. Su empeño en no rendirse, sus anunciadas reformas y la creación espontánea de un enorme movimiento conservador MAGA (Make America Great Again, Hacer Grande a América Otra vez) y una plataforma económica y política que atrajo la atención, lo condujeron a la Casa Blanca.

EL EXITOSO GOBERNADOR DE FLORIDA

Por su parte, Ron DeSantis -impulsado por Trump en su carrera de ascenso político- se convirtió en apenas tres años en el otro hombre fuerte de un grupo de conservadores, entre ellos, Greg Abott (gobernador de Texas), Ted Cruz (senador), Glenn Youngkin (gobernador de Virginia), Mike Pompeo (exsecretario de Estado), Marjorie Taylor (congresista), Matt Gaetz (congresista por Florida), Mario Diaz-Balart (congresista por Florida) y Marco Rubio (senador por Florida), entre otros.

Como gobernador, DeSantis ha propuesto y firmado leyes contra la tendencia “progresista” Woke, contra el aborto a temprano tiempo; contra el desastre en inmigración ilegal; a favor del derecho de los padres a decidir en la educación de sus hijos (lo que le costó un conflicto serio con la poderosa empresa de diversiones Walt Disney-buscar leer en KRADIARIO), a favor de la segunda enmienda sobre las armas, a reforzar la pequeña y mediana empresa, además de dar prioridad al desarrollo tecnológico y económico de Florida con una recuperación impresionante, después de la crisis sanitaria de la pandemia mundial por covid.

Florida cerró 2022 con un desempleo de 2,5% y el Producto Interno Bruto (PIB) más alto desde el año 2000, a pesar del impacto pandémico.

Con un presupuesto de 112.100 millones de dólares, Florida es el estado de mayor auge económico en Estados Unidos en los últimos cuatro años y un lugar codiciado para vivir no sólo entre los estadounidenses, sino para los extranjeros de diversas partes del mundo.

Sólido respaldo a su gestión

El turismo, la tecnología, la agricultura, industria hipotecaria y la construcción son sectores que han puesto al estado entre los primeros de la nación, respecto a resultados económicos y por encima de su favorable clima.

La población aumentó un 2% entre 2021 y 2022 (+22 millones de habitantes), tras recibir un fuerte éxodo desde California, Nueva York y otros estados gobernados por demócratas o progresistas donde la violencia, las reformas legales contra el poder de la justicia y las leyes; y el alza desmedida de impuestos aceleraron la decisión de cientos de miles de estadounidenses de buscar mejores sitios para residir.

El éxito del gobierno estatal DeSantis se puso de relieve en las elecciones de medio término en noviembre de 2022, cuando Florida pasó de ser un estado indeciso a una muralla republicana y un respaldo arrollador a la gestión del gobernador, quien fue catalogado como el “gran vencedor”. Y en su aval la histórica acción de teñir de rojo al condado Miami-Dade, tras dos décadas de dominio demócrata.

DeSantis, considerado al igual que Trump defensor de las libertades individuales y de los valores conservadores con los que se fundó la nación americana, cuenta con un sólido respaldo en Florida [como gobernador]; sin embargo, desde que los grandes medios de prensa nacionales y locales comenzaron a difundir su posible candidatura a las primarias republicanas, el análisis ha cambiado entre muchos electores.

«Creo que cometería un error. A la base de votantes no le gustaría», sostuvo Trump en una entrevista con Fox News el mismo día de la elección legislativa.

Las últimas encuestas confirman este giro y le otorgan -hasta ahora- la razón al exinquilino de la Casa Blanca. Una buena parte del electorado considera que DeSantis no cuenta con el voto de la mayoría de los republicanos para ganar las primarias y menos con el liderazgo nacional para vencer a Biden en las presidenciales, a pesar de su currículo y sus resultados.

Al parecer, sí reconocen las enormes posibilidades que posee de asentarse en Washington en 2028, por ser una figura en pleno ascenso político.

Algunos analistas afirman que DeSantis aprovecha estas primarias para darse a conocer a nivel nacional durante los debates y afianzar su imagen dentro del Partido Republicano.

(*) Con aporte analítico del especialista Leonardo Morales