1-7-2014-KRADIARIO-N°904
SIEMPRE ES PREFERIBLE LA AUTORREGULACIÓN
Por Abraham Santibañez
Para quienes creemos que la autorregulación es la mejor
fórmula para enfrentar los problemas éticos en los medios de comunicación, el
recurso ante los tribunales de justicia implica un cierto fracaso. En nuestro
país, sin embargo, frente a algunas conductas reiteradas, pareciera que no
queda más remedio que ir al Consejo Nacional de Televisión, que es regulación
impuesta por ley, o directamente a los tribunales.
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Seguimos pensando que la situación sería menos compleja si
quienes legítimamente quieren denunciar una conducta impropia hubiesen empezado
por hacerlo ante las dos instancias existentes en Chile: el Tribunal de Ética y
Disciplina del Colegio de Periodistas y el Consejo de Ética de los Medios.
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Comúnmente se alega desconocimiento o ineficacia. Lo último
tiene que ver con que ninguno de estos organismos puede imponer sanciones
pecuniarias. Así es, pero personalmente estoy convencido de que ningún
periodista profesional recibiría sin preocupación alguna una tacha moral. Por
lo demás, las multas del CNTV se han hecho irrisorias: su monto es mínimo
comparado con las ganancias de los canales de TV y el beneficio que reciben por
la publicidad comercial.
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Respecto del desconocimiento público, se trata por lo menos
de un círculo vicioso: el Tribunal del Colegio y el Consejo de los Medios son
poco conocidos porque reciben pocas denuncias. Es decir, no funcionan porque no
siempre se recurre a ellos.
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Así las cosas, vale la pena revisar la situación.
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En los últimos días se han conocido varios casos en que,
antes que cualquier pronunciamiento judicial, algunos medios optaron por llegar
a acuerdos –se supone que son onerosos- con los afectados por faltas a la ética
periodística.
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* En dos de tres denuncias contra el programa Contacto de
Canal 13, la estación decidió dar explicaciones y compensar a los denunciantes.
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* El mismo canal, sin esperar el pronunciamiento del CNTV,
despidió a la Dra. Cordero por sus descalificaciones contra los jugadores de la
Selección Nacional de Fútbol. En este caso, se descarta el legítimo derecho de
opinión en la medida en que no hay juicios de valor sino simples
descalificaciones: hirientes e incluso racistas.
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En forma permanente, periodistas y editores hemos luchado
contra las restricciones de la libertad de expresión. Pero tenemos claro que
los excesos, las descalificaciones o los descuidos en la investigación, no
pueden ampararse al alero de una supuesta libertad de expresión.
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La reivindicación de estos principios está detrás de
diversas manifestaciones periodísticas
como los discursos
pronunciados a propósito del ingreso de Ascanio Cavallo a la Academia Chilena
de la Lengua y el nombramiento de Ricardo Hepp como presidente de la Asociación
Nacional de la Prensa. Vale la pena conocer su pensamiento en estos días de
exceso de farándula y poca responsabilidad ética.
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