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martes, 26 de noviembre de 2013


26-11-2013-KRADIARIO-880

EL CASO HORVATH

Por Walter Krohne

Es difícil aceptar en estos días que un político pueda tener verdaderas intenciones o visiones de país  y que busque caminos adecuados o posibles para materializar los planes de lograr  una sociedad equilibrada y justa para los cuales ya ha luchado durante esta y otras campañas electorales.

Antonio Horvath (63) puede ser definido como un hombre de ”lucha abierta” que comenzó cuando era un político independiente y como tal llegó al Congreso Nacional en 1990. Es un convencido  centrista  que comparte los postulados de una derecha económica renovada y moderna, especialmente dentro de su actual partido de Renovación Nacional (RN), en el que milita desde 1993. El es un convencido que de todo el “revoltijo” originado en los últimos días podría surgir una derecha nueva que esté mucho más cerca y ajustada a los cambios económicos y sociales que Chile necesita.
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Y en este sentido es muy duro e injusto calificar la maniobra de Horvath de ridícula y dañina para las costumbres democráticas, como lo hizo el analista Carlos Peña el domingo. Es cierto que el senador aysenino está muy dolido por el manejo de su partido en los últimos meses, donde no se luchó lo suficiente para defender la candidatura presidencial de Andrés Allamand quien en el punto extremo de la crisis política de la Alianza fue sustituido por la candidata actual Evelyn Matthei que electoralmente no tenía ninguna legitimidad. Hay que considerar en este punto que Allamand piensa distinto a Horvath en varias materias como la de la hidroelectricidad, pero en este caso se trataba para el senador de un problema de legitimidad. Allamand participó en las primarias y llegó segundo después de Pablo Longueira. Lo más lógico era que al enfermarse este último fuera Allamand quien legítimamente lo reemplazara. No fue así  en parte por debilidades mostradas por la dirigencia de RN frente a la “aplanadora de la UDI” que no quería que otra vez, como ocurrió en 2006 y 2010 el candidato de la alianza fuera un militante de RN.
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Esto molestó mucho a Horvarth, como también el escaso apoyo que recibió la candidatura a diputado de su hijo de parte de su propio partido. Para calificar su actitud creo que hay que revisar la trayectoria del senador en una perspectiva de largo plazo. Su mayor pecado ha sido oponerse al proyecto de  Hidroaysén por el daño ecológico que este representa para una región que vive para y por el turismo. Por un Aysén sin represas viene luchando Horvarth desde hace años, habiendo sufrido por ello fuertes ataques personales y familiares, amenazas de muerte, incendios, como el de su casa en Aysén, y acusaciones de violencia intrafamiliar. “Alguien de mi sector está interesado en que yo sea liquidado”, declaró en enero en una entrevista con la revista El Desconcierto.
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Es su convicción, que lo separa de quienes desean emprender grandes negocios con el tema de la energía y cuando se barajan varias soluciones distintas, como las energías renovables, que no significan la destrucción de la naturaleza. Claro que son soluciones más difíciles y largas de realizar, pero no todo puede ser fácil y ubicable a la vuelta de la esquina. Hay que trabajar mucho más, es cierto, pero lograr que el país se vaya desarrollando por vías más aceptables para la comunidad y menos perjudiciales para el medio ambiente.
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Son tantos los proyectos que se ejecutan en Chile sin pensarse previamente que con ellos se está destruyendo el país. El mall de Castro, muchas edificaciones capitalinas como la misma torre de Cencosud, otro proyecto de gran mall en Valparaíso que puede llegar a convertir al primer puerto chileno en un “gigantesco mercado” encapsulado en edificios de lujo con super ascensores,  hoteles, restaurantes cinco estrellas  contemplados solo para un determinado público ABC1 muy alejados del nivel social medio que tiene esa ciudad.
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El pensar distinto al gran capital no significa que esto vaya en contra de las costumbres democráticas como dice Peña, término que es difícil de comprender en este contexto,  porque la democracia no está afirmada en “costumbres” sino que en la historia y en ideas democráticas claras y modernas que deben ir perfeccionándose de día en día. 
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Horvath, aparte de los dolores de cabeza que le ha causado su partido, desea que lo que logró plantear en el programa de Franco Parisi, no se detenga o se anule y siga vigente en otros programas, en el de las candidatas, por lo que decidió conversar con ambas, esperando ahora la respuesta final y definitiva que deberá recibir de ellas.
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Con su incomprendida estrategia para muchos, Horvath se mueve en el centro político por el que viene trabajando desde hace mucho tiempo sin grandes resultados. Por eso es que le acomodó el respaldo a Parisi, una candidatura más  asociada con la derecha, pese a declararse independiente, pero también se manifestaba fuera del “duopolio” de la Alianza y la Nueva Mayoría a partir del sistema binominal. El senador señaló que él está comprometido con su región porque "mi partido es Aysén (…) Soy una persona de centro y he visto cómo mi sector se ha corrido a la derecha".
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Aseguró que su preocupación es que no se realice Hidroaysén y que se trabaje en las energías renovables. "Si hay una presidenta que me garantiza que esto no va a ser realidad, ahí vamos a estar", recalcó. El principal punto de su agenda ha sido siempre su oposición a HidroAysén, el proyecto de Endesa y los Matte, que ha generado un fuerte lobby de los ambientalistas, pero al que la derecha ha buscado viabilizar desde el gobierno. El periodista Patricio Segura  de la Coalición Ciudadana por Aysén Reserva de Vida dijo a El Mostrador que “desde  hace tiempo se percibe en Aysén que Horvath en algunos temas se la juega por posturas divergentes a las de la derecha dura de su sector. Incluso, más progresista que muchos DC, PPD y PS”.
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Horvath, tras reunirse con Bachelet la última semana, declaró que “tenemos una convergencia en puntos sensibles del programa”. Entre sus temas figuran también el de los transgénicos, una profunda política de regionalización del país,  una gran reforma educacional y las necesarias reformas constitucionales.

Su error quizá es estar negociando o buscando entendimientos  sobre la base de los cerca de 700.000 votos que obtuvo Parisi en primera vuelta, porque la debilitada posición personal de Parisi por denuncias en su contra y acusaciones diversas, como las supuestas irregularidades en la inscripción de su candidatura, hacen pensar a los comandos que este "acercamiento" podría convertirse en un arma de doble filo, además que los votos no le pertenecen ni a Horvath ni a Parisi. Sin embargo, en el círculo más cercano de Bachelet se observa con mucho aprecio y simpatía poder ganar el voto  del senador en el Congreso para apoyar las reformas planteadas por la ex Presidenta en su programa electoral. En política todo favor se paga y bien.


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