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lunes, 25 de noviembre de 2013


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EL PRESIDENTE INSISTE
Por Hugo Latorre Fuenzalida

El presidente Sebastián Piñera es hombre optimista y pertinaz. Sostiene la tesis que Chile está ad portas del desarrollo, que somos la estrella de América Latina, que nunca la gente ha estado mejor que ahora.

Siempre hemos dicho que el observador siempre influye sobre lo observado, más aún, el observador es moldeado por quien lo ha formado y preservado. Es decir, desde ya hace bastante tiempo que la objetividad se ha descartado como absoluto….es cuando mucho un punto de vista más, que requiere confrontación profunda y permanente.

Pero como al Presidente no le interesa la teoría del conocimiento y vive su vida en una especie de campana de vidrio, lo dejaremos terminar en paz su período soñando como un Hamlet en su soliloquio que lo lleva a concentrarse sobre la duda del Ser, que para él será siempre una afirmación de su propio Ser, como un Luis XIV cualquiera, o como ese noble inglés que nunca se negaba a una designación real y que le llevó a afirmar: “con un poco más de fortuna  podré llegar a Papa”.

La verdad es que por más que insista el Presidente y sus corifeos, Chile está a años luz de ser un país desarrollado. Podríamos dar una larga lista de razones y cifras que avalen nuestra postura, pero como a las personas-igual que los enamorados- al perder el freno neuronal sólo ven lo que su ilusión permite, entonces es en vano intentar cualquier argumento, pues, además, los políticos son como el peor de los ciegos, es decir de aquellos que no desean ver.

Entonces el Presidente insiste: hemos hecho las cosas  extraordinariamente bien, estamos ad portas de ser un país desarrollado, nuestra economía crece a ritmo extraordinario, tenemos casi  pleno empleo,  somos el mejor país de la región, etc., etc. Pensará que de tanto repetir estas frases, algo quedará en la mente de las personas menos informadas……¿Creo que un alemán famoso decía  algo parecido?...Algo como “Miente, miente…que algo queda”. En este caso no es que el Presidente mienta….simplemente sueña despierto, y confunde sueños con realidad, la imaginación con los hechos.

No queremos decir, con nuestra postura, que Chile no se pueda desarrollar; todos deseamos que así sea, pero sabemos por historia comparada que este no es camino al desarrollo. Para desarrollarse se necesita crecer con armonía, de lo contrario no es crecimiento, es simplemente deformidad. Para desarrollarse, se debe tener una multiplicidad de áreas de la economía  trabajando en simbiosis; pues en Chile no tenemos industrias y gruesa parte del multiplicador y acelerador de la inversión se va hacia afuera, enriqueciendo a otras economías y frenando el potencial de la nuestra.

Al tener escasa red de interacción industrial, se crean pocos empleos y además mal pagados, pues nuestra economía dominante es de materias primas, entonces tenemos una mano de obra de poca calificación y baja productividad, todos estos, elementos que consolidan el atraso antes que el desarrollo.

Como no tenemos industria, tampoco nos ocupamos del desarrollo científico y tecnológico, por tanto nos insertamos en el mercado mundial con productos menguantes y no con estrellas nacientes, lo que nos augura una falta de competitividad internacional a largo plazo.

Nuestra economía no presenta un curso de crecimiento estable, sino que vive  afectada por los ciclos económicos internacionales, entonces las etapas cíclicas positivas no dependen de la genialidad de nuestros gobiernos sino de las bonanzas en los precios de nuestros productos, y nuestro auge actual es uno de esos ciclos caídos como maná del cielo.

Es cierto que hemos tenido también un terremoto, pero si bien eso puede afectar la producción en un período corto, por otra parte se  convierte en un estímulo a la modernización de nuestros bienes de capital productivo y la reconstrucción ayuda a alimentar un dinamismo económico extraordinario. Este ciclo también lo estamos viviendo ahora, pero bastante menos intenso de lo que pudo ser, debido a que el gobierno no alentó un programa nacional de reconstrucción y se conformó con reponer la infraestructura pública, dejando a los privados al albur de su suerte y de las tasas de interés de un sistema financiero de alta renta.

En consecuencia, por el lado de la educación, tenemos una formación retrasada en décadas, además de mal orientada y peor gestionada. Somos una población literalmente “mal educada” e insuficientemente educada, lo que hace más complejo alcanzar el desarrollo.

En salud, tenemos los peores registros de desempeño público en salud, tanto física como mental. Es cierto que ahora existen menos enfermedades de pobreza material, pero está siendo largamente compensada por enfermedades modernas, derivadas de un estilo de vida insano, patogénico y alienante.

Finalmente, somos una sociedad institucionalmente rígida, incapaz de acoger procesos innovadores, tan propios de las sociedades desarrolladas. Tenemos constituciones autoritarias y anquilosadas, un vacío organizacional de las sociedades intermedias, lo que plantea un modelo poco democrático. La rigidez cadavérica de nuestro sistema político, nos vuelve poco aptos para desarrollarnos, constituyendo una especie de zapato chino, que enlentece el caminar y deforma.

En consecuencia, señor Presidente, adelante con sus sueños, que como dice Calderón: ”Sueña el rico en su riqueza que más cuidado le ofrece”….Mientras que nosotros nos quedamos con la otra parte del verso: “Sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza”.

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