kradiario.cl

miércoles, 9 de mayo de 2012

ESCRIBE EL PERIODISTA WALTER KROHNE - EL CAMINO EQUIVOCADO

EL CHILE QUE VA POR UN CAMINO EQUIVOCADO


Por Walter Krohne

"Tenemos mucho que hacer, hay mucha gente que no lo está pasando bien”. Esta frase es actual, es del Presidente Sebastián Piñera, pero otras voces de la política chilena ya la dijeron mucho antes y la vienen repitiendo al menos desde 1988 con "la alegría ya viene". La pregunta que hay que hacer entonces es ¿cuándo los chilenos podrán comenzar a pasarlo bien si en 23 años esto no ha sido posible?

En Chile, lo único importante parece ser el crecimiento económico, objetivo que está inserto en un modelo que se demuestra claramente que en este país, al menos, no ha funcionado y sigue sin funcionar. Ha pasado ya casi un cuarto de siglo y la vida para la gran mayoría de los chilenos se ha vuelto mucho más difícil y no se compara para nada con el pasar que tiene el grupo minoritario de los ricos que concentra el capital y vive en verdaderos nidos de oro.

Para esta minoría los días transcurren completamente libres de las tensiones diarias por la movilización, el alza de los combustibles, el pago de los colegios o universidades, las penurias que se sufren en el sistema de salud, los engaños en el sistema financiero o comercial, las especulaciones y el excesivo incremento de los precios de los alimentos, además de tener asegurado un horizonte claro y seguro de poder llegar a una jubilación suficiente como para gozar completamente la vida en la tercera edad.

La desigualdad les impedirá a los más pobres vivir con los frutos de un trabajo digno de toda una vida. Entonces sería completamente válida la pregunta de ¿para qué vivimos? Los trabajadores, en líneas generales, son pobres o de la clase media que, en el fondo es también una clase pobre, empobrecida o venida a menos, especialmente por el endeudamiento personal que arrastran sus integrantes o por el pago de los impuestos.

Son todos humanos que deben acostumbrarse a vivir una vida limitada, frente a otro grupo de humanos que lo tiene todo y en exceso.

Aparentemente estaría claro que ideológicamente los chilenos rechazan tanto el comunismo como el neoliberalismo. Buscan en cambio caminos diferentes para lograr ciertas mejoras fundamentales en los campos como son la educación, la salud y la vida laboral. Pero en el trayecto ya han perdido la confianza en las autoridades, en los políticos en general y en los partidos, hay un gran desaliento. La muestra de la última encuesta de Adimark es evidente y muchos se ilusionan con un retorno de la ex Presidenta Michelle Bachelet como si ella hubiese resuelto alguno de los problemas de los que estamos hablando y que afectan a la gran masa de los chilenos .

Lo ideal sería tener chilenos contentos con lo que tienen y con lo que van logrando en el transcurso de la vida, en el marco de un sistema de bienestar contando con el firme apoyo del Estado. Es decir un sistema integrado. Sin embargo, lo que tenemos va justamente en la dirección contraria. Nadie sabe con certeza ¿para qué el gobierno quiere juntar tanto dinero y depositarlo en fondos especiales en el extranjero, con los cuales, además, ganan operadores no chilenos en comisiones e intereses?

Y esto ocurre justamente en momentos en que una gran mayoría de ciudadanos ya no pueden pagar el precio de la bencina y se ven enfrentados a un servicio de movilización inoperante que no les sirve. El Gobierno insiste en que no puede reducir los impuestos de los combustibles, a pesar de los ahorros que el Estado tiene en Nueva York (al crearse este fondo se dijo que sería un dinero para momentos de “vacas flacas”) o cuando se le pide que impulse una reforma educacional en grande, responde con un proyecto mediocre y busca nuevos fondos en el marco de una reforma tributaria insuficiente, que tiene convulsionado a todo el país.

Parece que gobernar significa no satisfacer en nada a los ciudadanos sino hacer lo contrario de lo que ellos quieren mayoritariamente o hacerle la vida más difícil. Esto lo vemos todos los días: ayer fue la aprobación del proyecto hidroeléctrico Río Cuervo que, igual que HidroAysén, casi nadie lo desea. Lo mismo ocurre con la gratuidad de la educación y/o de la salud. Seguirán los colegios pagados y subvencionados como también el negocio de las isapres y para que decir o hablar de lo que se considera “la estafa de las AFP”. Todos estos temas fueron recibidos por el Chile "democrático" de parte de la dictadura, pero lo grave es que sigan vigentes.

Los indignados, que se organizan en todos los países donde el neoliberalismo causa estragos, agrupa también a los chilenos cada vez más intensamente en torno a movimientos sociales que parecen ser hoy las vías de escape a tanta frustración y pena.

¿Es la única solución que tenemos para reemplazar a una política inoperante o autoritaria?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario