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miércoles, 23 de mayo de 2012

LA RIDICULEZ POLÍTICA



Por Wilson Tapia Villalobos

Difícil vaticinar cuál es el límite. Incluso es posible que en política el ridículo no reconozca una línea que no pueda sobrepasar. Especialmente ahora que el éxito justifica los medios. (Sí, la frase es distinta….sólo trato de aggiornarme).

Alguien decía que para estar en política hay que tener cuero de rinoceronte. Y lo decía por el aguante para soportar los tirones, las zancadillas, los codazos, las campañas en contra, los insultos, el desprestigio. El autor de la frase, sin embargo, se ha quedado corto. Ahora, siguiendo con su símil, habría que agregar que los políticos son como rinocerontes en una cristalería. Con varios agravantes. Creen ser dueños del negocio, cuando sólo lo manejan. Y lo hacen de manera tal que los verdaderos propietarios quedan afuera, mirando cómo sus haberes son malversados…cuando pueden ver lo que ocurre realmente, que no es lo habitual.

Los ejemplos que avalan lo que digo, abundan. Pero podríamos centrarnos en las dos últimas semanas de lo ocurrido en el escenario local. En estos días, se ha montado una campaña de gran envergadura. Su finalidad: demostrar que la ex presidenta Michelle Bachelet tuvo directa relación con las muertes que produjo el maremoto del 27 de febrero de 2010. No es que hayan aparecido antecedentes desconocidos. Lo único nuevo es que las encuestas muestraN que la ex mandataria sigue concitando más del 50% del apoyo de los chilenos. Los autores de la campaña: el gobierno y la coalición que lo apoya.

Y todo en vísperas de que el presidente Sebastián Piñera diera su tercera cuenta al país. Como podía esperarse, el ambiente se enrareció, en opinión de los políticos. No era para menos. Mientras el mandatario actual bordea el 20% de aprobación y no existe un abanderado de su sector que logre concitar apoyo importante, la oposición se frotaba las manos, el oficialismo mesaba sus cabellos y los rinocerontes, entonces, quebraban los cristales.

Parlamentarios oficialistas impulsaron una investigación en la Cámara de Diputados. Estas investigaciones, dicho sea de paso, sólo sirven para fijar las luces en los rinocerontes, en los que producen el mismo efecto que en las polillas. Y los opositores reaccionaron. Algunos se negaron a participar en el show. Otros hicieron declaraciones inadecuadas, incluso para paquidermos de esa envergadura. Como el presidente del Partido Socialista, diputado Osvaldo Andrade, que dijo que “maricón es quien golpea a una mujer”. La ex mandataria se ha limitado a decir que hay que dejar que funcione la Justicia.

A los rinocerontes no se les puede exigir que entiendan sutilezas que les son ajenas. ¿Cómo explicarles lo que es el amor humano? A Bachelet la gente la quiere. Tal vez, porque la siente cercana. Tal vez, porque le da confianza. Posiblemente, porque le cree. ¿Tiene algo que ver el amor con la política? Seguramente, si ésta se ve como el arte de hacer posible la vida en sociedad. Pero si se la considera como herramienta para administrar un negocio de pocos……También es cierto que el amor no es ciencia exacta y los enamorados, a menudo, se equivocan rotundamente.

Pero esta es sólo una parte de la quebrazón. No se puede culpar sólo a los políticos. Hay expertos que dicen barbaridades. Uno de ellos es Eugenio Tironi. Ha anunciado que deja el campo libre a las nuevas generaciones y no aceptará asesorar a ninguna candidatura. Y hablando del movimiento estudiantil, afirmó que “es la expresión clara de una nueva generación que no está dispuesta a tomar el pasado como referente del futuro, porque se quiere definir por sí misma”. Si fuera así, los jóvenes no estarían tan decididos y claros respecto de lo que reprueban. Tienen el pasado como referente que no quieren repetir, por ningún motivo. Y rechazan, especialmente, la estructura política que el sociólogo Tironi ayudó a crear desde el gobierno de Patricio Aylwin en adelante.

Pero hay más. Sí, estas dos semanas han sido prolíficas. Recientemente ha reaparecido el tema de las responsabilidades de las instituciones armadas en los hechos que ocurren en ámbitos de su imperio. Pareciera que la revisión comenzó con el accidente aéreo en Juan Fernández. Es cierto, han volado algunas cabezas de mandos medios. Pero el comandante en Jefe de la Fuerza Aérea sigue orondo en su puesto.

Y el tema ha continuado ahora con las consecuencias que han tenido sobre ex militares las acciones que, durante la dictadura del general Pinochet, se vieron obligados a realizar cumpliendo órdenes. Hubo desde asesinatos hasta torturas, pasando por violaciones y atrocidades que arrasaron con Derechos Humanos básicos. El Ejército no se hace responsable. Como tampoco se hizo responsable de lo ocurrido en el Volcán Antuco, donde murieron 45 soldados. La fórmula para ocultar esa quebrazón, fue castigar a los responsables directos. Pero la jefatura, la verdadera cabeza que autorizaba esa formación y entregaba lineamientos de una manera de pensar y actuar inhumanas, siguió en funciones. Era el general Emilio Cheyre.

Tampoco en la Armada ha asumido las responsabilidades por lo ocurrido con el SHOA en el maremoto de 2010. La cabeza del organismo renunció. Pero el alto mando siguió en funciones.

Cuando la política cae en el ridículo, son las instituciones las que sufren las consecuencias y la democracia la que cosecha el descrédito.

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