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lunes, 23 de abril de 2012


VIVIMOS EN UN PAÍS EN QUE LAS LEYES SE CUMPLEN A MEDIAS

Por Abraham Santibañez

La esquina de El Llano y Fernando Lazcano, en San Miguel, es como otros miles de cruces similares. Como muchos de ellos, tiene un disco “Pare” que enfrenta a los conductores que van hacia el norte por El Llano.

Igual que en otros lugares, el respeto de la norma es desigual. Cuando hay cierto nivel de congestión, la mayoría acata la norma y se detiene, como obliga la ley. Pero, en horas de menor tránsito, muchos se limitan a bajar la velocidad y hacer un leve amago de frenar antes de acelerar de nuevo. Solo cuando hay carabineros a la vista se cumple plenamente la obligación...

No es la única disposición afectada por este cumplimiento “a la chilena”. Con la señal de “ceda el paso” ocurre lo mismo, igual que con el uso del cinturón de seguridad, los límites de velocidad o las normas referidas al casco de ciclistas y motoristas o asientos para niños.

Y, por supuesto, esto ocurre en todos los ámbitos: los que bloquean las salidas en el metro, los que obligaron al pianista Alfredo Perl a pedir más respeto en el Municipal de Santiago (por los celulares encendidos), los bañistas imprudentes, los ciclistas que corren por las veredas... Ya sabemos que nos ha tocado vivir en un país en que las leyes y las recomendaciones se cumplen siempre, pero a medias. Donde, sobre todo, hay muy poco respeto por el prójimo.

En el último tiempo, y especialmente con el actual gobierno, parece que la solución fuera poner límites legales más estrictos, El ejemplo emblemático es, desde luego, la ley de tolerancia cero para los conductores.

Paradojalmente, la iniciativa entró en proceso de modificación antes que la autoridad –como inevitablemente ocurre en estos casos- aflojara los controles. Si se abre el rango de alcohol permitido en la sangre, al revés de lo que pronostican algunos talibanes locales, tendremos todavía unas semanas y quizás meses de vigilancia estricta.

Pero, en algún momento no muy lejano, los controles se van a relajar o habrá otras normas a las que se dará más atención, ya sea debido a un grave accidente o la denuncia de algún “reportero ciudadano” que, por ejemplo, ha grabado a un chofer de bus mientras habla por celular, come su colación o –se ha dado el caso- lee el diario.

Hay veces en que este tipo de contravenciones se percibe sin escándalo. Ya ocurrió hace un tiempo cuando el Presidente Piñera salió en auto a visitar a sus vecinos en el lago Ranco. Con cariño de abuelo, según testimonios periodísticos, llevaba en brazos a un nieto, lo que está explícitamente prohibido.

Felizmente no iba manejando.

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