kradiario.cl

jueves, 26 de abril de 2012

ESCRIBE EL PERIODISTA Y POLITÓLOGO WALTER KROHNE

CON O SIN REFORMA TRIBUTARIA SEGUIREMOS IGUALITOS QUE HASTA AHORA

Por Walter Krohne

Al Presidente Sebastián Piñera se le han dado en bandeja todas las oportunidades para haber podido pasar a la historia como uno de los grandes reformadores sociales de Chile. Sin embargo ha despreciado las propuestas, no se ha percatado del valor psicosocial que éstas tienen o ha sido pésimamente asesorado, especialmente por personeros de la derecha más extrema y conservadora del país como es la UDI.

En el tema de la educación ha reaccionado tarde, pero afortunadamente lo ha hecho. La reforma sobre el financiamiento de los educandos, en la que se elimina el brutal negocio de los bancos, es un buen avance. Sin lugar a dudas que esta idea debe perfeccionarse con el diálogo de todos los sectores comprometidos, pero no se le puede calificar de un “absurdo” como lo hizo la joven comunista Camila Vallejo.

El desafío que viene ahora es la reforma tributaria, tema frente al cual hay que preguntarse necesariamente ¿para qué realizar esta reforma? Esto porque no se pueden hacer cambios profundos o fundamentales sin saber en que dirección queremos conducir este carruaje llamado Chile y esto no está nada de claro. Esta reforma parece tener más visos de populismo que otra cosa, porque da la impresión que el gobierno impulsa un cambio en el sistema de tributación sólo para bajar las presiones sociales, pero seguimos sin saber para qué lo hacemos realmente.

La mayoría de los sectores que son críticos a las principales líneas de esta reforma, entre ellos varios políticos con experiencia y muchos economistas, han dicho en todos los tonos que la suma de 700 a 900 millones de dólares en que aumentaría la recaudación fiscal no sería suficiente para financiar una educación gratuíta como corresponde y que es lo que está pidiendo la sociedad. Para esto, argumentan, se requiere de unos 2.000 millones de dólares más.

Este yacimiento de cobre que está en Chile podría ser chileno
Pero si bien la educación es un punto muy importante dentro de lo que podría entenderse como un plan de desarrollo a largo plazo, no es todo. Están además la salud y las necesidades sociales para la población más vulnerable.

La desigualdad, grave mal que afecta a Chile, no se resolverá sólo con un mejoramiento de la educación. Para  esto es fundamental que la reforma tributaria sea claramente suficiente para que pueda darse una buena distribución de los ingresos que no tienen los pobres. Y esto no lo digo yo, lo dice la Organización de Cooperación y Desarrollo Económoco (OCDE) en cada uno de sus informes trimestrales o anuales y donde la tasa impositiva para las ganancias de las empresas oscila en entre 35 y 40 por ciento y no de 20 por ciento como va a ser en Chile.

El ministro de educación, Harald Beyer, por ejemplo, reiteró ayer, después de una masiva marcha estudiantil (entre 50.000 y 80.000 manifestantes) su negativa a establecer un modelo de educación gratuita en Chile, que es la principal demanda estudiantil. Su argumento es que "no podemos tener gratuidad en un país tan desigual como el nuestro". Craso error, porque en Chile debe regularse ésto justamente con un buen sistema tributario, en el que los ricos aparezcan como no aptos para recibir educación gratuita, beneficio del Estado que estará reservado para los más pobres y la clase media. Así se hace al menos en los países de la OCDE.

Volviendo al comienzo, el problema de Chile es que estamos frente a un país que no sabe para donde va o quiere ir. Los tecnócratas del Gobierno gozan hablando de un crecimiento de 6% , de un ingreso per cápita cercano de 20.0000 dólares, pero de un impuesto reducido para las empresas para evitar que estas nos abandonen y caiga bruscamente el empleo. Esto sólo nos lleva a un modelo temeroso permanente y nos hace seguir viviendo del cobre que financia un 60 por ciento de nuestras necesidades.

Justamente este es el punto que nos hace tremendamente vulnerables, porque si el precio del cobre se derrumba, Chile y los chilenos también nos derrumbaremos. La pregunta que habría que hacerse es ¿dónde está nuestra metalurgia que es el respaldo que tienen todos los países desarrollados frente a cualquiera catástrofe de precios u otras crisis?

Y otra cosa. Cómo seríamos de ricos si el cobre chileno nos perteneciera en plenitud y no fuera explotado por compañías extranjeras que nos dejan ganancias proporcionalmente pequeñas y a veces hasta insignificantes. Con el actual precio que está por las nubes y un ingreso justo, todo lo que Chile quiere conseguir con una  reforma tributaria mediocre, lo tendríamos ya hace mucho rato en las manos.

Pero Chile es diferente, dicen, porque está preocupado de una reforma tributaria para “rebajar el impuesto a la bencina” y no para que las mineras como la Anglo American, que hacen lo que se les da la gana, paguen correctamente sus impuestos y todo lo que les correspomnde.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario