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viernes, 7 de enero de 2011

El puente “secreto” sobre el Río Bío Bío podría causar un nuevo terremoto, pero ahora político y militar

Por Walter Krohne

El puente mecano sobre el Río Bío Bío, cuya construcción comenzó hoy, se ha convertido en el primer gran escándalo del gobierno derechista del empresario Sebastián Piñera, porque involucra a peces gordos de la política y prácticamente a toda la cúpula militar chilena.

El tema tiene para mi dos aristas bien definidas y fundamentales: Primero: El ministro de Defensa, Jaime Ravinet, en una carta enviada al Consejo para la Transparencia, organismo que ha insistido en conocer los detalles de la operación de compra e instalación del controvertido puente mecano, dijo que una mayor insistencia por conocer la información requerida, podría tener consecuencias como que “a futuro las Fuerzas Armadas serán renuentes a prestar colaboración a las autoridades civiles ante catástrofes de la naturaleza”.

Esta reacción ministerial resulta increíble e inusual, especialmente cuando viene de un secretario de Estado con trayectoria y políticamente experimentado, porque las Fuerzas Armadas no forman una empresa privada que se manda por si sola. Pertenecen al Estado de Chile y su jefe máximo es el propio Presidente Sebastián Piñera, como Jefe de Estado. Esta fuerza militar debe estar permanentemente a las órdenes, no sólo de sus altos mandos, sino especialmente del poder político. Este último decidirá cuándo y en qué forma y de qué manera deberán actuar cuando se solicite su intervención, como ocurrió precisamente en la Región del Bío Bío después del terremoto,  en marzo de 2010, cuando comenzaron a registrarse saqueos en supermercados y casas comerciales, especialmente en la ciudad de Concepción.

El secreto militar debe respetarse, desde luego, pero en casos de conflictos, de estrategias en materia de defensa, de adquisición de sofisticados materiales militares o en temas que tienen que ver con la seguridad del Estado chileno y de sus habitantes. Pero no puede mantenerse el secreto cuando realiza otras operaciones que atañen directamente a la opinión pública en general, como la adquisición del puente mecano, cuyos modelos y precios están todos en internet, o en operaciones ciudadanas que se le encomienden a raíz de catástrofes o problemas de otro tipo.

Foto de Victoria Holtheuer
En estos casos la transparencia para las Fuerzas Armadas debe ser total, les duela o no a sus integrantes o estén o no acostumbrados a ello. Bajo Pinochet tuvimos exceso de secretismo para luego sorprendernos al ver los resultados que fueron en parte verdaderos “desfalcos” nacionales. Son hechos públicos que los habitantes quieren y deben conocer.

La diferencia entonces, estaría en que el secreto debe mantenerse para cuestiones estrictamente militares y que tienen que ver con la defensa nacional. Pero, para el resto de las actividades, especialmente cuando las instrucciones han emanado de fuentes civiles, como el Gobierno de Chile, debe primar la transparencia total.

Segundo: Con respecto al puente mecano, entre ayer y hoy ya se han conocido mayores detalles que, a primera vista pareciera que contienen suficiente materia prima para que se origine un escándalo de proporciones, que pueden ir aún más allá de las fronteras nacionales.

En el desastre del 27 de febrero de 2010 quedaron seriamente “terremoteados” los dos puentes que cruzan el río Bío Bío, en la Octava Región de Chile, uno destruido totalmente y el otro a “medio andar”. Son puentes que conectan dos polos económicos situados a unos 2 kilómetros de distancia uno del otro, y que forman una verdadera “columna vertebral” en materia de comunicaciones viales y en el comercio de toda esa región. Esto significaba que había que actuar con rapidez y gran eficiencia.

Y bajo estas condiciones actuaron nuestros “cerebros”. Como menciona el diario “La Tercera” el contacto chileno se habría hecho con dos empresas, la estadounidense Acrow Corporation y la británica Mabey Bridge Corporation. Según el analista de Radio Bío Bío Tomás Mosciatti, habría sido el mismo ministro Ravinet quien se comunicó con las dos empresas extranjeras a las que invitó a enviar a Chile sus ofertas. La empresa estadounidense hizo la propuesta más cara, pero, curiosamente, ganó “la licitación”. Esto significó una protesta oficial de la empresa británica y con razón.

Y aquí las cifras entregadas por Mosciatti: La oferta de los estadounidenses consistía en un puente de 16 millones de dólares más la instalación del mismo, por otros cinco millones de dólares. Mientras que la alternativa británica consistía en un puente de 14 millones de dólares más otros tres por la instalación. Esto significaba que la alternativa estadounidense era cuatro millones más cara que la británica.

La Mabey Bridge Corporation se enteró por los medios de comunicación de que sus competidores habían ganado a pesar de ser más caros, además que el asunto se habría arreglado antes de que se llamara oficialmente a una licitación", subrayó Mosciatti.

La compañía británica pidió una explicación al Minsterio de Defensa de Chile, pero éste le respondió que la información no se la podía transmitir porque era “secreta”. A los británicos no les quedó otro camino que recurrir al Consejo de la Transparencia. Es decir, si así sucedió, el caso habría sido tratado además pésimamente desde el punto de vista político. Hay además otro dato que lo recordó Mosciatti: El Presidente Piñera, en una conferencia de prensa después del terremoto, habló del puente mecano, pero dijo que iba a ser un préstamo de Estados Unidos, que después generalmente queda como donación para el país, agregó.

El columnista de Radio Bío Bío y de CNN Chile concluyó en su comentario de hoy que "si finalmente se sabe que hubo irregularidades, cae toda la cúpula militar chilena, porque esto lo firmaron los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, el ministro de Relaciones Exteriores, el ministro de Defensa y el ministro de Hacienda". El diario La Tercera agregó también a la lista al Ministerio de Obras Públicas que, según fuentes de Defensa, la compra de dicho puente fue recomendada igualmente por esa secretaría de Estado.

A mi modo de ver las cosas, el Presidente de la República tiene un solo camino para resolver este puzle: Ordenar al Ministro de Defensa, de inmediato o lo antes posible, que entregue detalladamente toda la información sobre dicha compra. Y si encuentra a responsables, no tendrá más remedio que “cortar cabezas” sin contemplaciones de ningún tipo. No tiene otra solución,  porque cualquier cosa que se quiera explicar en estas condiciones, en que la información "secreta" se ha dado gota a gota, no la va a creer nadie en Chile.

En síntesis, un consejo gratuito para los asesores del Presidente: Lo mejor en estos casos es actuar con la verdad y toda la verdad aunque duela, porque de lo contrario el Presidente saldrá muy mal parado y seguirá observando que su popularidad baja y baja peligrosamente.

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