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viernes, 19 de noviembre de 2010

La inflación es el peor flagelo del mundo moderno - Argentina y Venezuela se ven afectados

La inflación castiga a los más pobres que son obligados a pagar un impuesto injusto

Uno de los problemas económicos actuales graves en Argentina es la inflación que se estima en un 2 por ciento mensual, quedando como uno de los países latinoamericanos con un mayor escalamiento en los precios de los bienes y servicios y como señaló esta semana el diario La Nación de Buenos Aires, este país está a punto de romper el récord de Venezuela, que desde hace cinco años encabeza el ranking de naciones con mayor inflación en la región y sólo es superada a nivel mundial por algunas naciones africanas como la República Democrática del Congo y Eritrea.

Si bien,  hoy la Argentina continúa un escalón por debajo de Venezuela, las perspectivas para este país se ven más comprometidas en los próximos meses. La aceleración de los precios locales -impulsados básicamente por las subas de la carne y el resto de los alimentos- contrasta con lo que sucede en la tierra de Chávez, donde hace cuatro meses la inflación ya no supera la barrera del 2 por ciento.

De acuerdo con la medición oficial, Venezuela acumula en los primeros diez meses del año una inflación del 23 por ciento. Y según las estimaciones privadas y del propio gobierno, este país cerrará el año con una suba de entre 26 y 27% en el costo de vida, ya que a pesar de la desaceleración de los precios del último cuatrimestre, tradicionalmente noviembre y diciembre son meses de alta inflación en el país caribeño.

La situación no es muy diferente a la Argentina. De acuerdo con las estimaciones privadas, la inflación para todo 2010 se ubicará entre 24 y 27%, según la medición privada que se consulte, pero con el agravante de que los precios muestran una tendencia a la aceleración, con lo cual ya son varias las voces que alertan que en 2011 el costo de vida podría registrar una suba en torno al 30 por ciento.

"Los convenios colectivos o paritarias van a fijar el ritmo de la inflación en 2011, aunque también hay que estar atentos al impacto que tenga en los precios de los alimentos la suba internacional de las commodities", señaló Marina Dal Poggetto, economista del estudio Bein, que proyecta para el año que está a punto de terminar una inflación del 24 por ciento.

Una mirada más pesimista es la de Camilo Tiscornia. "La proyección de inflación para 2010 es de 27% y para el año que viene originalmente la habíamos fijado en 30%, aunque no descartamos una suba mayor", señaló el economista.

La Argentina y Venezuela comparten la alta inflación, aunque no la visión sobre cómo abordar el problema. La primera gran diferencia entre ambos países es que en Venezuela las estadísticas continúan siendo confiables y para medir la inflación real no hace falta recurrir a ninguna consultora privada, sino que alcanza con tomar los datos del Banco Central de Venezuela, que reporta todos los meses el índice nacional de precios al consumidor, señaló La Nación.

La segunda diferencia entre los dos países, que está muy ligada a la primera, es que el gobierno venezolano reconoce a la inflación como uno de sus principales problemas y está actuando en consecuencia. En mayo pasado la administración Chávez lanzó un heterodoxo programa para frenar la suba de precios y en los últimos meses parece haber empezado a surtir algún efecto.

En la Argentina, en cambio, el ministro de Economía, Amado Boudou, afirmó hace menos de dos semanas que la inflación era un problema exclusivo de la clase media alta y el Indec -que se encuentra intervenido por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, desde enero de 2007-. Así se informó que los precios acumulan una suba en lo que va del año de apenas 9,2 por ciento.

La lucha contra la inflación

En cualquier caso, y sin importar cuál de los dos países termine el año con la mayor inflación, lo que está claro es que la Argentina y Venezuela constituyen las excepciones dentro de la región, ya que se trata de los dos únicos países que sufren el problema de la aceleración de los precios. De hecho, hoy todos los países sudamericanos -con la solitaria excepción del que conduce Chávez- están creciendo a tasas superiores al 4%, pero ninguno, excepto la Argentina y Venezuela, enfrenta una inflación superior al 7% anual.

A nivel regional, los países con una mayor inflación detrás de la Argentina y Venezuela son Paraguay y Uruguay, que proyectan terminar el año con un alza del 7% en el costo de vida, mientras que en Brasil se espera que apenas se supere el 5% y en Chile se ubicará en torno al 3 por ciento.

En todos los casos, y sin distinciones ideológicas, los países vecinos logran conjugar una baja inflación con altas tasas de crecimiento. El Perú de Alan García -que es considerado casi el alumno modelo para el Fondo Monetario Internacional (FMI)- en octubre tuvo una deflación del 0,1%, mientras su economía crece a una tasa superior al 6 por ciento. Aplicando una receta completamente diferente, el gobierno de Evo Morales está logrando que el PBI boliviano cierre el año con un crecimiento del 5% y una inflación de sólo 4,5 por ciento.

Mejoramiento a nivel mundial 

El mejoramiento global ha sido extraordinario en los últimos años, ya que la inflación prácticamente ha bajado en todo el mundo. 

Por ejemplo, las naciones del África pasaron del 26% en los noventa a un nivel de apenas 6 % en este año, el Este de Europa del 50 % a apenas 5 %, y Asia de 7,4 al 6,1 %.

Pero el progreso más notable corresponde a América Latina, región que registraba una inflación promedio del 52 % y en la actualidad apenas exhibe un 6 %. Durante el año 2009 apenas 6 naciones habían sufrido alzas de precios superiores al 20 %, dentro de un total de 183 naciones. Este grupo de naciones con alta inflación lo lideraba la República Democrática del Congo con 46 %, seguida por Etiopia con 36 %, Eritrea con 35, Seychelles con 32 y Venezuela con 27.

Preocupación se manifiesta en la prensa

El problema en Argentina se ha transformado en una preocupación permanente que se revela a través de la prensa. Hace ya tiempo que los economistas se pusieron de acuerdo en que la inflación es un impuesto que cobra el Tesoro, vía pérdida del valor adquisitivo del dinero en poder de la gente, y que además es uno de los tributos más regresivos ya que acentúa la desigualdad en la distribución del ingreso.

Es por eso que los progresos que se han hecho en América Latina y en Africa e igualmente en Europa Oriental son de incalculable valor, porque le permitirá a los habitantes de estas regiones poder tener una mejor vida y también una mejor distribución a largo plazo.

La inflación ha sido históricamente un gran flagelo ya que castiga preferentemente a los más pobres. Esto es así porque este mal tiende casi siempre a encarecer especialmente los alimentos, donde se concentra el gasto monetario de los humildes y estos sectores, además, no tienen acceso a mecanismos financieros que preserven el valor real de sus ahorros. Esto justifica decir que la inflación es el impuesto de los pobres. Por esta razón hay que celebrar los grandes avances que se han registrado en las últimas décadas en materia de estabilidad de precios en todas las regiones del planeta.

Hoy la inflación promedio de los países industrializados -1,1 % anual- es casi la mitad del 2 % de la década del noventa. Pero los avances han sido mucho más significativos en los países en desarrollo, como ya vimos en esta misma nota.

La Iglesia, preocupada por la pobreza


Cardenal Bergoglio
 Los obispos argentinos presididos por el cardenal Jorge Bergoglio expresaron también esta semana su  preocupación por la escalada inflacionaria que, según advirtieron, "siempre termina afectando a los más pobres".

"Es necesario controlar la inflación, que tanto daño hace en particular a los sectores más pobres, sin caer en las políticas de ajustes, que han demostrado un gran fracaso y la fractura social", dijo a la agencia DyN uno de los prelados participantes.

En un encuentro, los prelados debatieron sobre la lucha contra la pobreza, la desnutrición y la droga-dependencia. Ya el presidente de la Pastoral Social, obispo Jorge Casaretto, una semana antes dijo que "por distintos intereses, desde el Estado se intenta ocultar la realidad de la pobreza, porque no genera votos".

El Gobierno también preocupado

En medio de un fuerte debate interno en el gabinete por la inflación, el Gobierno argentino  aseguró que tomará "todas las medidas que pueda" para evitar la suba de los precios de la canasta básica alimentaria.

Así lo estimó esta semana el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. "Hay medidas que se pueden tomar y otras que no. Por eso yo no defiendo el aumento de los precios y, si puedo, lo apunto con un dedo índice muy grande", sostuvo. En ese sentido, el funcionario volvió a culpar a los empresarios y a desligar a las políticas oficiales.

En declaraciones a radio Uno, Fernández aseveró que el Gobierno tomará "todas las [medidas] que sean posibles" contra la suba de los precios y advirtió que "ni una se va quedar detenida".

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