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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Página Editorial Latinoamericana

Diario El Universal de México
Grito de renovación



Por Miguel Alemán V.

“Nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad de las fiestas populares… En esos días el silencioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos, descarga su pistola... Y su grito, como los cohetes que tanto nos gustan, sube hasta el cielo, estalla en una explosión verde, roja, azul y blanca, y cae vertiginoso dejando una cauda de chispas doradas… México está de fiesta. Y esa fiesta, cruzada por relámpagos y delirios, es como el revés brillante de nuestro silencio y apatía, de nuestra reserva y hosquedad”.

A ocho días de celebrarse el Bicentenario de la Independencia de México, releí El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, ensayo que nos lleva a la reflexión profunda de la forma de ser del mexicano y de nuestro país. Si bien me uno a la celebración de los 200 años de la Independencia de México, el libro citado y otras lecturas me han hecho pensar que debemos festejar esa gloriosa gesta, pero igualmente ver la realidad actual de México, realidad que requiere de soluciones rápidas para superar los serios problemas que enfrentamos, e involucrarnos todos en dichas soluciones.

Son precisamente la apatía, el aislamiento y la hosquedad a las que se refiere Octavio Paz, las actitudes que, en cierta forma, han contribuido a la construcción de barreras que dividen a la sociedad. La falta de confianza en nosotros mismos se refleja magnificada en la desconfianza hacia los demás, en las leyes, en las instituciones y en los gobernantes. Esa indiferencia es también una forma de evitar reconocer nuestra responsabilidad como ciudadanos.

Reitero, debemos festejar con gran júbilo la vida independiente de México y conmemorar a los grandes hombres y mujeres que impulsaron la importante lucha social por la equidad legal y la justicia social en contra de una dictadura semiaristocrática. El Grito de Independencia, en su momento, significó un llamado a la movilización social para cambiar el futuro. Posteriormente llegó a ser una declaración de hechos permanentes, pero ahora parece que su texto, significado y contenido son una invocación a un pasado que se percibe como ajeno y distante.

Nuestra realidad no cambia por el festejo, quizá se aleja temporalmente, pero siempre está presente. Aún tenemos retos de gran escala que a todos nos obligan a pensar en un México consolidado políticamente, fortalecido en su economía y corresponsable con las necesidades sociales.

Es quizá momento de reconocer que necesitamos un nuevo grito, un grito que renueve la esperanza en nosotros mismos; un grito que aspire a las nuevas metas que como nación debemos lograr. Es este el mejor momento para pensar en que el país requiere de un nuevo punto de partida, que permita conservar los logros alcanzados y que éstos sirvan de peldaño para proponernos un proyecto nacional de largo alcance.

Ese sentimiento de unidad que tenemos todos los mexicanos en torno a los grandes símbolos de nuestra identidad es el elemento de cohesión que más se debe aprovechar para convocar a la nación a levantar las miras, las aspiraciones y orientar nuestros esfuerzos en lograrlo.

Es tan apremiante la situación económica por la que atraviesan numerosos grupos sociales del país que, en mi opinión, se requiere de que todos los líderes políticos, empresariales, de opinión y dirigentes sociales —una vez concluidos los festejos—, nos comprometamos a construir una nueva visión de país que responda, de una vez por todas, a la pregunta “¿Para qué sirve México?”, a sabiendas de que la respuesta obligada es que el país debe de servir por igual a todos los mexicanos, garantizando condiciones y oportunidades para asegurar que cada uno desarrolle sus capacidades y aspiraciones.

El nuevo grito de México es el llamado a la viabilidad futura del país, con un Estado renovado en cuanto a la vigencia de la ley y el respeto a la autoridad; en el diseño de un modelo económico acorde a nuestros recursos y potencialidades, capaz de ofrecer los empleos necesarios para reducir la migración y la marginación; un modelo económico que nos inserte en el mercado global del lado de los grandes exportadores y no de los importadores netos; un modelo económico que brinde las condiciones para formar un patrimonio, y un modelo de justicia que permita conservarlo.

Un grito de renovación nacional donde cada ciudadano contribuya a que en la sociedad se renueven los valores y principios éticos que fortalezcan la cohesión y hagan pacífica la convivencia.

Es, pues, momento de definir cuál es el grito que va a inspirar el derrotero futuro del país para los próximos años.

Rúbrica: “¿Podrán recoger las varas antes de lanzar los cohetes?”. Mi abrazo solidario a mis paisanos y a todos aquellos damnificados por las lluvias y las inundaciones. Insisto, es urgente contar con un mapa nacional de riesgos que nos recuerde dragar ríos, desazolvar drenajes y prevenir asentamientos en zonas críticas.


Diario El Mundo de El Salvador
No podemos ser rehenes de la delincuencia



El paro de transporte y el pánico son síntomas de los métodos de terror que están aplicando las pandillas sobre la población. La quema de dos unidades de transporte, las amenazas de pandillas a empresarios de transporte colectivo provocaron ayer un paro en decenas de rutas de transporte colectivo de la capital y de amplias zonas del país y una ola de pánico generalizado.

La falta de seguridad al sector transporte, incluyendo por supuesto a sus pasajeros, es una realidad dramática en el país. Quizás el episodio de junio pasado en Mejicanos es la muestra másgrande de la barbarie que sufre este sector. En aquella ocasión, los pandilleros asesinaron y quemaron vivos a 17 personas en un microbús.

La pesadilla del transporte colectivo en el fondo es el secuestro masivo de ciudadanos víctimas de la delincuencia y las pandillas.

La sociedad entera está bajo asedio y bajo peligro de convertirse en rehenes de estos criminales, mientras malos policías se sumergen en la corrupción y sus jefes parecen quedarse sin ideas para esta lucha que necesita menos discursos y más valor.

Esos son actos de terror, de terrorismo puro de parte de estos criminales. Como sociedad no podemos ser rehenes de la delincuencia. No se puede aceptar este tipo de movimientos desestabilizadores, sean de pandillas o de cualquier grupo interesado.

El Ejecutivo debe responder con fuerza, con los pantalones bien puestos, éste es un pulso que la Administración de Mauricio Funes debe ganar porque no es posible que las bandas criminales paralicen el país con hojas volantes y llamadas anónimas la productividad de toda una sociedad.

El anuncio de los dos mil soldados de refuerzo para la Seguridad Pública es un buen paso. Pero hay que estar conscientes que en esta guerra contra la delincuencia, el presidente Funes debe encabezarla y la sociedad entera debe respaldarlo porque es una lucha de todos y solo así podemos conseguir una sociedad en paz social.

Diario Colatino de El Salvador
La población no debe dejarse amedrentar por el crimen organizado

Sin lugar a dudas, las amenazas de supuestas pandillas contra el transporte público, y otros rumores encaminados a generar miedo entre la población civil, así como la quema de un autobús, fueron acciones que podrían ser una respuesta del crimen organizado por la aprobación de la ley de antipandillas, o por el decomiso de más de diez millones de dólares que estaban enterrados en una finca en la jurisdicción de Zacatecoluca, departamento de La Paz.

Tanto el Ministro de Justicia y Seguridad Pública, Manuel Melgar, como el de Defensa, David Munguía Payés, informaron, que desde la noche del lunes habían montado un dispositivo de seguridad en puntos estratégicos, debido a que la inteligencia militar había detectado información, procedente de los Centros Penales, en la que se promovían hechos delictivos y amenazas al transporte.

El Ministro Melgar no dudó en relacionar las amenazas y otras acciones, como el atentado a un puesto policial y la quema de un autobús, a una medida reactiva del crimen organizado a los golpes que la Policía Nacional Civil está dando a las bandas delincuenciales, como el hallazgo y decomiso de dos barriles que contenían, juntos, más de diez millones de dólares.

En efecto, no debemos dudar que el crimen organizado, incluyendo a los líderes de las pandillas, vinculadas al narcotráfico y narcolavado, no iban a quedarse de brazos cruzados ante la efectividad policial y luego de aprobarse la ley antipandillas.

Obviamente, el arma fundamental del crimen organizado será el rumor, pues este es efectivo para generar miedo o temor. En tal sentido, es preciso que la ciudadanía comience a confiar en las autoridades y, sin entrar al combate frontal contra la delincuencia, comenzar a derrotar el miedo y el terror que han provocado los grupos delincuenciales.

Hay que colaborar con las autoridades, que, de forma cotidiana están dando muestras de que están persiguiendo a los delincuentes, están dando golpes contundentes al crimen organizado.

Por supuesto, si no hay colaboración de la ciudadanía, el trabajo de la policía se hace más complicado. De ahí que cada salvadoreño y salvadoreña debe convertirse en un colaborador de la justicia, de la policía.

Diario La Tercera de Santiago de Chile
Señales equívocas ante la huelga de hambre de mapuches

El gobierno se encuentra buscando la manera de lograr que depongan su protesta los 32 activistas mapuches que llevan adelante desde hace casi dos meses una huelga de hambre líquida. Para ello, ha prometido cambios legislativos que pretenden satisfacer algunas de las demandas de los huelguistas.

Ayer, el Presidente de la República anunció el envío con suma urgencia al Congreso de un proyecto de ley que restringe la jurisdicción de la justicia militar. De ser aprobado -todo indica que lo será-, unas 4.000 causas radicadas en los tribunales castrenses pasarán a los civiles. Se trata de una reforma incluida en el programa de gobierno y que es necesaria, dado el muy amplio ámbito de acción que nuestro ordenamiento le entrega hasta ahora a la justicia militar, lo que hace que en muchas ocasiones civiles sean juzgados por ésta, en general una anomalía que debe ser corregida.
Mayor controversia ha levantado la idea de introducir cambios a la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija las penas para sancionarlas, y que, según el Mandatario, serán sometidos a consideración parlamentaria en los próximos días.

El Ejecutivo ha estado analizando la posibilidad de excluir de la categoría de terrorista los delitos contra la propiedad privada, en especial los incendios contra predios agrícolas, con lo cual las penas asociadas a ellos disminuirían de manera automática. Parece ésta, sin embargo, una iniciativa equivocada, pues el incendio es una herramienta muy utilizada por los violentistas en la zona del conflicto mapuche para causar temor y amedrentamiento en los dueños de tierras, con el objetivo de crear un clima que termine forzándolos a enajenarlas.

Debido a la resistencia que esta idea ha encontrado entre parlamentarios oficialistas, se estaría analizando también la posibilidad de mantener la tipificación de terrorista para esta clase de delitos, pero graduando las penalidades adscritas a ellos. Esta vía podría ser explorada, aunque cabe mencionar que hoy los jueces ya poseen atribuciones para manejarse con latitud a la hora de dictar condenas.

Más allá de la forma que adopten los cambios legales sugeridos, llama la atención que un gobierno que ha apostado con fuerza por la seguridad y el orden, aparezca cediendo ante una medida de presión de parte de personas que se hallan acusadas de delitos muy graves, entre los cuales se encuentran homicidio frustrado, asociación ilícita terrorista, atentado terrorista contra medio de transporte, incendio terrorista, robo con intimidación, o porte y tenencia de armas.

Se ha señalado que el Ejecutivo busca impedir que un agravamiento de la huelga de hambre de los activistas mapuches opaque las celebraciones del Bicentenario, pero no parece adecuado subordinar decisiones de naturaleza tan seria a este tipo de consideraciones de corto plazo.

Debe tomarse en cuenta de que existe la posibilidad de que, alentados por la respuesta ante los huelguistas de hambre mapuches, otros individuos que sientan amenazados sus derechos escojan utilizar idéntico medio de presión, lo cual podría terminar poniendo al Ejecutivo en una situación incómoda. Algo de esto podría estar ya ocurriendo: el lunes, los activistas mapuches señalaron que esperaban que la huelga de hambre sumara nuevos adherentes entre personas que han sido inculpadas y condenadas por cargos similares a los que ellos enfrentan.

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