ENTRE DUDAS Y DECISIONES DE ULTIMA HORA, LA GRAN REFORMA EDUCACIONAL ENTRARÍA AL CONGRESO ESTA SEMANA
En un discurso pronunciado por la Presidenta Michelle Bachelet
en un nuevo cónclave oficialista en La Moneda, planteó este domingo establecer
por ley que no “hay vuelta atrás” en la gratuidad educacional en Chile.
En la ocasión
realzó el carácter refundacional del proyecto de la educación, una iniciativa
que aún son muy pocos los que la conocen porque ésta no ha sido presentada
hasta ahora, tras innumerables postergaciones,
en el Congreso Nacional. El fin de semana se aseguró nuevamente que el
proyecto entrará esta semana al Parlamento.
“Con este
proyecto, cerramos el ciclo de leyes de la Gran Reforma Educacional que
iniciamos el año 2014”, declaró la Jefa de Estado.
La mandataria
fijó su primer “pilar” de lo que aspira el nuevo sistema: se “consagrará” la
condición mixta -convivencia pública y privada- de la educación superior. En
todo caso el proyecto se focalizará en
“las universidades del Estado”.
Junto a ello,
Bachelet abordó el arduo debate previo que ha tenido este proyecto, donde las
federaciones estudiantiles y los rectores del Cruch, han sostenido una cerrada
oposición a las líneas gruesas de lo conocido hasta ahora. “Sabemos que no es
posible dejar a todo el mundo contento, porque hay muchas miradas diferentes en
juego, pero la propuesta que enviamos es el resultado de ese amplio debate y de
las opciones que guían mi gobierno”, aseveró.
La pretensión
del gobierno es dejar la gratuidad en la educación superior como un derecho
establecido irreversible. “Miles de
estudiantes ya han podido comprobar que la gratuidad llegó para quedarse. Ahora
queremos que quede establecido por ley que no haya vuelta atrás”.
Esa promesa
será polémica. Ya que varios dirigentes de Chile Vamos, entre ellos el ex
Presidente Sebastián Piñera, han hablado sobre la presunta rectificación que
necesitarían las reformas de su gobierno.
Hasta
el quinto decil
Según La
Tercera, hasta ahora, la gratuidad beneficia hasta el quinto decil de menores
ingresos. La reforma establece la ruta que se seguirá para alcanzar el 100%,
según un minuta distribuida ayer entre parlamentarios. Para ello, el Estado
deberá elevar sus recursos. El sexto decil se incorporará en 2018, una vez que
los ingresos estructurales como porcentaje del PIB tendencial (la capacidad de
crecimiento de la economía de largo plazo, estimada por un grupo de expertos
cada año) lleguen al 23%. El séptimo decil se sumará con el 23,5%; el octavo
decil, con un 24,5%. De ahí, el avance es más difícil. Para subir al octavo
decil se requieren dos puntos adicionales y para completar el último decil se
exigen otros tres puntos extras, un 29,5% del PIB tendencial. Estas dos últimas
metas deberán cumplirse por dos años consecutivos.
En el cónclave
con participación de parlamentarios oficialistas, se decidió enviar el proyecto pese a las peticiones de
postergación,
A pesar de
ello el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, comentó que el séptimo decil de
gratuidad recién podría alcanzarse hacia fines del próximo gobierno. Es decir,
en 2022. Lo refrendó la diputada Camila Vallejo: “El 70% más pobre no está
pensado para este gobierno, probablemente se alcanzaría para fines del próximo
gobierno”.
Los
economistas ven en la ruta trazada un camino altamente exigente. “Hoy los
ingresos estructurales como porcentaje del PIB están cerca del 22%, por lo que
los requisitos que pone para avanzar en deciles son altísimos. Llegar al 29% es
un esfuerzo enorme”, dice el economista Patricio Rojas. “Por eso el compromiso
hacia la gratuidad es una situación muy difícil de cumplir”, agrega. “Hay que
recordar que la reforma tributaria aumentó la carga tributaria en 3 puntos del
PIB”, consignó La Tercera.
La ex directora
de Presupuestos, Rossana Costa, cuestionó el amarre que significa la fórmula.
“Esta modalidad de financiamiento, que compromete recursos futuros, se hace
cargo de las limitaciones del presente, pero en definitiva compromete recursos
de gobiernos futuros que pueden legítimamente establecer que es injusto
destinar recursos para dar gratuidad a los deciles más altos mientras estudian
y probablemente después cuando trabajen, habiendo tanto déficit en educación
básica y media, en el Sename y en tantas otras necesidades. Es realmente
discutible comprometer holguras futuras de esta manera
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