PACIFICACIONES
Y RETALIACIONES
Todos los eventos de este mundo parecen obedecer a la vieja ley física y biológica de acción y reacción, de ida y vuelta. El hombre actúa sobre los hombres y parece dominar y dar con un tiempo de estabilidad; pero más temprano que tarde viene la contra-reacción, y lo que era cantar y bordar se convierte en una tormentosa retaliación. También cuando actuamos sobre la naturaleza, pareciera que ésta obedeciera nuestros designios arbitrarios y abusivos, sin chistar, hasta que de pronto nos vemos azotados por cambios climáticos furiosos y arrasantes.
Cuando los países imperialistas
intervenían en los pueblos, ferozmente colonizados y explotados, inocentemente
creyeron que las cosas se darían de esa laya para siempre, que la tortilla no
tenía considerada la dada de vuelta o la moneda no mostraría una segunda
cara. Con el paso del tiempo los bárbaros conquistados por Julio César se
vandalizaron y conducidos por Genderico conquistaron al imperio romano de
Occidente y sus riquezas. También los españoles fueron expulsados de América al
igual que los ingleses y franceses de la India, de Africa o el sudeste
asiático.
En nuestro territorio, luego de ser
república, pacificamos la Araucanía, con tal denuedo que cazar indios era
un deporte bastante extendido. Una descendiente de colonos alemanes me
confesó-con un dejo humorístico- que sus padres todavía en pleno siglo XX
salían a corretear indígenas a punta de escopetazos. También sabemos que si no
era sobre estos métodos ferwestianos, también recurrían a los expedientes
más legalistas de emborracharles y hacer transferencias de propiedades con la
imposición del dedo sobre un papelucho que luego algún tinterillo completaba.
Pero desde las lecturas del génesis
viene la advertencia expuesta en esa pregunta inefable: “Caín….dónde está tu
hermano”. Esa pregunta siempre se termina por imponer, y las víctimas
reclamarán por sus ancestros, por sus antepasados ……¿Qué les
hicieron? ….También preguntarán quiénes fueron los Caínes de sus pueblos.
De forma tal que la “Pax romana”, la
paz colonial o imperial, nunca permanece y siempre trae aparejada la
contra-reacción de las víctimas. Esa suerte corre Europa con respecto al Medio
Oriente musulmán, Rusia respecto a los países que conformaron la ex Unión
Soviética: el asalto de los bárbaros periféricos.
Las migraciones de la empobrecida
Africa hacia la colonizadora Europa; las reivindicaciones violentas y pacíficas
del pueblo mapuche sobre sus territorios ancestrales pone en jaque al Estado
nacional que les sometió con violencia y engaños. Los pobres violentados se
hacen a su vez violentos y terroristas; los pobres esclavizados ahora inundan
como marea a la Europa soberbia y depredadora; los ampuches incendian y
atacan y la represión oficial no hará otra cosa que soliviantar más a ese pueblo
en rebeldía.
Las nuevas generaciones no son
nihilistas sino retaliativas, irreverentes y portadoras de un credo de justicia
divina, telúrica e inescrutable. No les basta con destruir a sus enemigos,
desean recuperar su tierra, su cultura y su credo, y ante esos la superioridad
militar puede hacer una sola cosa: aniquilarlos. Pero si no los arrasan, desde
sus raíces, si no esteriliza el suelo donde habitaron, luego de arrasarlos,
entonces no habrá sido capaz de matar el alma de la rebelión y se levantarán
nuevamente, tarde o temprano.
Ya lo ven los militares fascistas y
asesinos de Argentina o Chile. Trataron de protegerse de sus fechorías, pero
van siendo llamados por la justicia, uno a uno, a rendir cuentas de sus actos.
Cuando hicieron lo que hicieron, nunca pensaron en el reverso de la historia…Es
la ceguera y debilidad del truhan, que se siente eterno e inalcanzable en
el éxtasis de sus crímenes…,o es tan poderoso su impulso asesino que
obnubila su torcido entendimiento.
Pinochet fue alcanzado por la paciente
mano de la justicia, pero los políticos de Chile fueron incapaces de dar el
apretón final y lo dejaron escapar, en complicidad gozosa, oculto bajo el
confuso manto de la “insanía”.
Hoy, Occidente vive el ataque de los
yihadistas, que sienten a la cultura cristiana como la encarnación del demonio,
del engaño, la prepotencia y la violencia. Razones tienen de sobra para
adjudicar esos vicios en los viejos y nuevos colonialistas. Irak y Afganistán
representan lo más reciente de la barbarie occidental. Allí se mató sin
discriminación y, además, fundados en la mentira, ya se tratase del
imperialismo soviético o el americano; pero antes dejaron su huella los
ingleses y los franceses.
Los musulmanes vienen por más; vienen
para aterrorizar a esta sociedad basada en el consumismo vicioso, en el
militarismo prepotente, en el sensualismo materialista, en el desprecio
individualista, en fin, en todos los vicios de la decadencia, visto por una
religión que predica la renuncia y la entrega a la fe beligerante y que
desafía desde el Oriente próximo y del Africa doliente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario