GENDARMERÍA: ¿CAJA PAGADORA DEL PITUTO O MUERTE?
Pensiones
solidarias para los socios de la casta cívica militar
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
Una de las características de la casta
política es la habilidad para repartirse el botín del Estado, y cada partido político se adjudica su parcela,
que las hay para todos los gustos: la gerencia de las empresas fiscales, los
directores de las AFP, los altos cargos en el Banco Estado, el directorio del
Canal Nacional, intendencias, gobernaciones, Seremis (hay para todos).
Pocos sospechábamos que instituciones,
como Gendarmería, fueran un paraíso para lograr jubilaciones millonarias que,
en el caso de la mujer del presidente de la Cámara de Diputados, Myriam Olate,
pudiera alcanzar un monto superior a los cinco millones de pesos mensuales, un
verdadero paraíso para solazarse en los últimos años de su vida. Si recordamos
someramente la historia de Chile podemos comprobar que el cargo de director de
Gendarmería era bastante apreciado por los partidos que se repartían los cargos
públicos en la época parlamentaria.
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Nada más indignante que “la religión de
la desigualdad” que se profesa en nuestro país. Baste considerar que en Chile
hay un abismo entre quienes perciben una jubilación solidaria de menos de
$100.000 y los que reciben $5.000.000 o más. Lo más probable es que el caso de
la periodista Myriam Olate no sea el único, pero ha despertado mayor escándalo
por ser la esposa del presidente de una rama del poder legislativo.
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La dictadura de Augusto Pinochet dejó a
las Fuerzas Armadas y de Orden fuera del sistema de previsión de ahorro
individual, administrado por las AFP: quería con esta prerrogativa salvar
a estas instituciones de la miseria en
que caería la mayoría de los ciudadanos chilenos en edad de jubilar, gracias al
“genial invento” del hermano de Sebastián Piñera Echeñique, José, mientras los
civiles tienen jubilaciones de miseria que, en muchos casos, ni siquiera llegan
al sueldo mínimo - cerca de $250.000 -.
Los cotizantes de la Caja de Previsión
de la Defensa Nacional (CAPREDENA), y la Dirección Previsional de Carabineros
de Chile, (DIPRECA), pueden lograr jubilaciones que triplican o cuadriplican
las que obtienen quienes obligadamente deben cotizar en las AFP.
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Las Cajas de Previsión de las Fuerzas
Armadas están, en su mayoría, en
déficit, cubierto con el dinero de todos los chilenos, es decir, los
pobres jubilados deben hacerse cargo de un injusto sistema previsional que
premia la desigualdad ante la ley dando privilegio a ese sector de los llamados
“servidores públicos”, que no pocas veces se constituye en una casta
privilegiada respecto a la jubilación
del ciudadano de a pie.
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La Comisión Bravo, encargada de proponer
una reforma al sistema de pensiones plantea, nada menos, que se hace necesario
aumentar en cinco años la edad de las mujeres para su jubilación, a fin de que
puedan ahorrar más dinero y aumentar, según el informe de la Comisión, el monto
en un 40%. Esta propuesta es una verdadera cachetada, una vejación y un insulto
hacia la dignidad cuando se le compara con los $5.000.000 y más que ganan
algunos miembros de la direcciones de las Fuerzas Armadas y de Orden, que
cotizan en el sistema previsión ad hoc, sólo para estas reparticiones..
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El mismo informe de la Comisión Bravo
asegura que dentro de pocos años el sistema del pilar solidario abarcará el 50%
de los jubilados de Chile, es decir que la tercera edad estará condenada a
sobrevivir con una pensión que, actualmente, no llega ni a $100.000 al mes.
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La edad de supervivencia de este sector
de la sociedad es cada vez más mayor, por consiguiente, el monto de lo ahorrado
durante su vida laboral tendrá que distribuirse en más años, con la consecuente
reducción del monto mensual – durante estos últimos días se ha anunciado la
reducción de un 2% de las pensiones, en razón de la extensión de la longevidad,
sobre todo, en las mujeres, que tiene un promedio de vida más alto que los
varones -.(mejor matarse que llegar a
viejo).
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Volviendo al tema de las jubilaciones en
Gendarmería es necesario distinguir los estamentos altos, que logran
jubilaciones millonarias, cuya tarea es diferente a la del gendarme que tiene
una dura y sacrificada tarea, que debe
pernoctar, casi como un interno, en un sistema carcelario inhumano, cuya
dignidad se ve menguada, al igual que la de aquellas personas que custodian,
que ganan sueldos miserables y cuya jubilación es varias veces menor que la de
los personajes políticos, introducidos como cuotas, en el reparto del botín del
Estado.
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La forma en que en Chile se trata a los
adultos mayores es verdaderamente degradante y, por desgracia, ningún gobierno
se ha atrevido a poner fin al venenoso legado de la dictadura.
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El caso de la jubilación millonaria de la
periodista Myriam Olate debiera servir despertar y organizar un gran movimiento
de la sociedad civil para poner fin al abyecto sistema de capitalización
individual.
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