kradiario.cl

viernes, 15 de julio de 2016


Perú al Día

OJALÁ EL NEOLIBERALISMO NO SE PONGA ANTIFAZ




 Por Roberto Mejía Alarcón

En sus momentos de intimidad, en sus escasos instantes de soledad, es posible que Pedro Pablo Kuczynski esté disfrutando de los halagos que le hace llegar un creciente número de personas. Sabe que es el presidente electo del Perú. Un sueño que acarició largos años hecho realidad, una ambición comprensible. Sueño acompañado en estas horas felices, de frases lisonjeras, de piropos sorprendentes que lo ubican en un altar que a lo mejor no esperaba.
.
Es el gobernante que llega para reemplazar a alguien que durante cinco años jamás sonrió y que no supo cultivar una comunicación cálida y jovial, el político que se escuda en el humor, la franqueza, la posición adelantada y la delegación de temas cruciales en sus voceros, el estadista donde la experiencia y la sabiduría juegan a su favor, dicen algunos de los que se le acercan o desean una mayor proximidad.
.
Con entusiasmo incontenible, no faltan quienes expresan con convicción que “lo que sucede es que nunca hemos tenido un presidente como este”, dueño además de una biblioteca con libros en todos los idiomas que domina: español, inglés, francés y alemán, esto sin contar con un libro de gramática quechua sobre su escritorio. Los halagos se van sumando así a medida que se aproxima el 28 de julio, fecha en que Kuczynski o PPK como le llaman los más confianzudos, lucirá sobre el pecho la franja bicolor, símbolo distintivo de su pase histórico de presidente electo a presidente constitucional a secas. Pase que no impide la reflexión de otros que se animan a recordar que este presidente se ha comprometido a disminuir la pobreza y modernizar al Perú, que confía en que eso no signifique aquello de que lo que es bueno para General Motors es bueno para los Estados Unidos, confiando en todo caso que si ha asimilado esa lección fundamental de la política, seguramente serán muchos que, sin compartir necesariamente sus opciones ideológicas, lo apoyarán.
.
Reflexión de quienes, es posible, hayan celebrado la derrota de una rival millonaria, cargada de promesas y que festejaba, antes del acto electoral, un triunfo que solamente figuraba en las encuestas bien pagadas. Pero que hoy, pasada la euforia, se preguntan si el presidente electo tendrá tiempo, tan ocupado como está en otras preocupaciones, en escuchar a quienes señalan que más allá de la lamentable reconversión ideopolítica en favor de la ideología neoliberal que se ha apoderado de nuestra clase dirigente, es necesario ubicar el fenómeno neoliberal relacionándolo con el liberalismo original, sin entrar en los matices y contradicciones que hay en los discursos y prácticas de la actual ofensiva neoliberal.
.
El tema viene a colación, dado que el liberalismo original descansa sobre dos presupuestos que curiosamente escapan hoy a la crítica: el materialismo y el individualismo. El corolario de estos dos presupuestos es una visión y práctica mutilada de las relaciones sociales, reducidas a meras relaciones de fuerza, de lucha, oponiendo a los hombres entre sí ávidos de apropiarse de los bienes, de todos los bienes y de aumentar sin límite alguno sus beneficios. A este se añade una concepción no menos mutilada de la libertad que se confunde con la autonomía total, pura y simple, del individuo ante sí mismo, ante los otros, ante los valores, que lleva al sálvese quien pueda y a la insolidaridad total.
.
El sistema político-económico complejo que emerge de estas premisas, se ha dado una justificación ideológica bastante confortable y sofisticada cuando no falaz. Se basa en un postulado según el cual los intereses particulares contradictorios terminan por armonizarse para realizar el interés general y garantizar la justicia. Pero este postulado es inadmisible: conduce fatalmente -la historia a la fecha lo demuestra- hacia una desviación totalitaria que desemboca en el aplastamiento de los más débiles por los más fuertes. Inevitablemente el hombre se convierte en lobo para el hombre y se impone brutalmente la ley de la selva.
.
Quiera el destino que el presidente constitucional a secas desde el 28 de julio entrante, acompañado de Zavala y de Thorne, sus ministros ya anunciados, piense sobre estos conceptos. Y que más allá de las palabras felices de unos, escuche el clamor de todo ese pueblo de oprimidos, que quisiera que la revolución social que les ha prometido, vaya acompañada de ese extraordinario valor que es la solidaridad y no de un individualismo perverso. Quiera ese destino esté inspirado en auténticos valores humanos, predicados por quien hace muchos años entregó su vida en favor de la redención de los olvidados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario