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AUTOS ELÉCTRICOS: EN LA FRONTERA TECNOLÓGICA
Por Martín Poblete
Desde sus comienzos, la industria del automóvil tuvo la ilusión de construir un auto eléctrico, hubo numerosos ensayos, todos fallidos, el problema era el peso y falta de eficiencia de las baterías indispensables para darle al vehículo un cierto grado de autonomía.
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Hacia mediados de la década del 1980 se dieron considerables progresos en reducir el tamaño y aligerar el peso de las baterías de litio, diez años mas tarde Toyota puso en el mercado el primer automóvil híbrido a un precio accesible, combinando motor gasolinero de cuatro cilindros en línea con un motor eléctrico, el Prius, un sedán de cuatro puertas bien recibido por critica y público, también por las evaluadoras de riesgo y seguridad, y por las ONGs ambientalistas. Ford siguió la línea con el EcoSport, un deportivo de cuatro puertas exitosamente colocado, luego llegaron otros productores. Pero el automóvil eléctrico todavía parecía lejano.
Mientras Toyota, Ford y los demás, seguían produciendo modelos híbridos con éxito variado, el acaudalado empresario sudafricano Elon Musk compraba la empresa eléctrica húngara Tesla, compañía fundada a fines del Siglo XIX, dedicada a producir ampolletas, tubos fluorescentes, y una amplia gama de productos eléctricos de consumo. Musk dejó a Tesla en el mercado de la Unión Europea, se radicó en Estados Unidos llevándose consigo la marca registrada.
Arriesgando parte considerable de su fortuna personal, fundó la Tesla Electric Car Company cuya exclusiva finalidad es producir un automóvil eléctrico, aprovechando las nuevas tecnologías de baterías de litio mas livianas y eficientes; a fines del 2011, Tesla entregó al mercado el primer automóvil eléctrico viable, con autonomía de 200 kilómetros. El precio, ligeramente sobre los ochenta y cinco mil dólares, restringía considerablemente el número de posibles clientes.
A principios del presente año, Tesla dio a conocer su nuevo modelo en versiones de dos y cuatro puertas, con autonomía de quinientos kilómetros, recarga de las baterías en ocho horas, confort y equipamiento propios de un auto de lujo, recibió las mas altas calificaciones jamás entregadas a un auto por las evaluadoras de riesgo y seguridad. A un precio de ciento veintisiete mil dólares, el Tesla eléctrico es un producto exclusivo solo para quienes pueden gastar esa cantidad de dinero en un automóvil; como ha sucedido antes con otras innovaciones, los precios debieran bajar ya sea por la misma empresa o por otros productores entrando al mercado.
Expertos en negocios argumentan que Elon Musk estaría llegando al límite de su capacidad de financiar Tesla con su propia fortuna, deberá salir a buscar y convencer a inversionistas de la viabilidad y futuro de su empresa. Las perspectivas, por ahora, lucen dudosas, la City de Londres y Wall Street no han sido generosas con los innovadores.
A fines de la década del 1940, Preston Tucker intentó producir un automóvil considerado por expertos entonces como un vehículo revolucionario, alcanzó a fabricar menos de cincuenta, según algunos historiadores habrían sido 38, otros dicen que 44, y otros que 49; al final, agobiado por deudas y falto de financiamiento, Preston Tucker declaró la quiebra. Quedan catorce unidades en manos de coleccionistas y algunos museos del automóvil, todos en los Estados Unidos.
A fines de la década del 1970, John Z. DeLorean terminó su relación con General Motors para fundar la DeLorean Motor Company, instalando la planta en Irlanda del Norte; consiguió construir varios miles de unidades de un coupé dos puertas con propulsión en las ruedas traseras, combinando en una pieza o transeje el motor, caja de cambios y diferencial, usando paneles de acero inoxidable en el capot y en las puertas en forma de alas de gaviota. Las insalvables dificultades financieras llevaron a DeLorean a la quiebra, uno de sus autos alcanzó la fama al tener rol co-protagónico en la exitosa película Back to the Future, los restantes material de coleccionistas. Los paneles de acero inoxidable fueron la idea perdurable, actualmente los usan en algunos de sus modelos mas caros y exclusivos Aston Martin, Bentley, Rolls Royce, Mercedes Benz y Porsche; el transeje deberá esperar.
En la década del 1990, el ingeniero industrial José Ignacio "Iñaki" López de Arriortúa, introdujo cambios fundamentales en la organización de la producción primero en General Motors, luego en Volkswagen AG; de regreso en su natal Amorebieta, en el País Vasco español, "Iñaki" López de Arriortúa quiso poner su genio para la ingeniería industrial en fundar una fábrica de automóviles de nuevo cuño. Nunca pudo conseguir financiamiento.
Los diseñadores de mediados del Siglo XX tuvieron mejor suerte que los innovadores industriales, sus trabajos se han visto expresados en numerosos modelos americanos y europeos, casos de Raymond Loewy en Studebaker, Robert Telnack en Ford, Bruno Sacco en Mercedes Benz; y por cierto, herederos de una tradición milenaria, los italianos: "il commendatore" Enzo Ferrari, Agostino Ghia, Sergio Pininfarina, Alberto Giuggiaro, entre otros.
Para terminar, como de taquito, a Chile, país poseedor de importantes yacimientos de litio, el futuro de Tesla no debiera serle ajeno, es un asunto para observarlo y seguirlo con atención.
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