FIESTAS PATRIAS-KRADIARIO
Por Enrique Fernández
- Ojalá que no llueva
este dieciocho para que les vaya bien a las fondas –dice una joven parroquiana
del céntrico local, a la hora del “happy hour”.
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- Si lloviera sería
demasiado “heavy”… Pero estuve mirando el “Accu Weather” en Internet y el
tiempo estará bueno -responde su amiga, con
ánimo de solidaridad social, mientras aguarda que le traigan un cremoso “baileys”.
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- De todos modos, aunque
llueva o truene nosotros con el Benja viajamos este jueves a Miami –informa la interlocutora-.
Allá vamos a pasar las Fiestas Patrias.
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- ¡Ay, qué envidia!…
Nosotros fuimos el año pasado, ¿te acuerdas que te conté? Y lo pasamos regio.
Mi hijo menor no quiso ir pero pasó “el 18” en Mendoza.
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Y así es la cosa. Cerca
de 350.000 autos saldrán de Santiago este fin de semana. Se desplazarán hacia
los cuatro puntos cardinales, llevando a más de un millón de viajeros. Otros
miles de turistas coparán los terminales de buses interprovinciales y los aeropuertos,
para celebrar dignamente las Fiestas Patrias y brindar por la independencia de
Chile.
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Una alegre polka del
siglo XIX decía:
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“El 18 de septiembre
de mil ochocientos diez
celebraba la
independencia
todo Santiago de pie…”
Lo cierto, sin embargo,
es que el 18 de septiembre de 1810 Chile no proclamó ninguna independencia… Lo
que hizo fue declarar su lealtad con “nuestro bien amado Fernando Séptimo”, el
Rey de España prisionero de Napoleón Bonaparte, que en su reemplazo instaló en
el trono a su hermano José Bonaparte, más conocido como “Pepe Botella” por su devoción
al Dios Baco.
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La verdad histórica ha
establecido entonces que ese día “18” el Reino de Chile constituyó su Primera
Junta Nacional de Gobierno, para mantener el vínculo con la Madre Patria. La
independencia de la futura República se concretaría casi ocho años después, el
12 de febrero de 1818.
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Sin embargo en los años
siguientes la tradición consagró a septiembre y no a febrero como el Mes de la
Patria. Así se fueron creando costumbres que se mantuvieron en los campos,
pueblos y ciudades. Entre ellas, el rodeo, las carreras de ensacados, el palo
encebado, las fondas y el Tedeum de acción de gracias.
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En los días previos a
la fiesta de la chilenidad, fue casi una obligación estrenar pinta nueva. En
los campos los huasos aparecían con flamantes sombreros, ponchos, fajas y
espuelas, mientras las “chinas” anunciaban la Primavera con floridos vestidos.
En las ciudades ellas saludaban a la Patria con coloridas tenidas y ellos con elegantes
ternos y corbatas en el tono. En uno y otro caso eran vestimentas fabricadas
con telas nacionales, gracias a una floreciente industria textil. Hoy, ellas y
ellos prefieren vestir pantalones y chaquetas de mezclilla de fabricación china,
-léase “jeans”-, como lo muestra en la tele el profundo sociólogo Fernando
Villegas.
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Para cacharpearse con esa
u otras tenidas importadas, el chileno con espíritu patriótico ahora se va
al “mall” y entra a una tienda del
“retail”, cuya vitrina invita a pasar con un
amable anuncio en inglés que dice “Sale”.
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Pero la tradición es lo
que importa. Por eso cada año en septiembre las fondas dejan que estalle la
alegría espontánea de… la cumbia colombiana. Si no le gusta la cumbia será la
salsa centroamericana… o el rock, que viene de la cultura anglosajona. Por
último, si quiere -y si se atreve- podrá
bailar unos buenos pies de cueca, porque es el baile nacional ¿O no?
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A la hora de los
aperitivos se impone un rico pisco sour, con pisco chileno en lo posible. Lo
que pasa es que dicen que es mejor el pisco peruano, fíjese... Sentados ya a la
mesa, bienvenido será un exquisito cebiche –que también se inventó en el Perú-,
para seguir con un pollo a la peruana y de postre un suspiro limeño. ¿Algún
bajativo? Una menta “frappé”, un whisky escocés o un ron cubano, ¿le parece?
.
Hasta aquí vamos bien.
Sólo falta que usted no olvide medirse con los brindis y cuando beba no
conduzca. Es decir, no conduzca.
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