IGLESIA-BERRÍOS-OPINIÓN DE GUMUCIO-KRADIARIO
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FELIPE BERRÍOS, EL TÁBANO DE LOS FARISEOS MERCACHIFLES
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
Este sacerdote jesuita tiene la cualidad muy escasa en este
país, dominado por ricos y fariseos, y llama al pan pan y al vino vino y, es
decir, una especie de “tábano” que cala hondo en esta mediocre e hipócrita
sociedad chilena: en primer lugar, les canto claro a algunos príncipes de la
iglesia, heredera de Constantino y al servicio de los ricos, dice que “la
Iglesia ha lucrado creyéndose la dueña de la salvación y lucrar con eso... la
mayoría dice que cree en Jesucristo, pero en el fondo, cree en el Dios del
consumo, pero crea un vacío enorme”, que Berríos no hace más que decir la
verdad de una Iglesia que, hace mucho tiempo, negó el legado de Fernando Vives,
Alberto Hurtado y Raúl Silva Enríquez; en el fondo, hay dos iglesias: la de los
“millonarios de Cristo” y la que vive pobre entre los pobres, representada por sacerdotes como Mariano Puga, Alfonso
Baeza, Esteban Gumucio y muchos más, incluido el padre Berríos – en el caso de
la iglesia de los pobres, el cristianismo la profecía de la igualdad.
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En segundo lugar, Felipe Berríos se lanza más fuerte
cuando se pronuncia a favor del matrimonio igualitario: “¿Cuál es el problema del
matrimonio homosexual? Los homosexuales son hijos de Dios. Él los creó
homosexuales y lesbianas, y Dios está orgulloso que lo sean… ¿Por qué no pueden
ellos casarse? Basta ya. El problema está en nosotros, que no los
entendemos. No en ellos”. Tan osadas declaraciones
han desatado el odio y el rechazo de una serie de fanáticos religiosos, que
citan, por ejemplo, las Epístolas de San Pablo como si en verdad pudieran
aplicarse a una sociedad mucho más desarrollada intelectualmente, como la
actual.
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En tercer lugar, se va directo contra el clasismo, al
referirse a la reforma educacional, impulsada por el actual gobierno: “Lo que
me llama la atención de la reforma educacional es que no toca un tema que para
mí es central: el clasismo. Mientras haya clasismo en Chile, cualquier cosa que
se haga saldrá mal… Lo que tiene que cambiar es que los colegios pagados
privados dejen de discriminar a los alumnos. Cómo es posible que en este país
haya colegios particulares y algunos católicos que cobran matrículas de
incorporación a los papás. ¿Para qué? Para discriminar económicamente”.
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En cuarto lugar, toca el tema de las clínicas privadas,
distinguiendo lo lícito de lo moral: “Es lícito que la Universidad de Los Andes
construya un hospital en la cota mil. Es lícito que la Universidad Católica
construya un hospital en San Carlos de
Apoquindo. Pero es inmoral. Cómo va a ser moral que se construyan dos
hospitales existiendo otras clínicas en el sector alto de la capital y habiendo
menos hospitales en la periferia”. Las respuestas de las clínicas aludidas han
respondido en forma bastante ridícula, como que junto a las clínicas “a todo
cachete” tienen consultorios en los barrios pobres para “los rotitos”.
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Sobre el tema del aborto, sus declaraciones son bien
lúcidas. “La Presidenta dijo algo muy interesante: que la sociedad chilena está
lo suficientemente madura como para conversar los temas y que no haya alguien
que decida por ella. Eso me parece viable”.
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Remachó su intervención en el programa El Informante
rindiendo un homenaje al valioso intendente de la Araucanía con expresiones
como “demos gracias a Dios de tener un intendente como Huenchumilla…el Estado
chileno le robó la tierra a los mapuches”.
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Si la Iglesia chilena tuviera varios padres Berríos no
estaría tan desprestigiada como lo está en la actualidad y podría dejar de ser
“la ramera de Babilonia” – como la
llamaban los cátaros – y volver a sencillez que, otrora, predicara su fundador.
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