CONOCIDO COMEDIANTE TEÓLOGO Y ECONOMISTA GANÓ LA PRIMERA VUELTA DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN GUATEMALA
Jimmy Morales, de 46 años, comediante, teólogo y economista, habría obtenido este lunes la victoria en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Guatemala celebradas ayer domingo, a pesar que los cómputos en cuanto a ganadores y perdedores se han desarrollado con dificultades como para definir ahora al triunfador de la contienda.
En todo caso hay tres candidatos que pasarían a la segunda vuelta el próximo 25 de octubre: A Jimmy Morales (con 25% de los votos) lo acompañarían la exprimera dama Sandra Torres, quien está prácticamente empatada con el multimillonario Manuel Baldizón, en torno a un porcentaje del 19%.
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En un país que aún vive bajo los efectos de la revolución cívica que llevó a la cárcel al anterior jefe de Estado, Morales y su discurso antipolítico se beneficiaron de los vientos de cambio y de una extraordinaria participación, cercana al 80%.
Quienes pasan a segunda vuelta son tres figuras antagónicas, pero que comparten un historial devorado por las sombras y cuya estatura queda muy lejos de la vertiginosa ola de indignación que ha puesto contra las cuerdas al sistema guatemalteco.
Torres es un representante refinado de la vieja política. Mujer de fuertes ambiciones, su matrimonio con el expresidente Álvaro Colom (2008-2012) la catapultó a la primera línea de la política. Finalizado el mandato de su marido, trató de presentarse como candidata, y para superar las trabas constitucionales que impiden la postulación de la parentela presidencial, tramitó un divorcio exprés. La treta fue frenada por los tribunales y Torres tuvo que esperar otros cuatro años.
Su pase a la segunda vuelta, con el 97% de votos escrutados, fue por solo 3.000 votos frente a Manuel Baldizón, a quien todos daban como presidente antes de la revolución cívica y que ha sido el principal castigado de los comicios. Dueño de una fortuna de origen incierta, se le conoce popularmente como Doctor Copy and Paste por haber plagiado gran parte de su tesis doctoral. En su largo camino al poder ha construido un partido, Libertad Democrática Renovada, que se ajusta disciplinadamente a los requerimientos del sistema guatemalteco: un universo dominado por formaciones sin ideologías definidas y que únicamente sirven de vehículo de ascenso a sus líderes.
Frente a estos perfiles tan borrascosos, el gran triunfador de la jornada, Jimmy Morales (25% del voto), ofrece la cara amable de la antipolítica, la de un humorista de sal gruesa, conocido por su programa televisivo Moralejas. Su ascenso y victoria han sido la principal sorpresa de estas elecciones. Favorecido por el cambio de ciclo, el electorado ha premiado su marginalidad y alejamiento de la ortodoxia. Pero detrás de su iconoclastia se esconden intereses poco claros, entre ellos, el apoyo de los sectores más duros del Ejército. Que su estrella se mantenga en la segunda vuelta dependerá tanto de su capacidad para evitar la oxidación en un ambiente de alta densidad emocional, como de la dirección que tome el voto de Baldizón, si fracasa en sus casi seguras impugnaciones.
Bajo estas condiciones, Guatemala se interna en territorio desconocido, escribió El País de España. La llamada revolución de la dignidad se ha quedado sin su principal combustible. Encarcelados el general Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti, la protesta corre ahora el riesgo de diluirse. Y aunque sus promotores la quieran mantener viva como movimiento de regeneración política, los analistas alertan de que esa masa heterogénea y transversal que ha asombrado al mundo puede acabar disgregándose en una infinitud de corrientes sin voltaje suficiente para someter a una clase política acostumbrada a siglos de depredación. En este escenario de incertidumbre no hay actor que no luzca la señal de la provisionalidad. El Gobierno, hasta que culmine el traspaso de poderes el 14 de enero de 2016, ha quedado en manos de un presidente interino cuyo principal mérito ha sido la sucesiva caída de la vicepresidenta y del jefe de Estado, comentó el país.
Las elecciones tampoco han traído ninguna respuesta clara. La clase política guatemalteca anda muy por detrás de su pueblo y ninguno de los 14 candidatos presidenciales ha sido capaz de ponerse claramente al frente de las enormes energías liberadas por la sociedad civil para desembrazarse del general Pérez Molina,agrega el matutino español.
Diario La Hora:Eduardo Villatoro
Para el analista Eduardo Villatoro de La Hora, "como lo habían vaticinado los rumores más que las pocas
encuestas previas a las elecciones presidenciales, Jimmy Morales resultó el
vencedor inobjetable, mientras Manuel Baldizón y Sandra Torres disputan el
segundo lugar, cuando anoto estos apuntes hoy, y al contrario
de lo que muchos politólogos habían pronosticado, el abstencionismo no llegó a
las proporciones que esperaban los escépticos.
Debo advertir a mis contados y desvelados lectores que como
carezco de las habilidades, conocimientos y olfato de los analistas políticos,
sociales, económicos, penalistas y de cuanta materia se encuentre en la cima de
la actualidad noticiosa, me abstengo de ahondar en los factores que impulsaron
la victoria parcial de Morales, de suerte que sería un atrevimiento de mi parte
augurar que el candidato menospreciado (por afamados científicos sociales)
probablemente será el triunfador en la segunda ronda.
La captura del señor Pérez Molina y de la señora Baldetti (vicepresidenta), determinó, en
inicial instancia, que ambos fueran conducidos a prisión, un hecho inédito en
la historia de Guatemala y que ocurrió cuando se estaba a las puertas de las
elecciones.
Esta acciones judiciales decrecieron la certeza que se tenía
en torno al escepticismo de la mayoría de los guatemaltecos en el modelo del
sistema de la democracia representativa prevaleciente en el país, y determinó
que los que fueron elegidos hace cuatro años a los cargos más relevantes del
Estado, se quedaron solitarios rumiando sus desilusiones y venganzas al ser
abandonados a su suerte por sus más fieles servidores, lo que viene a demostrar
que la lealtad entre la actual casta política está huérfana de sustentación,
como lo han demostrado tantas veces, pero en esta ocasión favoreciendo
involuntariamente los intereses democráticos.
Las manifestaciones de repudio a la clase política,
representada especialmente por Pérez Molina y Baldetti, se constituyó en una especie
de válvula de escape para que los guatemaltecos abandonaran su indiferencia y
corrieran presurosos hacia la recuperación de sus legítimos derechos,
atropellados desvergonzadamente por los políticos que se unieron en oprobiosa
alianza.
El próximo Presidente se verá obligado a encabezar las
reformas que se demandan a gritos, porque contará con el respaldo de la
sociedad, con el ojo crítico y el dedo acusador de los guatemaltecos que
despertaron de su letargo y recuperaron su dignidad, para hacerle frente a la
corrupción y la impunidad, escribió Villatoro.
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