Director-Editor de Krohne Archiv
Hay líderes que parecen “endiosarse” y llegan a creer que tienen todas las
de ganar en las luchas políticas y sociales. Sin embargo, este peligroso camino los lleva lamentablemente
"a perder la brújula” y muy pronto quedan arrinconados y pasan fácilmente al olvido.
Esto le puede llegar a ocurrir a la líder estudiantil Camila Vallejo, que se ha
destacado por su clara transmisión de ideas y como conductora de masas. Sin
embargo, las declaraciones que hizo en medios extranjeros el último fin de
semana sorprendieron porque se está metiendo en temas que por el momento no le
corresponden o hace denuncias sin respaldo que pueden llegar a tener un alto
costo para ella y el movimiento estudiantil.
En medios argentinos afirmó, por ejemplo, que los
estudiantes detenidos en las marchas fueron torturados en los cuarteles,
dejando la idea de que toda persona que es llevada a un cuartel policial en
Chile es sometida irremediablemente a torturas.
Sabemos que nuestra policía,
preparada militarmente, comete desmanes condenables, es ruda y actúa con exceso
de violencia y no se descarta tampoco que en algunos casos también cometa
graves abusos llegando hasta la tortura, pero en casos
aislados, que no dan pie para generalizar sin
mayores argumentos. Estos hechos deben ser denunciados, investigados y sus autores severamente castigados.
Camila hizo estas
declaraciones quizá pensando que si las decía en el extranjero, el tema no tendría mayores repercusiones en
Chile. Sin embargo, las comunicaciones de hoy permitieron verla a ella en vivo
por televisión (CNN) diciendo esto de las torturas que impactaron, porque no
dio fuente alguna ni tampoco fechas de cuándo ocurrieron estas supuestas
y lamentables acciones.
Todos sabemos que Camila tiene un increíble talento, además
de un carisma que políticamente la podría llevar muy lejos. Sin embargo, en estos momentos
ella es una líder estudiantil y no una líder política. Es una diferencia que
debe tomar muy en cuenta, porque hoy ella necesita a muchos sectores políticos
y sociales para poder lograr los fines del movimiento estudiantil. Sin
ellos no podrá avanzar mucho más y la reforma educacional, que cuenta con el
apoyo de un novena por ciento de los chilenos, quedará, por falta de apoyo
político-parlamentario en el camino o se
cumplirá simplemente a medias.
Por esta razón, al decir por ejemplo en otra entrevista, en
el diario El País de España, que “jamás
estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet ni a llamar a los jóvenes a
votar por ella, porque nadie me asegura que su programa sea representativo de
las ideas que el movimiento estudiantil ha planteado”, cae en el “error” de
introducir temas que están fuera de lugar y de los objetivos que actualmente persigue. Bien está que tenga una clara opinión política y considere a la ex mandataria Michelle Bachelet con un programa no representativo, pero este no es hoy el tema que debería abordar en las entrevistas. ¿Mal asesorada?
El movimiento estudiantil tiene sólo dos años para concretar todas
las reformas que ha planteado, porque nadie sabe lo que va a ocurrir en las
elecciones del 2013. Ni siquiera se sabe si el próximo invierno las marchas
seguirán siendo un elemento clave para presionar frente a la autoridad. Y para
impulsar estas ideas necesita buscar el apoyo de todos los sectores políticos
posibles. La Concertación, con un 70 por ciento de bacheletistas, puede ser
clave en el Congreso para aprobar las nuevas leyes que requiere una buena reforma
educacional. ¿Si no tiene a la Concertación, a quién entonces?
Insistió en las entrevistas que ella no recibía órdenes del
Partido Comunista, al cual está afiliada, porque “todo pasa por una decisión
personal. A mi nadie me va a obligar”. Sin embargo, defendió la vía armada por
la que optó el Partido Comunista en la dictadura justificándola con el
argumento de que “el pueblo tiene derecho a combatir en masa la violencia
estructural que existe en la sociedad. Y nosotros nunca hemos descartado la
posibilidad de la vía armada, siempre y cuando estén las condiciones”.
Sin embargo no hay que olvidar las respuestas violentistas
fachistoídes que tuvo la política de la vía armada por parte de la dictadura con sangrientos
crímenes que afectó doblemente al pueblo en la época de Pinochet. Una vía que
quedó obsoleta, triunfando al final la vía
pacifista y democrática del diálogo y del entendimiento, aglutinándose la fuerzas políticas opositoras en la Alianza Democrática que, como coalición política, duró cuatro años entre 1983 y 1987.
En este sentido, las opiniones de Camila quedan como pasadas
de moda, porque la vía violenta, a pesar de todas las crisis y problemas, está siendo ya descartada en el mundo como lo
demostró Islandia durante la crisis económica del 2008 y hoy los “indignados".
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Sus declaraciones tuvieron fuerte impacto en Chile.
Políticos de derecha que apoyaron a Camila en el marco del movimiento
estudiantil se sintieron de pronto desilusionados. Es el caso de la senadora
Lily Pérez de la oficialista Renovación Nacional: "Nos parece muy grave que gente
vinculada al movimiento estudiantil, que ha luchado por una causa que muchos
de nosotros hemos compartido en términos de los objetivos, esté hoy día fuera
de Chile hablando de que no descartan en algún momento la utilización de la vía
armada".
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