La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, comenzó hoy lunes su primera visita oficial a Cuba con una agenda marcada por los intereses económicos por encima de los políticos, en medio de su afán de reforzar las relaciones comerciales con el Gobierno de Raúl Castro, al que considera un socio estratégico.
Rousseff conversará con el presidente cubano, Raúl Castro, y desarrollará "otras actividades" que no han precisado ni los medios estatales de la isla ni los brasileños. La visita se extenderá hasta mañana martes cuando Dilma viaje a Haití para cumplir compromisos oficiales. Se desconoce también si tiene previsto hablar personalmente con el exmandatario cubano Fidel Castro, quien desde que se apartó del poder en 2006 se ha reunido con contados líderes mundiales y personalidades de gran relevancia internacional, como el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
El Ministerio de Exteriores de Brasil reveló recientemente que el verdadero objetivo de la visita de Rousseff es poder profundizar el creciente diálogo y la cooperación bilateral, con énfasis en la agenda económica.
Uno de los temas que seguramente abordará es la financiación de 683 millones de dólares (520 millones de euros) que ha entregado Brasil para la ampliación del puerto de Mariel, a unos 50 kilómetros al oeste de La Habana. Para el Gobierno de Castro esta obra es de vital importancia por contribuir a incrementar el intercambio comercial con el resto de los países de la región.
Brasil se ha convertido en los últimos años en uno de los principales socios comerciales de Cuba. En 2011, el comercio bilateral creció un 31 por ciento, hasta superar los 642 millones de dólares (unos 490 millones de euros), según datos oficiales.
Reunión con la disidencia
Todo parece indicar que Rousseff no tiene previsto reunirse con los grupos de oposición al Gobierno de Castro, según dejó ver hace unos días el canciller brasileño, Antonio Patriota, quien estuvo hace unos 15 días en La Habana para preparar la visita de la mandataria a la isla.
La conocida disidente y bloguera cubana Yoani Sánchez (foto izquierda) envió hace unos días una carta a Rousseff en la que solicitaba un espacio en su agenda para sostener un encuentro con los disidentes y, a la vez, pedía que intercediera ante las autoridades cubanas para que le concedieran el permiso de salida de la isla.
El Ministerio de Exteriores de Brasil otorgó a Sánchez el visado para asistir al estreno del documental 'Conexión Cuba-Honduras', un acto que tendrá lugar en Jequié, en el estado de Bahia, el próximo 10 de febrero. Ahora, corresponde a los servicios migratorios de la isla otorgarle la autorización de salida, documento que le ha sido negado en 18 oportunidades.
La visita de Rousseff se produce en momentos en los que el Gobierno de Castro emprende inéditas reformas económicas y sociales, en el marco de una apertura que, según fuentes oficiales, será abiertamente elogiada por la mandataria en sus encuentros con funcionarios cubanos, en virtud de su interés de que Brasil colabore con este proceso de cambios.
Cónclave del Partido Comunista
Igualmente la mandataria brasileña visita Cuba tras haberse realizado el último fin de semana un cónclave del Partido Comunista ocasión en que los 811 delegados decidieron limitar a 10 años consecutivos el mandato de los cargos políticos y estatales, con el fin de promover a cuadros jóvenes en la envejecida estructura de poder, pero cerraron tajantemente la puerta a un sistema multipartidista en la isla.
En su discurso de clausura de la primera Conferencia Nacional (congreso extraordinario), el Presidente Raúl Castro señaló que el límite a los cargos públicos se aplicará de manera "paulatina", aunque no mencionó un plazo determinado para la reforma y sólo dijo que tendrá efecto en cargos "fundamentales". "Una vez definida y acordada la política por las instancias pertinentes, podremos iniciar su aplicación paulatina sin esperar por la reforma constitucional", dijo.
Raúl, de 80 años, había propuesto en abril de 2011 limitar a dos periodos consecutivos de cinco años el tiempo en un cargo, incluidos los que él desempeña -Presidente de Cuba y primer secretario del PCC- con el fin de promover a cuadros jóvenes en el Estado y el partido. Bajo esa base, Castro podría permanecer como primer secretario del PCC hasta abril de 2021.
Castro dijo que era una "vergüenza" que no esté preparada una generación de relevo: de los 15 miembros del selecto Buró Político escogidos en el VI Congreso del PCC, en abril de 2011, sólo tres tienen menos de 65 años.
Castro, por otra parte, prometió ayer domingo que no tendrá "contemplaciones" con los funcionarios corruptos y que divulgará detalles de los casos que están bajo investigación.
El Presidente, por otro lado, aludió a las inquietudes surgidas en medio del proceso de reformas económicas de que la cúpula comunista cubana pondría fin al monopartidismo. La idea de un partido único como "fuerza dirigente superior" de la sociedad es un "concepto al que jamás renunciaremos", dijo.
"Renunciar al principio de un solo partido equivaldría sencillamente a legalizar al partido o los partidos del imperialismo (Estados Unidos) en el suelo patrio", señaló. "Defendemos el sistema del partido único frente al juego de la demagogia y la mercantilización de la política".
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