La llamada primavera árabe deja ya a tres dictadores derrocados, a uno muerto, pero aún se mantienen otros tres en el poder que luchan con todas sus fuerzas para calmar a los rebeldes para poder seguir gobernando. Estos últimos que son el sirio Bashar al Asad; el yemenita Abdalá Saleh; y Hamad bin Isa al Jalifa de Bahrein no quieren terminar igual que los derrocados Hosni Mubarak en Egipto y el tunecino Ben Alíni ni menos muerto como el libio Muamar Gadafi ayer.
Las revueltas populares, que comenzaron en diciembre del año pasado en la ribera sur del Mediterráneo, han puesto fin a los regímenes de algunos de los mandatarios más longevos de la región como el propio Gadafi, en el poder desde 1969.
Libia
El coronel Muamar el Gadafi murió ayer en Sirte tras ser capturado por los rebeldes, tras casi nueve meses de conflicto armado entre el régimen libio y las fuerzas combatientes, que deberán ahora anunciar el fin de la guerra y el comienzo de una nueva época para el país. Fue capturado tras la caída del último foco de resistencia en Sirte, la misma ciudad que lo vio nacer, donde los últimos hombres fieles al dictador combatieron hasta el final durante más de un mes, después de que los milicianos tomaron el control de Trípoli a fines de agosto, desde donde Gadafi se vio forzado a huir.
Túnez
Ben Alí, ex presidente de Túnez, abandonó el poder el 14 de enero de 2011 tras una revuelta popular que arrancó el 17 de diciembre anterior. La espita que incendió el país fue la decisión de un joven licenciado que trabajaba de vendedor ambulante de suicidarse prendiéndose fuego en protesta por su precaria situación y la prepotencia de las autoridades.
Ben Alí logró huir a Arabia Saudí junto a su segunda esposa, Leila Trabelsi, y el 15 de febrero de 2011 sufrió, según una cadena francesa, un accidente cerebrovascular que le dejó temporalmente en coma. En abril la justicia tunecina abrió 18 procesos judiciales contra él y su familia y pidió su extradición.
Ya ha sido juzgado en rebeldía en relación con tres causas y condenado a penas que suman 66 años y seis meses de cárcel, por delitos de posesión ilegal de armas y estupefacientes, malversación de fondos públicos y corrupción inmobiliaria. Este domingo, Túnez celebra elecciones generales multipartidistas libres tras 24 años de tiranía.
Egipto
El 11 de febrero de 2011 el presidente egipcio, Hosni Mubarak, renunció a la Presidencia tras dieciocho días de disturbios en el país. Un tribunal egipcio congeló sus bienes y le prohibió salir de Egipto, ahora gobernado por una Junta Militar presidida por el que durante dos décadas fue su ministro de Defensa, Mohamad Husein Tantawi.
En abril fue hospitalizado por una "crisis cardiaca" y desde entonces aparece en público, en los juicios emprendidos contra él, en camilla. En agosto comenzó un juicio, que aún sigue, contra él y sus hijos Alaa y Gamal, y el extitular del Interior Habib el Adli, todos ellos acusados de asesinato premeditado e intento de homicidio de manifestantes durante las protestas.
Las protestas populares contra el régimen de Mubarak, en medio de una enorme crisis económica y una gran división en la élite política y militar, encontraron en el empeño de Mubarak en colocar como sucesor a su hijo Gamal uno de los catalizadores de la revuelta, que supo también aprovechar las nuevas tecnologías y las redes sociales.
Siria
Bashar Asad, jefe del Estado de Siria y secretario general del Partido único Baaz, ascendió al poder en el año 2000 tras la muerte de su padre Hafez el Asad. Al principio, su ascensión al poder llegó acompañada por la esperanza de una reforma económica, política y social que una década después se ha evaporado.
En la actualidad, él y su familia dirigen la represión más sangrienta en toda la región al tiempo que denuncia supuestas conspiraciones internacionales.
Hasta el momento el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no ha atendido el requerimiento de sanciones que piden algunos estados miembros, que han decidido aplicarlas unilateralmente, ya que en su seno hay países como Rusia y China que se oponen a ello.
Hoy, la Liga Árabe anunció que el próximo 26 de octubre enviará una comisión a Siria para tratar de propiciar la apertura de un diálogo entre el régimen y la oposición, tras haber recibido el visto bueno de las autoridades de Damasco. La actitud del régimen y la crudeza de las represión, que ha causado la muerte a cerca de 3.000 personas -según cifras de la ONU- desde que las protestas estallaran a mediados de marzo, ha ocasionado también deserciones militares.
Yemen
Aalí Abdala Saleh, militar de carrera, en el poder desde 1978 cuando gobernaba Yemen del Sur y era un país dividido, mantuvo el cargo tras la reunificación en 1990, y ha amagado con ofertas de renunciar al poder que no se han materializado. A estas protestas se unió a finales de febrero el líder de la influyente tribu Hashid, Husein Abdalá al Ahmar, antiguo aliado de Saleh.
El mandatario regresó el pasado 23 de septiembre por sorpresa al Yemen, tras permanecer convaleciente en Arabia Saudí durante más de tres meses después de sufrir heridas graves en un atentado en la mezquita del palacio presidencial Saná, el 3 de junio. Durante los meses en lo que estuvo ausente cedió el poder provisionalmente a su vicepresidente, Abdarabu Mansur Hadi.
Bahrein
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado que en la represión y enjuiciamientos posteriores han sido represaliados incluso los médicos y sanitarios que atendieron a los heridos en la plaza de la Perla, donde se concentraban los manifestantes. Igualmente han denunciado el apoyo militar saudí y la venta de armas estadounidenses.
No a los dictadores, solo hacen que su pueblo viva miserias
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