El componente naval del escudo antimisiles de la OTAN tendrá su principal base en España. Estados Unidos desplegará cuatro destructores, hasta 1.100 militares y 100 civiles en la base de Rota (Cádiz) como parte del nuevo sistema de defensa frente a los misiles balísticos de países como Irán o Corea del Norte.
El acuerdo, que se ha negociado en secreto en los últimos meses, fue anunciado hoy en Bruselas por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Aunque EE UU no ha detallado qué tipo de buques desplegará en Rota (Cádiz), sí ha anticipado que estos irán dotados con el sistema de combate Aegis. La Navy cuenta con 18 buques de guerra equipados con la última versión del Aegis, especialmente diseñada para la defensa contra misiles balísiticos (BMD): se trata de 15 destructores Arleigh Burke y tres cruceros Ticonderoga, ambos con unas 9.500 toneladas y unos 350 tripulantes.
El Sistema de Combate Aegis (en inglés: Aegis Combat System, abreviado ACS) es un sistema de armas naval integrado desarrollado en Estados Unidos por la División de Misiles y Radares de Superficie de la RCA Corporation, y ahora producido por Lockheed Martin. El sistema utiliza potentes radares y computadores para rastrear y guiar misiles para destruir blancos enemigos. Inicialmente creado para la Marina de los Estados Unidos, actualmente el Aegis también es utilizado por la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón, la Armada Española, la Marina Real Noruega y la Marina de la República de Corea, marinas en las que sirven en torno a 100 buques equipados con este sistema.
En el caso de la Rota, los cuatro buques adscritos al escudo antimisiles serán los primeros de la Armada estadounidense que tengan su base permanente en España, ya que los que habitualmente hacen escala en Rota y otros puertos están basados en Italia. El Gobierno confía en que el aprovisionamiento y mantenimiento de los buques genere unos 300 empleos directos y hasta 1.000 indirectos en la bahía de Cádiz. Aunque la Armada española cuenta con cuatro fragatas F-100 dotadas también con el sistema de combate Aegis no está previsto que, al menos por ahora, se integren en el dispositivo aliado.
El acuerdo con EE UU supone un cambio sustancial del papel que desempeña la base de Rota en la defensa aliada. Sin embargo, el Gobierno considera que no es necesario modificar el convenio bilateral de defensa, que data de 1988 y fue enmendado en 2002.
Según el diario “El Pais” de España, la Alianza Atlántica desarrolla en paralelo tres áreas de sus actividades de defensa antimisiles: 1.- Sistema activo multicapas de defensa antimisiles de balística de corto y medio alcance. Su objetivo es proteger a las fuerzas de la OTAN desplegadas en el terreno de ataques de misiles de corto y medio alcance, en un área de 3.000 kilómetros. El sistema, cuyo desarrollo se completará en 2018, consistirá en un complejo sistema de sistemas multicapa. 2.- Defensa antimisiles para proteger el territorio de la Alianza. En la Cumbre de Lisboa de noviembre de 2010, los aliados acordaron aumentar la protección de las tropas de la Alianza y hacerla también extensible a su territorio y su población. En junio de 2011, los ministros de Defensa de la OTAN aprobaron un plan de acción que contempla los pasos necesarios para poner en marcha el sistema. 3.- Cooperación con Rusia en defensa antimisiles. En 2003, bajo el auspicio del Consejo OTAN-Rusia, se encargó un estudio para evaluar la interoperabilidad entre el sistema antimisiles de la OTAN y el de Rusia. Entre otras acciones, ambos han acordado analizar las amenazas de misiles, y retomar la cooperación de defensa antimisiles de corto y medio alcance.
El escudo antimisiles del presidente de EE UU, Barack Obama, menos agresivo que el de Bush, sigue causando malestar en Moscú, que teme ver neutralizada su capacidad ofensiva.
Se trata de un plan que ha causado grandes tensiones entre Washington y Moscú a lo largo de los últimos años. Su finalidad declarada es el establecimiento de un sistema defensivo para neutralizar eventuales ataques a Occidente procedentes desde Oriente Próximo, con especial atención a Irán. Rusia, sin embargo, considera que el despliegue tiene a la vez como objetivo neutralizar parte de sus capacidades ofensivas.
La primera versión del proyecto, impulsada por la Administración de George W. Bush, causó duros enfrentamientos diplomáticos, al prever el despliegue de misiles interceptores en Polonia y República Checa. Moscú consideraba que ese posicionamiento estaba pensado para neutralizar sus capacidades.
Según El País, Barack Obama ha dado sin embargo un giro radical. En septiembre de 2009, su Administración anunció haber optado por un sistema de intercepción más ágil que el anterior, que utiliza misiles SM-3 (Standard Missile), diseñado para ser instalado en buques de guerra y dirigido a neutralizar misiles de corto y medio alcance. El escudo de Bush, en cambio, estaba pensado para contrarrestar misiles de largo alcance, y habría tenido que ser necesariamente instalado en silos. Irán no tiene misiles de largo alcance y no es previsible que los tenga en los próximos años. Esto alimentaba la suspicacia de Moscú.
La decisión de Obama se debe a dos factores: la voluntad de mejorar las relaciones con Rusia y el deseo de optar por un proyecto más barato y en fase de desarrollo más avanzado y testado. Sin duda el nuevo plan es más aceptable para Moscú, que sin embargo ha seguido manifestando cierto malestar, aunque con intensidad menor.
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