Corría el 28 de noviembre de 1520 cuando el cronista véneto Antonio Pigafetta revelaba la existencia de Chile en su “Relazione del Primo Viaggio Attorno il Mondo” (Relación del Primer Viaje en Torno al Mundo).
“Credo non sia al mundo, el più bello e miglior stretto come è questo…Questo stretto è longo cento e dieci leghi…che va a riferire in un altro mare, chiamato Mar Pacifico, circondato da montagne altissime caricate de neve”.(*)
El primer descubridor de Chile comunicó su hallazgo en su idioma, el italiano.
Así, 15 años antes de que el adelantado Diego de Almagro llegara a Copiapó, se iniciaba en nuestro país una relación de amor productivo con Italia.
Luego sería la República de Génova, aliada de la Corona española, la que ofreciera a uno de los suyos, el capitán y luego Almirante Giambattista Pastene, para servir a Carlos V y participar en la fundación de la Capitanía General de Chile bajo el mando de un “aproblemado” Pedro de Valdivia.
Pastene hizo irreversible la Conquista mediante la exploración marítima…como buen genovés.
Después se convirtió en uno de los primeros Alcaldes de Santiago – 1564 y 1568 – y también regidor en cinco períodos.
También la Independencia de Chile contó en sus momentos más críticos con la solvencia militar de un hijo de Parma, Giuseppe Rondizzoni.
Este militar, liberal y “Carrerista”, volcó en el Ejército Libertador, en la Expedición al Perú y en la Liberación de Chiloé toda la experticia adquirida en las armas Napoleónicas.
Según Manuel Blanco Encalada, Rondizzoni le salvó la vida al Ejército Libertador en el desastre de Cancha Rayada. Sus técnicas de retirada evitaron un desastre militar a manos de las tropas realistas.
Sufrió la persecución de los “O’higginistas” y el exilio en el extranjero pero, con su calidad profesional y su vocación de servicio público, pudo superar estos antagonismos y se radicó definitivamente en Chile asumiendo la Jefatura del Estado Mayor del Ejército (1851) y después la Intendencia de Concepción, Talcahuano y de Chiloé.
Los testimonios de Pigafetta, Pastene, Rondizzoni, además de Toesca – el gran urbanista de Santiago colonial, De Agostini – el explorador y cartógrafo que “descubrió” el Chile Austral” – y tantos otros, demuestran que la presencia italiana en Chile va más allá de la mera migración y se convierte en un aporte fundacional.
Por eso la Academia Parlamentaria y el Grupo Interparlamentario Chileno-Italiano, compuesto por 35 senadores y diputados ítalo-chilenos analizaron la semana pasada la Influencia Italiana en Chile en un Seminario con la participación de periodistas, académicos y estudiantes en la sede del Congreso Nacional de Valparaíso.
Un paso adelante hacia un justo reconocimiento del aporte italiano a nuestro país.
* Creo no haya en el mundo estrecho más bello y mejor como es éste…Este estrecho tiene ciento diez leguas de largo…que va a desembocar en otro mar, llamado Mar Pacífico, circundado por montañas altísimas cargadas de nieve. (El estrecho sería llamado Magallanes)
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