El ministro Bulnes plantea el tema del lucro en la educación superior de manera ladina: dice que no pueden los pobres financiar a los ricos con la gratuidad total de la educación.
Ese argumento es falaz y real a la vez. Es real pues quienes pagan impuestos en este momento son los pobres y la clase media. Los ricos prácticamente no aportan nada. Si creen que estoy delirando, revisen El Mercurio, día domingo de dos semanas atrás, pues ahí explica este diario, en dos páginas bien ilustradas, cómo están formuladas las estrategias que usan los que más ganan para eludir los impuestos en Chile.
Sin embargo, es también una falacia del ministro Bulnes, puesto que la gratuidad universal se basa sobre el entendido que habrá una reforma tributaria en que los que más ganan, más contribuyan al financiamiento del Fisco. Entonces no importa que los ricos estudien gratis, pues sus padres estarán pagando el proporcional a sus ingresos y, en consecuencia, están pagando la educación de sus hijos y de otros menos afortunados.
Pero es justamente esa reforma tributaria la que el ministro Bulnes no desea plantear junto al tema de la gratuidad, por eso habla de que los pobres financiarían a los más ricos. Claro, si se mantiene el actual sistema tributario donde los únicos que aportan a financiar la seguridad de los más ricos, son los más pobres, entonces eso se hace verdad. Más aún, de todos modos ya los más pobres vienen financiando la educación de los más ricos desde hace mucho tiempo, es decir, desde que se modifico la proporción tributaria regresiva que hoy se aplica en Chile: justamente cuando estos mismos personajes que hoy gobiernan, también eran gobierno.
Entonces los estudiantes tienen toda la razón, primero hay que hablar de cómo financia una educación gratuita sin discriminación, porque ya no importaría que los ricos se eduquen gratis, pues gozarían de los mismos derechos de todos los hijos de chilenos. Lo que sí no es justo, es que los ricos se eduquen gratis sin aportar nada a la educación vía impuestos, y se lo tengan que pagar los pobres, como sucede hoy, cosa que confirma el Ministro en sus propios dichos.
Los estudiantes hablan en esta mesa de diálogo con la seriedad que carece el Gobierno. Plantean las vías de financiamiento de la gratuidad, es decir la eliminación del lucro, que para el caso vienen a significar lo mismo, en apariencia. Pues también es cierto que se puede tener gratuidad sin eliminar el lucro, pues en ese caso sería el Estado el que financiarían, en su totalidad, el lucro de los privados. Algo parecido viene aconteciendo con el Plan Auge, o si no pregúntese usted por qué males (enfermedades) las clínicas privadas se han expandido al nivel que lo vienen haciendo, desde que el Plan Auge está en vigencia.
De lo que se trata, según nuestros estudiantes, es que se elimine el lucro y que ese exceso de gasto en la educación privada, ahora asumido por las familias, y capitalizado por los empresarios de la educación, sea erradicado desde los privados y transferido a la responsabilidad del Estado, pues saldría mucho más barato a todos, al Estado y a las familias, y perfectamente se puede reemplazar las buenas infraestructuras inmobiliarias que hoy poseen las instituciones privadas (y que forman parte del artificio para la consumación del lucro), y ser abonada entonces a una buena calidad docente, que es lo que no se considera en los altos aranceles que se imponen.
Lo que saben los estudiantes es que a este Gobierno le interesa mantener el estatus quo en términos de lucro y en la parte tributaria. Es decir mantener todo tal cual. Si los estudiantes aceptan esto, quiere decir que aceptarían seguir financiando a los ricos en la educación pública, pues quienes pagan los impuestos son sus padres, es decir los de clase media y los pobres, mientras los ricos se apropian de la educación de más calidad sin pagar un centavo.
Ya se sabía con la ley de presupuesto enviada al Congreso, por el ejecutivo, que el Gobierno no estaría dispuesto a alterar la fórmula regresiva de la tributación para entregar recursos, desde los ricos, a la reforma educativa. Eso lo debe saber el país y no aceptar que el Gobierno ni el Ministro del ramo achaque las culpas a los estudiantes. Eso es hipocresía maléfica.
Lo perverso del sistema del lucro, disfrazado en la ordenanza de “sin fines de lucro” en que se amparan los especuladores empresariales en la educación superior (entre ellos el ex ministro de educación don Joaquín Lavín, quien, por sus propios dichos, en que reconoce haber lucrado por años, debió ser procesado por fraude al Fisco), se amparan, digo, para eludir impuestos desde otras actividades donde obtienen altas ganancias, como la bancaria y la financiera. Esto se puede comprobar si se ve quiénes son los nuevos socios que entran a formar parte de las inmobiliarias asociadas a las universidades privadas.
Entonces no sólo se trata de hacer justicia respecto a la educación de nuestros jóvenes, se trata también de adecentar un área tan sensible para la clase media y los pobres de Chile, ya que se ha transformado, junto a las farmacias, los bancos y el “retail” (venta masiva al detalle o “detal”), además de las mineras, en las actividades más especulativas e inmorales de nuestra nación.
No hay, entonces, señor ministro Bulnes, contradicción entre gratuidad y justicia distributiva, pues esta supone una reforma tributaria en que se haga aportar a los ricos para la educación de sus propios hijos, cosa que hoy no hacen.
Pero si, con todo, ustedes que hoy son gobierno y socios con los poderes económicos que mandan en Chile, no desean o no pueden afectar a sus amigos, entonces está la alternativa que plantean también nuestros preclaros y serios estudiantes: que cobren más impuestos sobre los recursos que hoy no tributan prácticamente nada, constituyendo una afrenta a nuestra inteligencia y dignidad, como país.
Pero, al parecer, el dogmatismo inocente o perverso de nuestro gobierno, tampoco le permite asumir esta ruta, pues los intereses también se han sembrado fértilmente en esos dominios.
Entonces, amados estudiantes, a seguir luchando, pues la fiera tiene bigotes largos, y se les puede jalar desde ahí.
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