Por Gabriel Sanhueza Suárez
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Quería escribir sobre el desahucio de Einstein, hecho que conmueve hoy al mundo de la ciencia.
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Quería escribir sobre el desahucio de Einstein, hecho que conmueve hoy al mundo de la ciencia.
¿Hay algo que se mueva más rápido que la luz?, se preguntó hace cien años el físico más grande de toda la historia. “Nada”, se respondió a sí mismo.
Ahora llega desde Italia la noticia de que si existe algo que se mueve más rápido que la luz, que alcanza la friolera de 299.792.458 m/s.
El terremoto científico ocurrió el pasado jueves 29 de septiembre. Ese día un grupo de físicos constató que los neutrinos, un tipo de partícula subatómica, es decir más chica que un átomo, que casi carece de masa y no tiene carga supera la velocidad de la luz.
En 60.7 nanosegundos, lo que no es mucho, si sabemos que un nanosegundo es la milmillonésima de un segundo, lo que es lo mismo que 10 elevado a la 9.
O sea los neutrinos “volaron” desde la Agencia Europea para la Investigación Nuclear, en la frontera franco-suiza hasta el laboratorio Gran Sasso en Italia a una velocidad de 299.798.454 m/s.
Un golpe duro contra la física moderna, que obligará a todos a repensar todo, partiendo por las velocidades máximas y lo más terrible con el principio que primero está la causa y después el efecto.
Un tema apasionante, pero que mejor lo dejo, porque ya me imagino, la sonrisa irónica de mi amigo Polo, si llega a leer estas líneas. Aún recuerdo como se desternilló de la risa cuando vio que leía un libro sobre moluscos, para entender las diferencias entre los murícidos y los tónidos.
Y mientras Einstein decae, las demandas de los estudiantes chilenos siguen en auge. Al altísimo apoyo con que cuentan entre la ciudadanía, cerca del 90%, se sumó un fuerte espaldarazo del Fondo Monetario Internacional, FMI.
Este organismo recomienda aumentar los impuestos a las empresas para tener ingresos fiscales que atiendan las necesidades sociales como disminuir la desigualdad de ingresos y las insatisfechas, entre ellas, una educación pública y de calidad.
Esta afirmación deja en una posición más incómoda aún al deteriorado gobierno de Piñera y refuerza las posiciones de los estudiantes que le están cambiando la cara a mi país.
Estudiantes, que como escribió Violeta Parra son: “Jardín de nuestra alegría, aves que no se asustan, de animal ni policía”. Aunque esta última estrofa sea por estos días sólo un pleonasmo.
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