Memorial a los 22 campesinos de Paine |
La primera vez que escuché del asesinato de los campesinos de Paine, fue en Berlín, de boca del “Campecha”. Era una noche de juerga y ya medios tomados habíamos terminado en un bar pidiendo cervezas, más por impulso automático, que por ganas.
Al “Campecha” le decían así porque era campesino. De esos que vivieron la Reforma Agraria iniciada en el gobierno de Eduardo Frei Montalva y profundizada durante la Unidad Popular. Era un “asentado”*. Nunca ocultó su origen campesino y se reía de los exiliados como yo, que comíamos las empanadas con cuchillo y tenedor y no le hacíamos mucho al arrollado huaso,** que el mismo preparaba en su casa.
Esa noche, durante horas me relató cómo inmediatamente después del golpe se había desatado el terror en la zona. Civiles de extrema derecha, acompañados de carabineros y militares tomaban venganza buscando y asesinando a dirigentes campesinos. El miedo se expandía, sobre todo al caer la oscuridad, en las pequeñas localidades de Paine, Hospital, Chada, Huelquen, el Vínculo, Pintué, Laguna de Aculeo…
Lo increíble era que los civiles lista en mano guiaban a los uniformados por los asentamientos, entregando nombres y muchas veces participando directamente en las detenciones y los crímenes.
En el mes de octubre de 73, el día 16 exactamente , militares apoyados por civiles se llevaron a 22 personas del asentamiento 24 de Abril, conocido desde entonces como “El Callejón de las Viudas”,*** porque allí todas mujeres perdieron a sus hombres luego de aquella noche maldita.
Confieso que en ese bar de mala muerte en Kreuzberg, no le creí al Campecha lo de tanto asesinato. Instintivamente pensé que en el exilio las historias de lo sufrido aumentaban proporcionalmente a la distancia del terruño. Sólo años más tarde, corroboré que Paine tiene el mayor número de ejecutados y desaparecidos de Chile, en proporción a sus habitantes.
"Campecha”, logró escapar por milagro de todas esas redadas y no sé cómo llegó exiliado a Berlín, trabajando siempre en las cocinas oscuras de distintos restaurantes y pizzerías. Añorando siempre los tiempos de dignidad y orgullo que tuvo cuando le entregaron las tierras que hasta entonces pertenecían a latifundistas de la zona, muchos de ellos convertidos después del golpe en asesinos. Y lo que es peor, asesinos impunes que hasta hoy caminan por las calles de Paine.
*Asentamiento era una etapa transitoria social y económica de la organización campesina para explotar la tierra expropiada, hasta que se les destinaba definitivamente.
**Carne de cerdo cocida y aderezada acomodada en un rollo amarrado con cordel.
*** Ver “El Callejón de las Viudas”, de Ruby Weitzel. Editorial Planeta.
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