La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf (foto izquierda), la activista liberiana Leymah Gbowee (al centro) y la yemení Tawakkul Karman (derecha) fueron galardonadas hoy con el Premio Nobel de la Paz 2011, anunció el comité Nobel noruego en Oslo.
Ellen Johnson Sirleaf y Leymah Gbowee recibieron el premio por su exitosa lucha para poner fin a la guerra civil en Liberia tras 13 años, según el presidente del comité, Thorbjørn Jagland.
Karman, por su parte, es considerada una de las figuras más conocidas del movimiento de protestas en Yemen, uno de los países sacudido por la llamada primavera árabe. El premio, que se entrega en Oslo el 10 de diciembre, en el aniversario de la muerte de Alfred Nobel, está dotado con diez millones de coronas suecas (casi 1,5 millones de dólares).
La mejor presidenta de Liberia
La presidenta liberiana realizó una carrera meteórica antes de convertirse en la primera mujer en llegar a ser jefa de Estado en África en 2006. Ellen Johnson Sirleaf, de 72 años, estudió en la universidad de Harvard en Estados Unidos y se hizo un nombre poco a poco en instituciones internacionales como la ONU o el Banco Mundial. En 2006 llegó a la cima de su carrera al prestar juramento como presidenta de Liberia. La economista nacida en 1938 en Monrovia asumió la presidencia de un país al borde del abismo tras más de diez años de guerra civil.
Una de las prioridades que se impuso la presidenta, madre de cuatro hijos y abuela de ocho nietos, fue desde el comienzo la reintegración de niños soldados traumatizados por la guerra. Johnson-Sirleaf creó también una Comisión de la Verdad y la Reconciliación inspirada en el modelo sudafricano, que debe investigar las atrocidades de la guerra civil. La revista "Newsweek" la colocó en 2010 en la lista de los diez mejores jefes de Estado del mundo, y "The Economist" la calificó también como la mejor presidenta de la historia de Liberia.
El Nobel de la Paz, que ahora la presidenta liberiana comparte con otras dos valerosas mujeres, fue legado por el sueco Alfred Nobel (1833-1896). El inventor de la dinamita pidió en su testamento al Parlamento noruego, el Storting, que concediera la distinción a hasta tres personas u organizaciones al año por sus méritos en busca de la paz.
Los galardonados deben haber hecho "el mejor o mayor esfuerzo por la fraternidad entre Estados, por la abolición o desarme de ejércitos activos, así como por la organización o el incentivo de conferencias de paz". El Nobel de la Paz premia también desde 1960 la lucha por los derechos humanos y desde 2004 los esfuerzos a favor del medio ambiente.
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