Por Walter Krohne
Sin Dios ni Ley....así se hacen las cosas en Chile.
Cuando la derecha capitalista dice "no va más", los cambios se hacen sin ningún tipo de alternativa o de diálogo entre las partes. Frente al cierre del diario La Nación, acordado hoy, los 300 empleados de esta casi centenaria casa periodística que, en su mayoría quedaría desempleado, no tienen nada que decir, sólo callarse y acatar.
¿Cuánto tiempo estuvo en pauta el cierre de La Nación en el Palacio de La Moneda ? ¿Hubo algún contacto entre el Gobierno, los accionistas del diario y el sindicato de La Nación, Colegio de Periodistas o el Círculo de Periodistas?
Nada, cero.
Si las cosas siguen así todos la vamos a tener difícil, el gobierno, los periodistas y los lectores, que se quedarán con una menor oferta de medios a través de los cuales pueden ir formándose los criterios necesarios para entender, apoyar o rechazar una iniciativa.
Lo peor es que la oposición prácticamente no existe, es nula, y el gobierno, a pesar de no tener mayoría en el Congreso, hace y deshace. Hoy, en la protesta de los empleados de La Nación efectuada frente al diario, el presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Raúl de la Puente, criticó la ausencia de los parlamentarios opositores. "A algunos presidentes de partido los he visto en algunas conferencias de prensa, (Nota de KA: como Carolina Toha que integra una comisión "Salvemos a La Nación"), pero no basta con eso. Hoy día es necesario que estén aquí presentes, con los trabajadores, frente a este diario en el momento en que se está tomando esta determinación y no los vemos", comentó.
¡Esto ya lo dice todo!
Los trabajadores son los que están en una peor posición, porque son los que más fuertemente deben acatar "la voz del amo", que parece ser la nueva forma y camino para relacionarse entre el oficialismo y la gran masa de electores que vive en un sistema "democrático", pero que lo único que tiene o recibe del sistema es la obligación de ir a votar cada cuatro años.
La Junta de Accionistas del diario acordó hoy el cierre de la edición impresa para potenciar un nuevo proyecto en una versión digital. Todo esto era ya un secreto a voces. Faltaba sólo el ¿cuándo? Para que hacer entonces tanto circo cuando la orden de La Moneda era perentoria: cerrar el diario.
Luego viene la declaración oficial entregada por la vocera Ena von Baer o Bär, da lo mismo: La Moneda respaldó la decisión de la junta de accionistas del diario La Nación. "La voluntad del Gobierno (quiza quiso decir: la orden del Reino) es mantener el diario la Nación en forma sustentable" y para ello solicitó al directorio que lo "acomode a los nuevos tiempos".
"Se está desarrollando un proyecto para mantener este diario y también se ha pedido que esto se haga respetando siempre los derechos de los trabajadores", declaró, luego que cerca de un centenar de integrantes de las áreas periodística, administrativa, imprenta y distribución se manifestaran hoy contra la medida que pone fin a la edición impresa del diario, cuya propiedad pertenece principalmente al Estado.
"La responsabilidad del directorio es hacerlo sustentable y adaptarlo a los tiempos", recalcó la vocera de Palacio. Cuando todo quede en nada o nada funcione, el Gobierno le echará la culpa, seguramente, a este directorio, que además lo calificará de inepto, para explicar el "fracaso del proyecto".
No, por allí no va el "tema de la creación de un nuevo Chile" que debe hacerse entre todos.
Ahora seguirá la lucha en los tribunales donde el sindicato de La Nación impugnará la competencia de la junta de accionistas que hoy "asesino" a un nuevo diario en Chile.
El dirigente Víctor Pérez destacó que la acción legal será interpuesta por el sindicato que posee 40 acciones preferentes en la empresa, basándose en que "para implementar el nuevo modelo de negocios el accionista mayoritario, que es el fisco, primero tiene que necesariamente modificar los estatutos".
No lo olviden: Los ricos y poderosos siempre harán lo que se les antoje frente a la hoy débil clase trabajadora y al pueblo que desea más pluralismo informativo y libertad de expresión, que no tiene.
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