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domingo, 28 de noviembre de 2010
Gabriela, eternamente
Por Hugo Latorre Fuenzalida
Gabriela no sólo escribió buena poesía, también compuso excelente prosa. No sólo habló a la sensibilidad, también se dirigió a la razón; habló de nuestra infancia, pero también de los mayores; tomó a Chile en su dimensión histórico-social, claro que a la luz de su extensa erudición del alma mestiza que nos compone y da forma, y que le permite compararla con las otras naciones de América, con igual solvencia, ya que conocía toda su literatura y su historia, sus geografías y sus más grandes hombres.
Gabriela escribió una carta, por allá por finales de los años 40, a un político e intelectual joven de Chile, quien le había pedido comentara un libro suyo, bastante conocido posteriormente. Ese hombre llegó a ser presidente de Chile. En esa carta de respuesta, Gabriela habla de Chile, sus instituciones, su gente y de política. Creo que es necesario releer ese documento, pues nos retrata de forma brillante y directa, como era ella, además de usar una prosa elegante y apasionada.
Chile, país eco y la educación marginal
La Mistral señala, por ejemplo, al comentar una afirmación del autor sobre Chile, en que expresa: "Chile es por excelencia un país de repercusión, y seguramente no hay otro donde se imite más servil y rápidamente al Viejo Mundo". Ella complementa: "A causa, amigo mío, de una educación que sólo ha desarrollado en los mozos la forma marginal del pensamiento"
¿Acaso no es este un tema que nos cae como sombrero en la cabeza de las actuales generaciones? Es eso mismo lo que se discute hoy: el que se ha impuesto un sistema económico y social absolutamente importado, "llave en mano" y extremado a su máxima expresión y posibilidad.
¿Acaso no es nuestra educación todavía marginal en el pensamiento? Lo estamos viviendo en estos días, donde los estudiantes se levantan a pedir cambios de verdad, cambios pensados, no imitados; cambios justos, por demás.
A renglón seguido, continúa nuestra poetisa:
"Debe seguir siendo muy grande nuestra quiebra de imaginación, para que no haya en nosotros una pizca de creación, ni realista ni utópica, que nos lleve a intentar alguna empresa política criolla, la cual esté marcada por el pulgar de una raza tan viril como la chilena. Estamos obligados a pensar en que es la educación quien mutila a nuestra juventud, porque la raza no tiene amilanamiento y tampoco pereza. Quien nos mire en este momento ve en Chile un espectáculo un poco grotesco: la "zalema" colonial hacia los Imperios, idéntica a la del Rey de Túnez o los reyezuelos hindúes dan al Residente francés y al Príncipe de Gales....Naturalemente no se trata hoy de adular a estas dos potencias, una caída y la otra acorralada. Lo mismo da; han cambiado los soberanos y, para mayor novedad, existe un nuevo imperio...."
"...por esto, la invalidez para crear un módulo propio de vida da un asombro que resbala a cólera; tanto leer de política; tantos años de vivir una vida americana, es decir, original; tanto énfasis como el que corre por nuestros textos escolares de Historia, y venir a parar en que no hallamos para salvarnos sino la receta nazi, o la fascista, o la comunistoide, o la portuguesa o la cavernaria,¡cualquiera, menos la propia!
"Nosotros no resistimos el éxito en ningún campo, nos embriaga como el alcohol de madera o de caña, arrebatándonos la lucidez; nos evapora las flacas convicciones que tenemos y acaba por apabullarnos enteramente. El exitismo sudamericano es algo descomunal. Me conozco muy bien su cara vulgar; la he visto en la condescendencia ante el dinero, ante el poder estatal, ante la mediocridad personal afortunada. La victoria de tal o cual régimen nos convence como la macana, con un golpe en la nuca y nos paraliza las facultades de reacción, entregándonos al caporal extranjero. Eso le ocurrió al pobre Atahualpa delante del puñado de blancos; eso mismo al Moctezuma de los oráculos y eso también a los ilustres jacobinos de 1810, que recogieron la receta francesa de pe a pa."
Nuestro autoritarismo
"La dictadura militar no es ninguna novedad entre nosotros, como que ella representa nuestra doble tradición. La Historia hispanoamericana no viene a ser otra cosa que el trance de una Libertad-Pasión, de la que llamaría Unamuno una Libertad-Agónica que hace su Vía Crucis cayendo y levantando"...."Nuestra verdadera tradición se llama tiranía: el caciquismo de los indios, que se apartó de lo cavernario sólo en el noble imperio de los Incas, y el caudillo español, cuyo cogollo más limpio y decoroso sería la dictadura porfiriana de México. Nacimos de semejante ángulo y aún no salimos de él."
"Cuando en Europa las gentes me preguntaban si en tal o cual país de la América había "democracia", "socialismo", "dictadura" o "anarquía", mi embarazo era el mismo de hoy. Eso no, solía decirles a la primera consulta. Venía la segunda. Tampoco eso, y el diálogo solía acabar en un silencio o con una sonrisa. Y el sonreír no era hurtar, sino respetar las palabras, así las mejores como las peores. Porque nuestro Continente, hijo de la confusión desde la sangre a las ideas, no tiene clasificación europea posible en los asuntos sociales."
Los católicos y el dinero
"Es humano que el católico, como cualquier hombre, busque el dinero, lo gane y fatalmente lo vuelva capital. Pero lo que no es cosa de hombre espiritual, es el que se ponga a pensar a través del dinero como quien mira por un cedazo que le da todas las ideas marcadas por el duro colador del oro. A veces el furor de Papini en las páginas donde se duele de que haya tantos católicos".
"La raya del cristianismo es terriblemente recta y rechaza el sesgo".
El católico rico de Chile siempre ha vivido un servicio social cristiano. Ahora, sin embargo, no resulta válidos sino los sacrificios heroicos, como en la vieja edad bíblica. Bastaría oír el mandato social de esta hora con el corazón que siempre fue el oído fiel y no con la inteligencia, que ha resultado sorda como el corcho, mejor que como la piedra...que algo oye, puesto que resuena."
"Pero ¿no habrá en el catolicismo de mucha gente, amigo mío, una religión de estética, es decir esa mentirijilla que se parece a la paganía apolínea? ¿Y no habrá en otros más numerosos aun la mera costumbre rezadora que las gentes llevan a la espalda, igual que una carga, en vez de llevarla sobre el pecho, como un manadero de aguas vivas? Poca vida hay en esos hermanos y menos aún ojos alumbrados sobre la afilada ruta que vamos haciendo todos empujados por un viento de Apocalipsis. Vuelve el trance del cristianismo heroico. Está bien que vuelva; un poco más y se liquidaba el Evangelio, que jamás fue un pañuelo de florcitas y menos una jalea."
Nuestra clase media
"Entiendo lo que usted propone como la vuelta de nuestra clase-la suya y la mía- a una espiritualidad heroica, pues ella anda en un descarrío harto visible y lo que menos quiere es ser media, es decir, un barrio gris entre el dorado bizantinismo de la clase rica y el color betún de la miseria popular."
"Oí decir una vez a Carlos Pollicer, el Mexicano, en un círculo de "promovidos" de la clase media:
"Yo creo que en cuanto cristiano, ciento por ciento, yo no puedo aceptar la idea de clases, pero creo que mientras existan, lo que me corresponde es no sacudir cuanto hay en mí de segundón, porque eso me hace uno con el pobre y me deja oír los latidos de su dolencia o de su desgracia. Me gusta el vínculo y no haré nada por rebanarlo, a fin de que siquiera mi pequeño dolor me amarre al otro dolor grande. Hago mío el pedido, palabra por palabra".
Señala Gabriela:
"Alguien a quien repetí el juicio me contestó que la idea peca de tonta y falsa, porque se trata en ella de conservar y no de suprimir la pobreza. Pero ¿quién que no sea un farsante puede creer en la supresión, si lo único que el planeta puede dar de sí es la anulación de la miseria, pues cuanto el tiene y contiene no alcanzará jamás para crear la legión de ricachos que vocean los ladinos o los tontos?"
"Tenemos que decir muy claro y preciso que la clase media tiene en Chile un aprovisionamiento tan caro de sus necesidades que en cada trance revolucionario nuestra magra hacienda de país pobre se queda en poder de ella y que a nuestra fabulosa miseria popular, sólo se aplican las raspas de la marmita estatal. Y es que la muy ávida ama bastante el lujo."
"No hay en Europa clase media tan poco leales al pueblo en la hora de liquidar la victoria, como la que hemos visto nosotros en los últimos años en nuestra Patria."
"Toda mi vida vi claro y en esto supe que cuanto tenemos en recursos fiscales debe ser aplicado con una prisa quemante a la clase que en Chile no tiene suelo, muro, mesa, ni lecho, que no posee sino luz y aire..."
"La espiritualidad de la clase media parece que estuvo hecha en el Medioevo de la diferencia creada entre el trabajo realmente bruto y el trabajo de creación, a lo menos de esmerado amor, amor que se entregaba a otros trabajadores por su mayor fertilidad o su mayor cultura.. Dicha espiritualidad se va evaporando a ojos vista."
"Nadie ha entendido mejor y vivido más la clase media en su honra esencial y nadie ha dicho mejor este asunto que el grande y querido Charles Péguy. Charles Péguy aparece hoy como el hombre mejor de su generación de "revoltés" fracasados."
"Usted sabe que a esos hombres no los produce la confusión de los pueblos nuevos ni el desorden de las democracias improvisadas. El podía ¡dichoso hombre! hablar de la Edad Media que su patria vivió. Nosotros quemamos la etapa y somos pobres, de una pobreza particular y mala: la de carecer de ciertas experiencias profundas; nuestra edad primitiva-la india-la renegamos; el Medioevo español apenas lo conocimos, pues de golpe y porrazo caímos en el bric a brac de las democracias fabricadas como los carros Ford o el jabón Palmolive."
"Tenemos que hacernos el alma a gran prisa, lo mismo que los yanquis, y parece que para este grave asunto no sirve ni mucho ni poco el molde de la época. ¡Menuda pretensión ser un moderno sin haber sido ni clásico ni un medieval! ¡Y tan orondos que andamos en nuestras universidades oficiales de haber tirado el latín, que a lo menos significaba el contacto con dos edades ilustres, como quien dice el atrapar el pecho materno y beber su leche, creadora del hueso y del músculo!"
"Por eso no soy yo, amigo mío, eso que llaman una optimista. Hemos nacido con cierto pecado original que nos aplebeyará por cien generaciones, conjuntamente la vida y las empresas: nacimos cortados de las líneas nobles que forman una verdadera casta."
"Me parece, amigo mío, que cuanto se dice del corazón encallecido y de la mentalidad social egoistona de nuestra clase rica, hay que decirlo también de la que viene enseguida, o sea, de aquella mitad de la clase media santiaguina. Y ya es necesario que la crítica social considere a nuestra clase, la suya y la mía, como partida en dos: la burguesía y la pobre, aquélla vuelta de costado hacia la plutocracia y ésta, una lonja superior del pueblo.; no hablemos más de tres clases...sino de cuatro y aun de cinco, ya que la masa obrera aventaja enormemente en salario a la infeliz masa campesina."
"Los lectores-no usted- dirán, leído lo anterior, que soy una pesimista radical, tan odiosa como algunos viejos conservadores de Chile. No tanto, no...."
"Paralela a la tradición española y a la india de matonismo impenitente, corre otra línea racial, camina otra raya tradicional, bastante visible: la de los iberos pleiteadores de sus fueros y que desde 2000 años han vomitado el liberticidio, desde los pastores iberos hasta los católicos vascos y los catalanes de índole provenzal. Y dentro de las masas indias aceptadoras del matón vernáculo o español, hubo siempre el indio indómito, el Xicostencatl que decía ¡no! con una terquedad de cactus americano, sin manoseo sobre la cabeza, libre y llena de púas."
En la vida americana, esta doble tradición libertaria se ha mantenido con una empecinada vitalidad; está intacta y yo creo que atenta; se parece a las aguas subterráneas: apenas echan señales de sí, pero no se han acabado, las muy preciosas....."
"Los apóstoles de la dictadura a toda costa, pueden engreírse de ver las pobladas a quienes convencen (no es difícil embriagar a los pueblos, sean mestizos, sean caucásicos); pueden los envalentonados hacer todos sus cálculos y planear sus "buenas" venganzas. No conocen las entrañas de su América mestiza, como que no confiesan nunca su mestizaje. la verdad última, la que cuenta, es que ningún pueblo indoamericano dejó jamás de sentir repugnancia de su tirano o su tiranuelo, que siempre hubo un grupo-el de los tercos-que siguió el cortejo del vencedor diciéndole en una interjección o un rezongo mascullado alguna expresión mucho más clavadora que el "Acuérdate que eres mortal". La honra de nuestra historia es precisamente ésta: los países mestizos nunca dejaron de sentirse irritados, y cuando menos disgustados, del tirano benévolo y no digamos del perverso. Un desasosiego constante, un malestar vago o agudo, una sensación viva de vergüenza, acompañó siempre a los 21 pueblos nuestros que han subido la escala del absolutismo, desde el jalón más suave hasta el más agrio."
"Yo, la pesimista, descanso en lo que me sé, ¡y no de oídas! Yo me fío en esa historia vista y leída. Y como creo a mi manera en la sangre, me alivio en la vigilia angustiada que vivo sobre esta almohada de nuestra tradición. La América mestiza produce hoy el mayor número posible de liberticidas; pero tarde o temprano amanece la sorpresa y llega el buen burlador parecido ¡él también, a Zaratustra! LLega callado y solo, pero en poco tiempo es legión y hace su faena de limpieza."
"Es difícil que una legión de traidores pueda hacernos más daño del que nos hace un millón de chilenos decididos a pelear el poder que reparte los cargos públicos.. Es un espectáculo que parece de tribus el que estamos dando a la hora que a ningún pueblo con juicio le importa el partido A ni Z,, porque no se discute en medio del fuego. Ningún bando tiene el derecho de disponer de nuestro destino colectivo y echarnos de bruces en su aventura, sólo por dar gusto a su doctrina, o a su vanidad o a su granjería. Estamos en algo parecido a una hora plebiscitaria, en la que cada chileno quiere hablar y ser oído....."
Creo, en lo personal, que sobran los comentarios; lo dicho está expresado de manera magistral y su transtemporalidad resulta innegable. Por eso: ¡ETERNAMENTE, GABRIELA!
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