El Papa plantea en el libro como excepción para el uso del condón el caso de los varones que se prostituyen, como figura en el texto original en alemán y la traducción al inglés, que difiere de lo publicado por L’Osservatore Romano que en italiano usa el término “prostituta”. La confusión se agravó cuando diversos medios de comunicación difundieron este fragmento del libro fuera de contexto y lo presentaron como un cambio en las enseñanzas de la Iglesia en materia de sexualidad.
El Arzobispo Fisichella dijo sobre este pasaje del libro que el Papa responde en él “a la pregunta sobre el viaje a África y sobre cómo el viaje fue completamente oscurecido por una sola pregunta y una sola respuesta sobre el uso del preservativo. Entonces, el Papa desarrolla un razonamiento sobre el tema de la sexualidad y la corporeidad; y es dentro de esta argumentación que debe insertarse lo que el Papa afirma”, indicó.
Conferencia de Prensa en Roma
El modo en que las palabras del Papa sobre preservativo y Sida/AIDS, en el libro “La Luz del Mundo”, han sido presentadas por buena parte de la prensa manifiesta, desde mi punto de vista, un problema preocupante: que el “sistema mediático” es incapaz de recibir una afirmación matizada.
Cuando digo “sistema”, me refiero a personas, pues el periodismo lo hacemos unas personas llamadas periodistas.
Puedo afirmar, a través de varias conversaciones en estos años con gente implicada, que si “el Vaticano” -como se suele decir, así en general- no han abordado antes públicamente esta cuestión ha sido, precisamente, por la preocupación de que ocurriera lo que está ocurriendo: que se presentara como una “bendición” del preservativo por parte de la Iglesia. Ahora Benedicto XVI ha asumido ese riesgo, usando una fórmula informal, la entrevista periodística.
El Papa ha dicho que el uso del preservativo en un acto ya de por sí inmoral (por ejemplo, prostitución), en algunas ocasiones puede ser un paso para la moralización, en el sentido de que puede servir para reconocer que no todo está permitido (veo que con mi acción puedo contagiar a otros de una enfermedad). Esa es la breve respuesta a una cuestión muy puntual, en la que no entra en otras consideraciones (como la eficacia o no del preservativo para evitar la transmisión de enfermedades, etc.). Y es que el Papa lo que propone no es eso: afirma que lo que hay que hacer –como única solución- es humanizar la sexualidad, luchar contra su banalización.
Mi glosa: entre matar con una pistola o con una bomba atómica, mi respuesta es no matar, pues se trata de un acto inmoral. Reconozco que es “preferible” matar con una pistola, pues produce menos víctimas. Eso no quiere decir que “apoye” el asesinato o el uso de las pistolas. Sostengo que lo que hay que hacer es no matar, sino al contrario, valorar la vida. (Ya sé que la comparación no es perfecta, pero a mi me ayuda para entender mejor de qué estamos hablando). Supongo que el tema seguirá de actualidad todavía por algún tiempo (lo que demuestra que esta obsesión con el preservativo da razón al diagnóstico del Papa sobre la banalización del sexo).
La nota que se difundió el sábado 20 de noviembre
El Papa suaviza su línea dura y permite el uso del condón En un libro que aparecerá el martes en Roma, el papa Benedicto XVI dice que el uso del condón es aceptable "en ciertos casos", especialmente "para reducir el riesgo de infección" por el VIH, en una aparente nueva postura de suavizar línea dura en este trema.
"Por supuesto que [la Iglesia Católica] no lo ve como una solución real y moral", señala el Papa. "En algunos casos, donde la intención es reducir el riesgo de infección, no obstante, puede ser un primer paso en el camino a otra sexualidad, más humana", agrega el jefe de la Iglesia Católica compuesta por 1.100 millones de seguidores en todo el mundo.
El libro, titulado "La Luz del Mundo: El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos", resume 20 horas de entrevistas realizadas al Papa por el periodista alemán Peter Seewald. Saldrá a las librerías el 23 de noviembre pero este sábado el diario vaticano L'Osservatore Romano adelanta varias partes.
Ante la pregunta: "¿No está la Iglesia católica fundamentalmente en contra de la utilización de los preservativos?", el Sumo Pontífice respondió: "en algunos casos, cuando la intención es reducir el riesgo de contagio, incluso puede ser un primer paso para abrir la vía a una sexualidad más humana, vivida de otro modo".
El libro abarca además un gran número de temas, entre los que destacan: la pedofilia, celibato, ordenación de mujeres y la relación con el Islam.
Hasta ahora, el Vaticano había prohibido el uso de cualquier método anticonceptivo -con excepción de la abstinencia- incluso como una protección contra las enfermedades de transmisión sexual.
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