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martes, 9 de noviembre de 2010

Brasil discutirá la "guerra cambiaria" en la cumbre del G-20 en Seúl

Integrantes del G-20 - Tienen en sus manos la economía mundial

El Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo hoy que Brasil quiere discutir la "guerra cambiaria que se ha traducido en la devaluación de la moneda china y del dólar estadounidense", lo que para él es la causa inmediata de un desequilibrio en el comercio mundial.

"Precisamos volver al equilibrio" por lo que hay que discutir "un compromiso con las políticas de cambio entre todos, de modo de dejar al mundo en igualdad de competencia comercial", declaró el mandatario en el momento en que se embarcaba con destino a Africa y Seúl para participar en la reunión del G-20.

Según la corresponsal de Clarín en San Pablo, Eleonora Gosman, Brasil pretende promover la creación de un mecanismo multilateral que fiscalice el sistema financiero mundial y evite las burbujas de especulación.

Lula recordó la catástrofe de fines de 2008 y dijo que desde entonces se ha hecho muy poco para resolverla. “Hay que estar muy atentos”, subrayó. La postura brasileña sin embargo es de cautela. Si bien existe un cuestionamiento a China, es mucho más pesada la crítica a Estados Unidos a partir de la decisión de la Reserva Federal de inyectar una liquidez de 600.000 millones de dólares en el mercado estadounidense.

Grosman señaló que desde donde se mire, esto significa un refuerzo de las tendencias comerciales estadounidenses “proteccionistas”. Al devaluar el dólar frente a otras monedas mundiales, Washington tomó la decisión de abaratar la producción interna, favorecer la recuperación del propio mercado para fabricantes estadounidenses,  frenar las importaciones y fomentar sus exportaciones. Medidas como esas tienen escaso impacto si son tomadas por países periféricos en el comercio internacional.

En cambio puede tener un efecto devastador si quien la pone en práctica es la primera potencia mundial. Eso explica la reluctancia de China a aceptar las nuevas reglas de juego impuestas por el gobierno de Barack Obama vía Fed (el Banco Central estadounidense) y la opción de Beijing de mantener imperturbable la relación del yuan con el dólar. De eso depende que se preserve el flujo de exportaciones chinas hacia su principal mercado: América del Norte.

Pero si los chinos tienen cómo y con qué actuar, no es exactamente igual al caso de la Unión Europea y menos todavía es el caso de países periféricos como Brasil y Argentina, que están en los bordes del comercio mundial a pesar de que integran el club del G-20 que se reúne en Corea del Sur, añadió Grosman en Clarin.

El ministro de Finanzas de la zona euro, Jean-Claude Juncker, sostuvo que una devaluación del dólar en función de las medidas de estímulo (la liberación de los 600.000 millones de dólares al mercado) “representa riesgos”.

Y concluyó ayer: “El dólar no está en el nivel que debería tener frente al euro”. Era una queja de la sobrevaluación que afecta al euro y a las exportaciones, especialmente industriales, desde la UE. Sostuvo que las tasas “deben reflejar fundamentos económicos que eviten comportamientos nacionales, más inspirados en reflejos egoístas que en el sentimiento de lo que ocurre en la comunidad internacional y que debe ser el centro de las preocupaciones globales”. Según Juncker, “las recientes decisiones de la Reserva Federal no parecen responder a la expectativa que habíamos alimentado”.

Con el pragmatismo que caracteriza a Lula, Brasil se alineará finalmente con China, ya que comparte con este país el BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Y no es simplemente una cuestión de “modas”. Como consignó lúcidamente un medio periodístico brasileño, el ministro de Hacienda Guido Mantega y la presidenta electa, Dilma Rousseff, conocen las debilidades brasileñas. Ambos han dicho que Brasil “no puede avanzar solo en la resolución de la guerra cambiaria” . Es “inocuo” declararon. Nada más verdadero.

Según el ministro financiero de la UE, “los europeos que se sienten en la mesa del G-20 no dudarán en preguntar a nuestros amigos americanos sobre la política adoptada”. ¿Y? En verdad, Europa cuenta con una ventaja, sobre todo si se habla de Alemania: el gigantesco desarrollo de punta en sectores industriales llamados erróneamente “tradicionales”, subrayó Grosman en Clarín.

Los jefes de Estados y de Gobierno del Grupo de los 20 (G-20) países más industrializados del mundo, se reunirán en Seúl, Corea del Sur, los días 11 y 12 de noviembre, para analizar las nuevas medidas destinadas a prevenir los riesgos financieros. La tensión se centra en las diferencias que mantienen los distintos bloques sobre la inadecuación de la actual correlación de las monedas.


El Grupo de los veinte (G-20), creado en 1999, concentra el 90 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, el 80 por ciento del comercio global (incluido el comercio dentro de la UE) y dos tercios de la población del planeta.

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