CON LUCHA, FE Y CONSTANCIA LOS POBLADORES
DE CAIMANES TRIUNFARON SOBRE EL CONTUBERNIO LUKSIC-NUEVA MAYORÍA
Por Rafael Luis Gumucio Rivas

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Al poder económico de este potentado se agrega el político, especialmente por la protección de los gobiernos de la Concertación y, hoy, por la Nueva Mayoría, que no ha vacilado en lanzar la fuerza pública contra desarmados pobladores de Caimanes.
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Durante estos 17 años, algunos líderes de este pequeño pueblo han tenido que enfrentar todo tipo de ataques de los dueños de la minera: en primer lugar, el intento de los directivos de acusar a los abogados de Caimanes de prevaricación y asociación ilícita, incluyendo al dirigente Cristián Fuentes, acusación que resultó un fiasco al ser rechazada por los tribunales; en segundo lugar, ante el bloqueo informativo de los medios de comunicación se vieron compelidos a declararse en huelga de hambre, hecho que tuvo una duración de 71 días; en tercer lugar, en octubre de 2014 lograron un fallo de la Corte Suprema, por el cual obligaba a la minera a asegurar el libre curso de las aguas del estero de Pupío, cuyo cúmplase debiera llevarse a cabo con un máximo de 30 días; en cuarto lugar, ente el hecho del no cumplimiento del fallo del Máximo Tribunal, los pobladores se vieron forzados a ocupar los caminos al relave, siendo reprimidos por la fuerza pública, sin mostrar ninguna orden judicial que avalara la represión contra unos habitantes desarmados – según la policía, por orden del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo -; en quinto lugar, se estableció una mesa de diálogo con el fin de dar salida al conflicto, pero se quebró hace poco tiempo, pues no satisfacía a los pobladores que exigían la aplicación legítima del fallo de la Corte Suprema.
La
situación devenía crítica cuando surgió el fallo del Juzgado de Letras y
Garantía de Los Vilos, por el cual se
ordenaba demoler el tranque de relave El Mauro, en cumplimiento de una
sentencia emanada de la Corte Suprema el 21 de octubre de 2014. La Corte estimó
“insuficiente el plan de ejecución de obras propuesto por la minera Los
Pelambres; por cuanto el mismo no contempla obras idóneas para permitir el
escurrimiento natural de las aguas del estero Pipío a la comunidad de
Caimanes”. Como es lógico en un Estado de derecho, se obliga al gobierno – en
este caso no para reprimir a los pobladores como se venía haciendo – a utilizar
la fuerza pública para el cumplimiento de una orden judicial, en este caso,
emanada del más alto Tribunal de la República y ratificada por el Tribunal de
Letras y Garantía que, jurisdiccionalmente, corresponde a la localidad de
Caimán.
La empresa minera Los Pelambres ha reaccionado con la
amenaza del desastre económico al paralizar la actividad productiva, incluso,
pretende apelar del fallo de la Corte Suprema. No se me ocurre ante qué
tribunal podrán acudir, pues la Suprema es el máximo Tribunal del país y, en un
campo internacional tendrían nulas posibilidades.
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En este momento de crisis de credibilidad de las
instituciones se está produciendo un fenómeno muy particular: los Tribunales de
Justicia están actuando conforme a la ley y
dispuestos a aplicarla, incluso a millonarios, que se creían por sobre
la ley - las farmacias, en que los dueños corren el
riesgo de cinco años de prisión efectiva, el caso Penta, cuyos dueños están en
prisión preventiva, claro que aún resta el caso Cascadas, paralizado en el
Tribunal Constitucional -.
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El presidente de la Corte Suprema ha sostenido ideas
muy sabias, como terminar con el fuero parlamentario para garantizar la
igualdad ante la ley, como también la revocación de mandato de cargos de
elección popular. Aún el camino es largo para lograr una justicia que
corresponda a los estándares exigidos por la ciudadanía que, al parecer ha
despertado de su letargo.
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