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martes, 24 de marzo de 2015

COLUMNA DEL EDITOR-KRADIARIO

EVITEMOS QUE CHILE MUERA DEL CÁNCER DE LA CORRUPCIÓN

Por Walter Krohne


Muchos opinan que Chile es un enfermo terminal por un cáncer avanzado, conocido como corrupción, que se propaga con raíces o metástasis que ya están invadiendo todos los órganos del Estado. No se trata de esperar que el enfermo fallezca, porque eso agravaría más aún la situación y podríamos vernos enfrentados a una verdadera guerra callejera o a populistas que siempre aparecen en los peores momentos. 
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Hay que hacer todos los esfuerzos para detener este mal y simplemente comenzar nuevamente con las desventajas de tener que trabajar sobre los debilitados tejidos de un cuerpo moribundo. Para esto necesitamos trabajar con gente nueva, porque lo actuales “líderes” y funcionarios estatales han fracasado  en la misión que los chilenos les encomendaron hace un año.
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El fracaso es tan profundo que hoy no sólo nos  preocupa la corrupción que está carcomiendo los puntos más neurálgicos de la sociedad, sino también los temas que afectan a la Presidenta con el caso Caval, su hijo Sebastián Dávalos, su nuera  Natalia Compagnon  y ahora su consuegra Margarita Soto Acevedo, de quien se sabe que tiene un cargo en la Junji con un sueldo de 900 mil pesos mensuales sin que haya realizado estudios en el tema de los jardines infantiles ni tampoco algo que se parezca. Es decir, es un cargo o "pituto" relativamente bien remunerado para una trabajadora del servicio público sin estudios especiales, como se ha dicho en las denuncias de la prensa chilena. Estas conductas y situaciones extrañas han afectado a la Mandataria en tal forma que ya la prensa europea y estadounidense, que puso toda su fe en un rotundo éxito en su gestión, comienza a hablar de ello y a vislumbrar un gran fracaso político.
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Pero en el tema de la corrupción, la historia es más larga y quizá más dramática: Primero eran un par de funcionarios del Servico de Impuestos Internos los implicados en un fraude contra el Estado. Muy pronto el tema comenzó a recorrer los pasillos del “poderoso imperio Penta”. Hubo siempre negativas y desmentidos absurdos. Más adelante salieron a la luz los nombres de algunos políticos y actuales parlamentarios que recibieron dinero de los controladores de Penta quedando ellos, por su propia ambición de dinero y poder, como legisladores atados de manos porque estaban impedidos de decidir libremente sobre distintos temas nacionales, favoreciendo directamente a grandes empresas y no a los chilenos. Ejemplo de ello es la reforma del sistema de Isapres que todavía está estancada en el Congreso.

Pero el fin de esta historia no termina en Penta, sigue con la SQM, y desde allí también se ven salpicados funcionarios del actual Gobierno. ¿Hasta dónde llegará esta ola de corrupción que afecta a Chile? Sobre su fin, nadie está dispuesto a opinar o hacer una predicción porque uno de los graves problemas en Chile es la falta de liderazgo que se aprecia desde la Presidenta hasta el “último” de los parlamentarios, los ministros y subsecretarios. Todos ellos deben terminar un ciclo y estar dispuestos en algún momento a dar un paso al lado para dar inicio a una nueva etapa en la política chilena, con cambios substanciales que fomenten la aparición de rostros nuevos como es el cambio que se ha visto desde el año pasado en la Cámara de Diputados, especialmente con la llegada de los diputados Giorgio Jackson y Gabriel Boric.

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En La Moneda la Presidenta ha carecido de una actitud firme y capacidad para tomar decisiones claras, aunque sean duras y aunque hubiesen afectado a sus amistades políticas más cercanas. Dávalos es su hijo, cuya conducta es lamentada en todas las esferas, pero así y todo debería haber sido destituido de su cargo de Director Sociocultural de la Presidencia. Y esta destitución debería haber sido comunicada con fuerza, con mucha publicidad, porque este punto rompió con todas las esperanzas de terminar con la desigualdad, el nepotismo y la corrupción o abuso de poder. 
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Los chilenos cayeron rendidos en un estado de gran desilusión y desolación, lo que le ha significado a la Presidenta pagar un alto precio al agotar su capital político y bajar drásticamente en las encuestas (aprobación: 30% y desaprobación: 60%).
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Lo importante no es solo contar la historia de las últimas semanas o meses, sino dibujar un programa eficaz de reformas para salir de este increíble atolladero que puede llegar a debilitar extremadamente a la democracia o terminar con ella. Esperamos que la Comisión Asesora Presidencial contra los Conflictos de Interés, el Tráfico de Influencias y la Corrupción cumpla con los objetivos que se ha trazado a pesar de los obstáculos que le pueden llegar a colocar los políticos tradicionales. 

Desde ya hay puntos que son necesarios de materializar rápidamente para poder volver a recuperar la confianza, por ejemplo, la regulación hacia abajo de todos los sueldos en cargos políticos como la Presidenta, los ministros, los subsecretarios, los directores de servicios, senadores y diputados. El tema de los cargos no debe vincularse con el logro de beneficios económicos, porque al aceptar o ganar una posición pública debe existir conciencia en los elegidos de trabajar por Chile para conseguir la modernización y el gran desarrollo que necesita este país. El servicio público no es una actividad que permita darle trabajo a eternos  desempleados o para permitir que quienes sean elegidos puedan enriquecerse o incrementar sus bienes. Hay que seguir el ejemplo de modestia y moderación del ex presidente uruguayo José Mujica.
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Otro punto importante es la limitación de los períodos en que un chileno puede ser diputado, senador, alcalde o concejal, ya sea uno o un máximo de dos (senadores uno y diputados dos, por ejemplo).
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Todo servidor público debe ser desvinculado de inmediato cuando se le vea enredado en cuestiones irregulares o engañosas. No debe haber perdón para este tipo de “pecadores”.
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Es irremediablemente necesaria una reforma de los partidos políticos para que sirvan a las ideas y al progreso de los países y no se vean siempre entrampados en discusiones insulsas que en nada benefician al país.
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Un punto muy importante que no debe obviarse por ningún motivo es el de las donaciones a las campañas electorales. Las empresas deben quedar totalmente fuera de esta posibilidad y las personas podrían individualmente hacer donaciones a candidatos, pero deben dar a conocer el monto e identificarse en el Servicio Electoral. A su vez el Servel debe ser modernizado para que cuente con todas las herramientas destinadas a una efectiva fiscalización.

Todo esto podría haber sido un catálogo de medidas elaborado por los mismos ministros, la Presidencia y algunos expertos, porque 45 días de espera hasta que la Comisión esté recién lista para una propuesta formal es un  período largo frente a la urgencia que vive Chile. Los cambios deben comenzarse a hacerse ahora mismo, al menos en una primera etapa.

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