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Susana Villarán, Alcaldesa de Lima |
Aumenta la consciencia indígena aunque con retraso respecto a lo ocurrido en Bolivia y Ecuador. Eso se expresa en organizaciones como AIDESEP en la Amazonía (cuyo líder Alberto Pizango tuvo que exiliarse durante más de un año, a partir de junio del 2009, por la violencia desatada en Bagua en las protestas contra las leyes de privatización de la selva al amparo del tratado de libre comercio con Estados Unidos). Hay también la Conacami, la coordinadora de comunidades afectadas por la minería, y otros grupos. Se ha formado el APHU, un partido (que no tiene aun registro oficial) con Pizango de líder.
Las fuerzas ecologistas
La confluencia del APHU, Fuerza Social y otros grupos está fomentada por Tierra y Libertad, un nuevo movimiento nacido de los conflictos ambientales. El coordinador nacional de Fuerza Social, Gustavo Guerra García, anunció el 30 de noviembre que estaban a punto de sellar una coalición electoral con Tierra y Libertad de Marco Arana y esperaba concretar una confluencia con otras 13 organizaciones regionales. Esa coalición y confluencia, si se produjera en los próximos días, podría designar por votación interna como candidato presidencial a Marco Arana. Dentro de Fuerza Social hay quienes, crecidos por el triunfo en las elecciones municipales de Lima, sueñan en ir solos a las elecciones presidenciales. Sería una lástima.
Esta posible candidatura de Confluencia, con Marco Arana de candidato, sería totalmente distinta de la del Partido Nacionalista de Ollanta Humala, que es “nac-pop” (nacionalista y populista). Tendría mucho contenido ecologista aunque el programa mínimo de la Confluencia propuesto por Tierra y Libertad todavía habla de desarrollo sostenible y no del Sumaq Kawsay (buen vivir, como en la Constitución de Ecuador de 2008), y no habla tampoco todavía de los Derechos de la Naturaleza ni del post-extractivismo. El desarrollo es una ruta uniforme donde los "subdesarrollados" han de seguir el ejemplo de los "desarrollados". Ese sería el camino político de Vargas Llosa más que el de Marco Arana (o el de intelectuales peruanos que le han precedido como José María Arguedas y Alberto Flores Galindo). La candidatura de Marco Arana defendería la plurinacionalidad, exigiría Evaluaciones de Impacto Ambiental hechas por el estado y no por las multinacionales, defendería la despenalización del aborto con indicación terapéutica, pediría reformas fundamentales en el régimen fiscal de las compañías mineras, pediría también que se respeten los resultados de los referendums locales o consultas previas sobre proyectos de minería, combustibles fósiles, de hidroeléctricas, y grandes proyectos de plantaciones para agrocombustibles o productos de exportación. El agua debe ser considerada un derecho humano.
El cura de pueblo
El propio Marco Arana es un cura de pueblo a quien le gusta más escuchar que hablar, con un master en sociología en la Universidad Católica en Lima, estudios de teología en Roma y de gestión ambiental y de políticas públicas en Washington, que procede políticamente de la manera más directa y evidente de la Teología de la Liberación de tanto arraigo en el Perú de los años 1970.
Sin embargo, la construcción de la Confluencia está dificil. Abarcaría desde Fuerza Social a movimientos regionales de izquierda, al APHU y al MNI, tal vez a otros partidos de izquierda como el partido socialista, pasando por el nuevo movimiento Tierra y Libertad (cuyo primer congreso fue en abril del 2010). Es decir, se parece a la confluencia que llevó a Susana Villarán al triunfo en Lima pero con nuevos y complicados aliados, el ADHU, los movimientos regionales, y organizaciones de la sociedad civil. En Fuerza Social hay quienes piensan que aliarse a partidos como el APHU (partido de los “indios”) o el MNI (Patria Roja, de origen maoísta) es demasiado radical. ¿Cómo meter juntos en una candidatura a gatos y pericotes?
Lo que ocurre en Perú no son sólo maniobras pre-electorales sino un indicador de un cambio social y generacional hacia un estado peruano más moderno, donde la corrupción sea castigada, donde se admita el pluralismo cultural y la plurinacionalidad, que de más recursos fiscales a las regiones, que sea menos represivo de la libertad sexual y que no se venda ya al neoliberalismo.
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Marina Silva de Brasil |
Hasta que se confirme la candidatura de la Confluencia posiblemente encabezada por Marco Arana, no se puede saber qué grado de aceptación podría tener. Su ecologismo será denunciado con toda la fuerza de que sea capaz la derecha y tal vez también la izquierda más anticuada.
Destrucción de la naturaleza
La oposición a la minería y a la destrucción de la naturaleza es un fenómeno colectivo, popular. Cierto es que si se sacara y vendiera más oro, las compañías mineras como Yanacocha ingresarían más dinero, pagarían más royalties y pagarían más salarios. Pero en la cuenta hay que incluir también los daños sociales y ambientales, es decir, la contaminación del agua, la destrucción de tierras agrícolas, el posible envenenamiento con cianuro y con mercurio, la pérdida de medios de vida para la población rural local.
Los beneficios son por pocos años, los costos socio-ambientales duran más. Debido a esas externalidades o pasivos ambientales o deudas ecológicas, las poblaciones locales protestan frecuentemente contra la minería. Eso no ocurre solamente en Perú. Ocurre en todas partes. El Parlamento Europeo propuso en mayo de 2010 la prohibición de la minería de oro con cianuro, por protestas en el este de Europa. El tribunal superior de lo contencioso administrativo de Costa Rica ha revocado el 24 noviembre 2010 la concesión de la minería de oro a cielo abierto en Las Crucitas, con el aplauso de la mayoría de costarricenses. Y así en tantos otros casos.
La elección presidencial es a dos vueltas, y para pasar con posibilidades a la segunda entre las cinco o seis candidaturas plausibles (la hija de Fujimori, el ex-alcalde de derecha de Lima Luis Castañeda, Mercedes Araoz del APRA y aliados, el ex-presidente Toledo, el candidato casi ganador hace cuatro años Ollanta Humala) hace falta sacar no menos de un 25% en la primera vuelta. La Confluencia amplia (que incluya a Fuerza Social) lo puede lograr. Hay muchos votos ecologistas y muchos votos contra la corrupción, esas serían bazas fuertes de Marco Arana para empezar. Hay votos por la pluranacionalidad. Esa primera vuelta sería, en la izquierda, como unas primarias entre el partido de Ollanta Humala y esa Confluencia con Marco Arana de posible candidato.
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