El periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner (80), una de las voces más potentes del exilio cubano en el mundo, murió este jueves en Madrid, rodeado de sus seres queridos. Había anunciado en el 2022 que sufría una enfermedad neurodegenerativa que no le permitiría seguir con sus escritos y colaboraciones en los medios de comunicación..

“En su nombre, su esposa Linda, sus hijos Gina y Carlos y sus nietas Paola, Gabriela y Claudia les dan las gracias a los profesionales médicos de España, a la Asociación Derecho a Morir Dignamente y a todos los familiares y amigos que le han manifestado tanto afecto en el tramo final de una prolífica vida marcada por la defensa de las libertades individuales. Su despedida será en un acto íntimo y privado”, dice un comunicado.

Carlos Alberto Montaner era considerado una de las voces más potentes y reconocidas del exilio cubano.

Escribió ensayos, biografías, novelas y un libro de memorias titulado “Sin ir más lejos”. Entre sus ensayos más destacados está el “Manual del perfecto idiota latinoamericano” del que fue autor junto a Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo Mendoza.

El intelectual murió en el exilio, a unos 7.000 kilómetros de su isla natal, cuya defensa de la libertad fue el epicentro de su nutrida obra, compuesta por miles de artículos y más de una treintena de libros.

Montaner dejó Miami en octubre de 2022 junto a su esposa Linda para asentarse en Madrid, donde ya había vivido previamente desde 1970 y había tenido una editorial. En su exilio madrileño fundó el partido Unión Liberal Cubana con la idea de prepararse para una transición democrática en Cuba, un anhelo capital que no alcanzó a ver.

El pasado 6 de mayo, Montaner publicó su última columna en diversos medios latinoamericanos. No sólo fue una despedida, sino que anunció que padecía de “una enfermedad rara del cerebro”. “Me la diagnosticaron en el hospital Gregorio Marañón -uno de los mejores de España- tras una resonancia magnética. Tres personas por cada 100.000 la padecen. No es contagiosa, ni heredada. No hay cura para ella. No se sabe cómo comienza ni por qué se origina. Es de la familia del parkinsonismo, pero sin temblores. De ahí la confusión en el diagnóstico. Se caracteriza por impedirme conversar bien y leer, más allá de los titulares (Linda, mi mujer, y nuestra hija, Gina, me leen los diarios), no así escribir todo lo bien que me ha permitido llevar más de medio siglo escribiendo -entre otras cosas- una columna ‘sindicada’ a la semana. He escrito miles de columnas y debo a mis artículos todo lo que he hecho posteriormente”, expresó. La enfermedad se llama parálisis supranuclear progresiva (PSP), confirmó el mismo.