POLÍTICA-PERÚ
UN FRENTE AMPLIO A LA PERUANA
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Los precandidatos presidenciales peruanos diputada Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los dirigentes que más votos recibieron.
Siete organizaciones populares de Perú eligieron en
primarias abiertas a su candidato presidencial para el año próximo. La naciente
coalición peruana Frente Amplio (FA) tiene un notorio común denominador con su
homóloga uruguaya: intentar unir al desperdigado y heterogéneo campo popular
local. El domingo último, el FA andino inició su camino a las elecciones
presidenciales peruanas del año próximo instrumentando una novedosa e inusual elección
interna entre varias fuerzas políticas, donde participaron miles de personas, informó el diario electrónico Miradas al Sur.
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Algunas mesas, incluso, se constituyeron en comarcas del
interior rural y en ciudades del exterior como Nueva York y Madrid. En concreto,
en las internas frenteamplistas peruanas, que fueron abiertas pero no
simultáneas ni obligatorias –ya que los partidos tradicionales desistieron de
este mecanismo de preselección–, hubo siete ofertas. Si bien la joven diputada
Verónica Mendoza –que se alejó del gobierno tras el giro conservador del
presidente Ollanta Humala– y el sacerdote ambientalista Marcos Arana fueron los
dirigentes que más votos recibieron.
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En concreto, las otras opciones fueron el aprista Luis
Salgado (Frente Único del Pueblo), el sindicalista Julio César Bazán (por la
central de trabajadores CUT), la cantante folclorista Martina Portocarrero
(Mundo Verde), el también ex humalista Jorge Rimarachin (Gran Transformación) y
Jorge Bacacorzo (Pueblo Unido). Como era de esperar, en las últimas horas, los
siete dirigentes prometieron seguir construyendo una alternativa electoral a
“los partidos peruanos que promueven el ajuste y el libre comercio” (Humala
acaba de firmar el Acuerdo TransPacífico).
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Evidentemente, el surgimiento del Frente Amplio peruano
evidencia dos cosas: el enorme vacío que dejó Humala , en el hemisferio
izquierdo electoral, tras su notorio corrimiento hacia la derecha; en segundo lugar, la voluntad de este enorme
espacio –que agrupa expresiones ecologistas, indigenistas, nacional-populares y
también de la izquierda democrática, de romper con la clásica división del
campo progresista peruana.
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En la vereda de enfrente, los partidos tradicionales y
conservadores de Perú apuestan por caras conocidas, figuritas repetidas de la
vidriera local, como los ex presidentes Alan García (otro ejemplo del
transformismo, ya que mutó del aprismo a ser un talibán del libre mercado), y
Alejandro Toledo (con una estética y narrativa más populista de derecha, ya que
promociona en los medios su condición de cholo), o Keiko Fujimori, hija del ex
jefe de Estado que cerró el Congreso en los noventa, además de promover la guerra
sucia contra el grupo Sendero Luminoso.
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García, Toledo, y Keiko tienen un denominador común:
encabezan fórmulas apartidarias, personalistas, con mucho de apoyo mediático y
poco de construcción territorial genuina. En un principio, las encuestas muestran
un panorama incierto. Sin embargo, Keiko Fujimori y el ex ministro de Toledo
Pedro Pablo Kuczynski –un referente del establishment económico– aparecen como
los favoritos de las encuestas para ganar los próximos comicios.
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Algunos sondeos muestran al FA en una situación expectante.
Dentro de este movimiento, Marcos Arana y Verónica Mendoza emergieron de la
última interna como los dirigentes más representativos. A modo de presentación,
Mendoza tiene 34 años.
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Hizo una maestría en Ciencias Sociales en la Universidad La
Sorbona de París y trabajó como profesora en los departamentos de Puno y Cusco,
región de la que proviene y a la que representa en el Congreso. Al lado de
Javier Diez Canseco (histórico referente de la izquierda peruana, recientemente
fallecido) formó parte de la primera camada de legisladores que abandonó la
bancada oficialista. “Cuando defendí la posición de las organizaciones sociales
para alertar sobre el impacto ambiental del boom minero todos los medios me
tildaron de extremista. Eso no me asusta”, recuerda y advierte la joven
precandidata.
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El ex sacerdote Marcos Arana reivindica la matriz
ambientalista de su organización, pero resalta que su programa no busca
desindustrializar al país: “Nadie está pensando tomar el gobierno para cortar
de cuajo la actividad minera, pero sí planteamos una evaluación de los impactos
de las actividades, no sólo mineras, sino petroleras o agroindustriales. Lo que
defendemos, en todo caso, es que Perú, al contrario de lo que pregona Humala,
no es una marca, y que no está en venta”.
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