OPINIÓN DE ESCALONA
EL TRANSFORMISMO ALCALDICIO
Por Camilo Escalona
En el último tiempo, la palabra transformismo se ha
instalado como término de uso común, indicando que se cambia la identidad
propia por otra diversa a la original. Se trata de indicar que un recubrimiento
o piel exterior no necesariamente deberá concordar con su contenido interior.
Ha sido en el cine donde se han desempeñado roles,
especialmente afortunados, tal fue la excepcional actuación de Dustin Hoffman
en la película “Tootsie”, que convertido en Dorothy ve que todo se complica
cuando se enamora de Julie y se replantea el dilema de su identidad de origen.
También Robin Williams, estuvo magistral en el film “Papá por siempre”, en el
que logró inmortalizar a un esposo que separado de su familia, se “transforma”
en una incansable niñera, en el afán de recuperar a su esposa y sus niños que
ve perdidos.
Pero, hay algunos, que sin arte ni talento, pretenden una
operación de transformismo político que causa desconfianza, porque hiere el
compromiso cívico con el país, al separarse de su verdadera identidad para ser
vistos como algo diferentea lo que son. En política, que no es ficción, se
trata de un oportunismo desmesurado.
Como si la política en Chile no estuviese suficientemente
debilitada por toda suerte de malabarismos, vueltas de carnero y oportunismos,
situación acentuada por los hechos de corrupción que han sembrado el descrédito
y dañado gravemente la legitimidad del sistema político; como si todo eso fuera
poco, ahora un grupo de ediles de conocida y ya larga militancia en la derecha,
quieren seguir siendo la primera autoridad comunal, presentándose en un nuevo
“referente” manteniendo su afiliación partidaria de siempre.
Quieren candidatearse como si constituyeran un inofensivo
referente de alcaldes, pero sin dejar su pertenencia al proyecto político
primigenio que les identifica desde que, casi todos ellos, se iniciaron en la
vida pública como depositarios de la “herencia” del régimen dictatorial.
No se trata que no puedan cambiar de opinión, por supuesto
que hacerlo es legítimo y evolucionar desde posiciones autoritarias a
tolerantes ideas democráticas sería bueno para Chile, pero, lo que se nos
informa es de esconder tal identidad, sin abandonarla; o sea, se trata de un
fraude, de un simple maquillaje.
Se lleva demasiado lejos la idea que tienen algunos que con
“marketing” se arregla cualquier cosa. Que bastan los usos cosméticos de toda
suerte de pomadas para tapar, incluso los renunciamientos democráticos que
tuvieron quienes fueron subyugados por el proyecto autoritario que ha marcado
conductas y trayectorias políticas en la derecha chilena. Asi también que se
puede recubrir la cubierta corroída por los escándalos de corrupción y malas
prácticas.
Es un “gatopardismo”, ser políticos y ocultarlo, ser fieles
a sus maquinarias partidarias para todos los efectos concretos de su
comportamiento ante los grandes temas de país que deberán enfrentar en su
gestión, pero mostrando el ropaje de blancas palomas, como seres impolutos
traídos a la tierra por alguna de las tantas misiones espaciales que han vencido
la gravedad, conocido el cosmos y regresado al planeta con ellos en la cabina.
Es como si quisieran ser el gran descubrimiento de la NASA
en el planeta Marte, una especie de cuadratura del círculo, gente de derecha,
fiel a su condición de tal, sin la carga de una imagen política que resta votos
en la mayoría ciudadana.
Este transformismo es una conducta política muy
desafortunada, reniega de lo que esos alcaldes son y menoscaba su propia
identidad para engañar al electorado. Esta falsa apertura a lo ciudadano es un
daño a la democracia y da la razón a las personas que no quieren ejercer sus
derechos democráticos, por que no quieren ser manipuladas por estas prácticas
perversas, que corroen al sistema político del país.
Este tipo de oportunismo, que crea una situación en que no
se sabe quién es quien y qué representa cada cual, aumenta la desconfianza
ciudadana, eleva el abstencionismo y reduce la participación, aleja la gente de
la institucionalidad democrática y fomenta el rechazo a la política.
Hoy más que ayer, la transparencia resulta ser una exigencia
fundamental en la dirección de restablecer la confianza hacia la política. Por
eso, presentarse como lo que cada cual es la opción que representa, qué se
propone realizar y hacia donde dirigirá sus pasos en el tiempo venidero, desde
el Estado, el Parlamento o los municipios, es una demanda irrenunciable para
elevar la calidad de nuestra democracia.
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