COLUMNA SEMANAL DE PSICOLOGÍA FAMILIAR Y SOCIAL
LOS BENEFICIOS DE SABER DISCUTIR CON SU PAREJA
Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl
Hablar, dialogar, intercambiar opiniones y discutir
es muy sano en una pareja. Es necesario que una pareja pueda dar su punto de
vista y ser comprendido por el otro en la relación. Lo importante es tener las
habilidades para poder hacerlo y que las conversaciones y discusiones no se
conviertan en peleas sino que en acuerdos constructivos.
En otras palabras, las disputas no son negativas en
sí mismas y dentro de una relación nos deberíamos sentir lo suficientemente
seguros como para discutir o poder dar un punto de vista diferente
abiertamente. No obstante, si no nos sentimos escuchados ni considerados, algo
que partió como una queja concreta puede transformarse en un ataque.
Los insultos, los ataques y las agresiones verbales
son muy dañinos en una relación de pareja y deterioran mucho.
Pero una pareja se tornará disfuncional cuando
recurre sistemáticamente a dichas maniobras comunicacionales, es decir si
predominan las interacciones negativas al no ser capaces de salirse de la
espiral de agresiones, si no logran manejar el enojo sin menospreciar al otro y
cuando no se intentan acciones reparatorias.
Los investigadores han identificado 5 tipos de
matrimonios, cada uno con distintos riesgos de divorcio según su forma de
interactuar:
1. Uno busca y el otro elude: es el tipo que tiene el riesgo
más alto de fracaso. Generalmente es la mujer la que plantea los problemas y el
hombre los desestima.
2. Desprendidos (desapegados): riesgo alto. Se trata de
personas emocionalmente distantes que parecen no necesitar intimidad; reflejan
falta de interés mutuo.
3. Inestables: riesgo alto. Se trata de
personas volátiles y que se exaltan fácilmente. Su relación se caracteriza por
ciclos de peleas y de acercamiento sexual.
4. Unidos: riesgo bajo. Esta pareja
comparte las responsabilidades y al mismo tiempo gozan de autonomía. El
matrimonio es para ellos un refugio.
5. Tradicionales: presenta el de menor riesgo de
separación. La pareja comparte una interpretación tradicional del papel
preestablecido para cada género.
Según Gottman, las parejas que se mantienen juntas
pueden ser clasificadas en tres grupos:
Inestables: algunas veces pelean y otras
están apasionadamente involucradas
Sólidas: se aprecian y apoyan, son
funcionales y satisfactorias
Evasivas: viven vidas paralelas pero
continúan casados
Las parejas de los dos primeros grupos se declaran
satisfechas con su vida matrimonial, mientras que los últimos estarían
insatisfechas, pero por una serie de razones como el temor a estar solo, la
dependencia mutua o sus ideales de familia, prefieren permanecer viviendo
juntos.
Cuando una pareja llega a la consulta con
diferentes dificultades, yo les digo:
"Ustedes tienen tres opciones: La primera es
seguir tal cual como están, la segunda es no poder o querer solucionar las
diferencias y decidir tomar caminos diferentes y la tercera es tratar de
solucionar los problemas y seguir juntos con una mejor calidad de vida.
Cualquiera de las tres opciones que elijan depende de ustedes realizar los
cambios pertinentes para cambiar esta situación."
Lo importante es hacerles saber a una pareja que
siempre está la posibilidad de realizar cambios y mejorar una relación de
pareja si es que la voluntad está. Lo importante es que la pareja sea
protagonista de estos cambios y se pueda movilizar por su cuenta para mejorar.
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