NUESTRO OCÉANO
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LA "CUMBRE" DE VIÑA DEL MAR: PESCA Y PROTECCIÓN DE FAUNA MARINA
Hace poco mas de una semana, con los auspicios de nuestra
Cancillería, tuvo lugar en Viña del Mar / Valparaíso la conferencia Nuestro Océano; en un éxito
personal para el Canciller Heraldo Muñoz, contó con la asistencia del
Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y del Príncipe Alberto de
Mónaco, cada uno en su propio rango contribuyó a darle brillo al evento.
Como ha venido sucediendo en años recientes con similares
reuniones en otros países, parece irse formando un consenso respecto a la impostergable
necesidad de proteger la fauna marina en su totalidad, particularmente las
especies amenazadas por prácticas pesqueras predatorias algunas abiertamente
ilegales. Además de los países
involucrados y de representantes de la comunidad científica especializada, han estado concurriendo ONGs dedicadas a la
protección de océanos y mares con sedes en Estados Unidos, Reino Unido,
Australia, Nueva Zelandia, y países del área noroccidental de la Unión Europea.
El discurso de las Cancillerías y de las ONGs se ha ido
tornando reiterativo, en el lenguaje fláccido de las organizaciones
intergubernamentales, con excepción de algunas ONGs en estilos catastrofistas
rayanos en la farsa. La comunidad
científica se dirige, o cree dirigirse, al público a través de revistas especializadas y publicaciones académicas
editadas en lenguaje de difícil
comprensión, aún para personas con educación
profesional de posgrado, un caso clásico de la situación descrita por
Herbert Marcusse como "cierre del universo del discurso (El Hombre
Unidimensional)".
En lo fundamental, la situación vigente tuvo su comienzo
hace algo mas de cuatro décadas, cuando armadores y astilleros iniciaron la construcción de barcos pesqueros y buques-fábrica propulsados por motores
diesel marinos de alto rendimiento dándoles alcance global, primero en Europa
occidental, luego en Japón, Corea del Sur, Tailandia, Indonesia, China y
VietNam, con la mayor parte de las tripulaciones reclutadas en Malasia y
Filipinas. Equipados con radar, sonar,
y otros medios electrónicos antes exclusivos de marinas de guerra, los barcos y buques fábrica de las flotas
pesqueras pueden detectar con precisión
la ubicación y velocidad de desplazamiento de cardúmenes enteros, las nuevas redes - drift nets-
capaces de cubrir vastas
distancias capturan indiscriminada y
masivamente las especies buscadas y otras,
causando enorme daño a los ecosistemas
oceánicos; asimismo, otras redes diseñadas para escarbar el fondo
marino, remueven drásticamente
crustáceos y moluscos sin
consideración a tamaño ni tiempos de veda.
Las prácticas predatorias
de la gran industria pesquera están llevando varias especies al borde de la extinción, una
primera campanada de alarma se tuvo en el Atlántico Norte Occidental moviendo a
los estados ribereños: Estados Unidos,
Canadá y Dinamarca (está a cargo también de la política exterior de Groenlandia, a pesar de ser esta última independiente; es la isla más grande del mundo), en cooperación con los Estados europeos de origen
de las flotas pesqueras, a establecer controles limitando la pesca en función
de lo permisible respecto de la supervivencia y reproducción de las
especies. Esta experiencia se ha
repetido con éxito en el Mediterráneo, también en el extremo norte del Océano
Pacífico por Canadá y Estados Unidos en
la pesca del cangrejo -King Crab-de
Alaska. Las situaciones mas críticas se
dan en los mares y océanos mas bien ecuatoriales, especialmente al sur del
Ecuador.
Para un país de recursos limitados como Chile, las prácticas
predatorias ilegales de flotas pesqueras operando en sus aguas soberanas o cerca de ellas, representan un
claro desafío a su capacidad de ejercer esa soberanía eficazmente. El gobierno de la Presidenta Bachelet
anunció la creación de parques nacionales de conservación oceánica alrededor de la Isla Rapa Nui, de las islas
de San Ambrosio y San Félix, y de una zona de nuestro mar interior austral
entre el Canal de Chacao y el Golfo de Corcovado, esta última zona debiera
tener su extensión lógica pasando por el Archipiélago de Los Chonos hasta la
Península de Taitao.
Cuidar el mar interior austral no debiera exigir gastos
excesivos, la Marina y la Fuerza Aérea tienen instalaciones en Puerto Montt, cuestión de reforzarlas con
unidades y personal. La protección de
las zonas de conservación en alta mar es un problema diferente, no hay instalaciones de consideración en Rapa
Nui ni tampoco en San Ambrosio y San Félix, probablemente sea necesario
construir bases para la Marina y la Fuerza Aérea en la Isla de Sala y Gómez si
ellos es físicamente viable, a un costo tal vez elevado. Luego está la cuestión del equipamiento, la
Marina ha estado construyendo patrulleros de alta mar en ASMAR, deben ordenarse nuevas unidades complementadas con aviones dotados de la
electrónica con sensores remotos, estas aeronaves de largo alcance son de alto
precio.
Las flotas predatorias
dedicadas a la pesca ilegal son propiedad de armadores de dudosos antecedentes,
operan al mando de individuos inescrupulosos; controlarlas impidiendo sus
operaciones no es solo asunto de buenas maneras, respaldadas por acuerdos y
tratados internacionales, si queremos ser creíbles, eficientes y
respetados en el cuidado de nuestras
zonas de conservación de alta mar, deberemos poner fuerza de por medio.
Algunos gestores andan promoviendo sistemas satelitales
de identificación de flotas pesqueras
ilegales, el Sea Scout americano, y el
Catapult británico, por sí solos no
resuelven nada, deben estar conectados con fuerzas capaces de actuar con
rapidez y contundencia; el costo de adquisición o arriendo, y operación, de los
sistemas satelitales puede ser considerable.
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