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viernes, 9 de octubre de 2015

MEDIO AMBIENTE

ECOLOGÍA HOY: UNA APUESTA POR LA VIDA

Por Leonardo Boff

Pocos pensadores en el campo de la ecología intentan ir a las raíces de la actual crisis ecológica global. El mexicano Enrique Leff es seguramente uno de los más conocidos, con su reciente libro: La apuesta por la vida: imaginación sociológica e imaginarios sociales en los territorios ambientales del Sur (Siglo XXI). Además de profesor e investigador, ha sido durante varios años Coordinador de la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Sus acumuladas experiencias le sirvieron y sirven de base para su producción intelectual.

Destaca su preocupación filosófica y social. Su interés se centra en descifrar los mecanismos que nos han llevado a la crisis actual y cómo podemos salir bien de ella. Para ello, estudia las causas metafísicas (la concepción del ser y de la realidad) y epistemológicas (los modos de conocimiento) en sus diversas ontologías (determinaciones sociales, políticas, culturales y del mundo de la vida, entre otras).

Realiza un detallado trabajo de reconstrucción integral de la ecología social y de la ecología política: cómo han surgido y evolucionado ante la creciente crisis ecológica, especialmente ante el calentamiento global. Esta parte es relevante para quien quiera conocer los entresijos del discurso ecológico en sus diferentes tendencias.

La búsqueda que atraviesa todo su texto, denso, rico en referencias bibliográficas de varias ciencias y tendencias, se centra en esta pregunta: ¿cómo establecer las condiciones adecuadas para la vida en un mundo que se ha hecho insostenible?

La respuesta exige dos tareas:

La primera es demoler las suposiciones erróneas de la modernidad con su racionalidad científico-técnico-utilitaria y con su voluntad de dominar todo: territorios, personas, la naturaleza y los procesos de la vida. Realiza este paso con argumentos sólidos, citando a las autoridades científicas y filosóficas más serias, salvaguardando siempre lo que es irrenunciable, pero denunciando cómo este tipo exacerbado de racionalidad ha llevado a una crisis de civilización global con procesos insostenibles y hostiles a la vida, pudiendo conducir, en último término, al colapso de nuestra civilización.

La segunda tarea consiste en la creación de una nueva conciencia y el sentido de un destino común Tierra-Naturaleza-Humanidad. Es la parte más creativa. Le auxilia la teoría de la complejidad y del caos; discute el sentido de la sostenibilidad como principio de vida e imperativo de supervivencia. Interroga a las diversas teorías sobre el origen de la vida y sostiene la tesis de F. Capra, según la cual la vida se habría originado del metabolismo entre materia y energía, creando redes autogenerativas que liberan los flujos de la vida.

Detalla las diferentes maneras de reconstruir y de utilizar la naturaleza respetando sus ritmos y sus ciclos.

Contrariando el paradigma actual de la apropiación privada de la naturaleza y de los flujos vitales en función del enriquecimiento, sabiendo sólo modernizarse sin ecologizar los saberes, postula varios imaginarios alternativos para organizar nuestra Casa Común en consonancia con las diferentes culturas en las que la identidad y la diferencia son trabajadas de manera integradora. Valora especialmente la contribución andina del "bien vivir". Más que una filosofía de la vida es una metáfora de un mundo en armonía con el Todo. El Sumak Kawsay (vivir bien) engloba prácticas sociales en las que se expresa la relación de los pueblos con el cosmos, con su territorio, sus ecosistemas, sus culturas y sus relaciones sociales.

La parte final nos comunica una gran esperanza: el crecimiento a nivel mundial a través de innumerables movimientos y experiencias locales que revelan la capacidad de las poblaciones para resistir a la razón económica, instrumental y utilitarista vigente. Los países centrales que han explotado prácticamente casi todos sus servicios y recursos naturales tratan de recolonizar especialmente a América Latina para que sea una reserva de estos bienes para ellos. En nuestra visión latinoamericana, tales "bondades de la naturaleza", como dicen los pueblos indígenas, son la base para los derechos de la naturaleza y de la Tierra, considerada como la Pachamama, y para los derechos culturales y ambientales que concretan otras formas de habitar nuestra Casa Común y de beneficiarse de todo lo que ella nos ofrece para vivir en armonía.

Aquí se revela una apuesta nueva por la vida, que no la amenaza sino que cuida de ella, crea las condiciones para su permanencia sobre la faz de la Tierra y le asegura las condiciones para co-evolucionar y constituirse en un bien a ser heredado por las generaciones que vendrán después. Este libro de Leff es un estímulo para aquellos que un día despertaron a la crisis ecológica y no se resignan ante las estrategias de dominación de los poderosos, sino que resisten y ensayan nuevas formas de convivencia, de producción, de consumo y de cuidado y respeto por todos los seres, especialmente por la generosa y gran Madre Tierra.

Es un libro necesario, que va en la línea expuesta con gran fuerza por el Papa Francisco en su encíclica sobre “el cuidado de la Casa Común”.

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