TRIBUTOS
“NO QUEREMOS DECIR SE LES DIJO"
Por Eduardo Saffirio
Es un hecho evidente: los gobiernos deben financiar sus
programas y, para ello, los impuestos son la principal fuente de recursos
públicos, permitiendo la transferencia de bienes privados a bienes colectivos.
En el caso que en una economía se proponga proporcionar más bienes públicos y de
mayor calidad –como educación, atención sanitaria o seguridad frente al delito-
deberá financiar estos mayores costos con nuevos ingresos permanentes.
Sin un adecuado financiamiento se facilitan los ataques
derechistas a las reformas, bajo la acusación de “aumentar el gasto sin
aumentar ingresos”.Como lo sostiene el economista Ha-Joon Chang, este es un
argumento usualmente empleado por el pensamiento neoliberal frente a un aumento
de provisión de bienes públicos y a un papel más activo del Estado en la
política social.
Aumentar la recaudación tributaria y además con mayor equidad
en ella, explican con claridad los propósitos centrales de los cambios
tributarios realizados en nuestro país. Es necesario aclarar que también la
Reforma Tributaria contempló los llamados impuestos “correctivos”, a los
“males” o al “pecado” –que gravan vía alza de impuesto al consumo de alcohol,
tabaco, bebidas alcohólicas y analcohólicas azucaradas- cuyo efecto
redistributivo se refuerza por la vía del gasto público.
Como es obvio, sin progresividad tributaria es muy difícil
reducir las desigualdades. Ello supone políticas públicas ya no sólo
distributivas, sino también que redistribuyan los recursos entre los ciudadanos
miembros de la asociación cívica republicana.
Estos fueron los dos objetivos fundamentales a los que
tendió la Reforma Tributaria 2014 y lo que le dio el carácter de urgencia, pues
era factor indispensable para obtener los recursos que permitiesen financiar
las iniciativas sociales que son el “corazón” del programa de este Gobierno,
eliminando de paso, el clima de incertidumbre que genera un debate sin término
claro sobre los tributos del país.
Pero, como era de esperar, el proyecto sufrió objeciones y
una fuerte resistencia, principalmente provenientes de la Derecha y de gremios
que representan a las grandes empresas, quienes al verse afectados coordinaron
su crítica y acción. De esta manera, para difundir su visión sobre la Reforma,
contaron con el apoyo de gran parte de los medios de comunicación.
Así, y sumado a ello algunos errores comunicacionales y
también, hay que decirlo, técnicos del Gobierno, instalaron ideas contrarias a
los cambios en la opinión pública, la más relevante y difícil de enfrentar fue
que la Reforma afectaría especialmente a la clase media y las PYMEs, lo cual
era completamente inexacto, pues se buscaba que los afectados por el alza
tributaria fueran los segmentos de más altos ingresos.
Sin duda el escenario para este proyecto fue hostil. A la
crítica del contenido de la Reforma Tributaria se añadió un velado desprestigio
de las autoridades y cuadros técnicos que participaron en el proceso de
preparación del Proyecto de Reforma Tributaria. Fue probablemente para salvar
esta situación y dar certezas a la comunidad que, el ministerio de Hacienda,
vio en la solicitud de un Informe sobre los
“Efectos distributivos de la reforma tributaria 2014” una vía para
explicar los reales alcances y beneficios de ella.
La entidad seleccionada para tal efecto fue el Banco
Mundial, institución que, dada su condición de organismo especializado de las
Naciones Unidas para el apoyo financiero y técnico de los países en desarrollo,
cuenta tanto con los cuadros especializados como con el prestigio requerido
para que sus conclusiones fuesen recibidas como ciertas.
En lo grueso, las conclusiones a las que llegó este
organismo establecieron:
I) El impacto sobre la distribución del ingreso de las
personas será positivo y mejorará la equidad del sistema tributario, los
impuestos pagados por el 1% más rico de la población chilena suben de 2,4% a
3,5% del PIB, y a su vez, ellos provienen en casi un 80% del 0,1% más rico.
II) Pese a que el impacto del aumento de tasas de los
llamados impuestos correctivos puede ser regresivo, en términos relativos, su
efecto redistributivo será absoluto vía gasto público (social).
Esto último en dos sentidos; por una parte por el ya sabido
ítem “recursos disponibles” para efectuar dichos gastos y, por otra, vía
“ahorro de recursos”, ya que el menor
consumo de estos bienes redunda en una mayor capacidad productiva de la
población y un menor gasto en salud derivado del tratamiento de enfermedades
asociadas a ellos. Cabe agregar que, en general, este aumento recae más
fuertemente en los grupos de más altos ingresos.
Concluyendo, tal como se comprobaba de la sola lectura del
Informe Financiero del Proyecto de Ley de Reforma Tributaria, el efecto
redistributivo es altamente significativo a favor de los más pobres.
El grueso de la recaudación proviene de impuestos al capital
(al gran capital) y no a los grupos medios como adujo y aduce la Derecha.
Hoy reiteramos lo que sostuvimos en una columna anterior: la mayor parte de la campaña de desprestigio de la Reforma
Tributaria por parte de la Derecha fue en lo sustancial, parte de la retórica
de la intransigencia en su versión más reaccionaria[1].
[1] Ver: Saffirio, Eduardo. “Retórica y reformas, releyendo
a Hirschman”. Cooperativa. 18 de agosto de 2014.
http://blogs.cooperativa.cl/opinion/politica/20140818123925/retorica-y-reformas-releyendo-a-hirschman/
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