Por Walter Krohne
Director-Editor de Krohne Archiv
Hoy despertamos con nuevas malas noticias. El desproporcionado aumento de las tarifas de las autopistas urbanas de Santiago, con un 7,5%, es decir casi el doble del IPC (desde el 2006, las tarifas han aumentado más de un 52%), traerá consecuencias que se reflejarán en el mayor gasto que tendrán los trabajadores con movilización propia como también las instituciones de todo tipo y el público que utiliza estas vías de cuando en vez por razones profesionales o simplemente por turismo o vacaciones.
Sin lugar a dudas esta alza redundará en el precio de los productos, especialmente alimenticios, que ya están por las nubes, e incrementará las tarifas de distintos otros servicios que irán agregando en sus cobros la utilización de las autopistas que hacen regularmente sus vehículos de transporte o pasajeros.
La de este año es la mayor alza desde 2009 cuando el aumento fue de 12 por ciento y nadie se atrevió a abrir la boca. Este hecho es muy lamentable para un país que, por malas políticas o su "pobreza" en las arcas fiscales ha tenido que recurrir al sistema de licitaciones o concesiones que ganaron empresas extranjeras, muchas de ellas españolas. Desde un comienzo han hecho lo que han querido en este país, llevando a centenares de personas al registro de Dicom por no pago de cuentas atrasadas que las mismas empresas abultaron con la aplicación de multas e intereses draconianos hasta el punto que hubo usuarios que casi tuvieron que vender su casa para pagar las cuentas.
Pero el problema no es sólo de las compañías o de aquellos usuarios conformistas o miedosos que no se atreven a protestar. Es también de los políticos y funcionarios inescrupulosos que en su momento firmaron contratos abusivos y llenos de irregularidades para la administración y explotación de las autopistas, algunas de ellas eran antiguamente avenidas o carreteras nacionales gratuitas y que de la noche a la mañana se convirtieron en autopistas con peaje. Negocio redondo para los licitantes, que en muchos casos ni siquiera tuvieron que invertir grandes sumas para poder colocarle un letrero que decía: "Nueva autopista recién inaugurada".
El Presidente Ricardo Lagos fue uno de los promotores de estas vías rápidas para "descongestionar Santiago" según se dijo o también para transformar a Santiago de Chile en una capital moderna parecida a cualquiera de los países de la OCDE. ¿Para qué? Todo esto nos ha costado mucho dinero a los usuarios y si caminamos de la redacción de Krohne Archiv hasta la esquina nos daremos cuenta que la ciudad sigue igual de congestionada.
Por carecer de pruebas concretas, no quiero decir o no puedo decir, que en todos estos contratos "brujos" huele algo mal o corrieron algunas "coimas" que hicieron más fáciles las negociaciones. Así la Concertación pudo tener la posibilidad de cortar cintas, muchas cintas "electorales", en ceremonias donde participaron y aplaudieron los más ricos y conspicuos representantes de esta sociedad y que viven en los barios más altos y alejados del mundanal ruido que caracteriza a los barrios de abajo.
Y digo todo esto porque no puedo comprender que según los contratos las concesionarias puedan reajustar todos los años las tarifas considerando la variación acumulada del IPC de los últimos 12 meses, que a noviembre fue de 3,9%, y como premio agregado sumen otro 3,5% de reajuste real que puede ser aplicado por contrato por las concesionarias urbanas. Pero ....¿con qué motivo o razón?
En síntesis, cada kilómetro en una autopìsta urbana de Santiago, nos costará $7 más, lo que significa que en la Autopista Central, por ejemplo, la tarifa base para el 2012 será de $ 45,7 por kilómetro, $ 3 más que la actual que es de $ 42,4. La diferencia crece al compararse el costo en hora punta, donde pasa de $ 84,9 a $ 91,4. Por ejemplo, un viaje tipo desde San Bernardo al centro de Santiago (19,8 km) a las 07.30 horas se incrementará en $ 128, es decir de $ 1.681 a $ 1.809. ¿No es una locura todo esto? Son 3.618 pesos diarios (ida y vuelta), es decir $ 72.360 al mes o sea equivale a un 15% del sueldo de una secretaria que recibe con suerte $500.000. Y esto sin contar los gastos de mantención del auto y la bencina, también con un precio por las nubes y tampoco nadie hace nada.
En Vespucio Norte la tarifa base subirá de 41,093 a $ 44,202, mientras que en hora punta aumentará de $ 82,1 a $ 88,404. Lo mismo regirá para las tarifas 2012 de Vespucio Sur.
El túnel San Cristóbal subirá $18 quedando en $ 249 en hora punta (entre El Salto y la Kennedy). En el sentido contrario, el aumento será de $ 14 respecto a este año, quedando en $ 199.
En Costanera Norte, que aún no ha publicado sus nuevas tarifas, el costo base subirá $ 3 (estimación), quedando en $ 47. En horario punta, subirá $ 6, mientras que en saturación el alza será de $ 9, quedando en $ 136 por kilómetro, según El Mercurio.
Así, por ejemplo el costo de un viaje desde Tabancura hasta el aeropuerto por Costanera Norte (27,73 km) subirá en $ 202. Es, decir pasará de $ 2.293 que cuesta actualmente a $ 2.495 en horario punta. Aparte de esto, los automovilistas deben pagar las nuevas tarifas de estacionamiento en el aeropuertos que son otra lamentable locura.
Esto no ocurre sólo en la capital, sino también en muchos puntos del país, como en el litoral central, donde una autopista que une por la parte alta San Antonio con Algarrobo (le dicen autopista pero no reune para ello ni las condiciones técnicas ni de trazado), con una extensión de 23 kilómetros, tiene un peaje, autorizado por el Ministerio de Obras Públicas, de 2.100 pesos, es decir el mismo valor que tiene la Autopista del Sol con casi cinco veces más kilómetros (120). Y que decir de la Autopista Nororiente en Santiago que une Chicureo con Vitacura y que cuesta también 2.100 pesos por 21,5 kilómetros.
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Esto no se entiende, pero tampoco el aumento automático de las tarifas en fines de semana, sábados y domingo (comienza a las 17 horas del viernes), porque si tenemos un mercado "que funciona", como dicen algunos, que más parece a un sistema "mercarobo", el precio debería bajar por la mayor demanda. No es así y nadie sabe por qué no es así.
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Esto no se entiende, pero tampoco el aumento automático de las tarifas en fines de semana, sábados y domingo (comienza a las 17 horas del viernes), porque si tenemos un mercado "que funciona", como dicen algunos, que más parece a un sistema "mercarobo", el precio debería bajar por la mayor demanda. No es así y nadie sabe por qué no es así.
Según los balances publicados por la SVS, entre enero y septiembre de 2010, la Autopista Central obtuvo ganancias por más de $4 mil millones y más de $8 mil millones en igual período de 2011. Costanera Norte tuvo utilidades entre enero y septiembre de 2010 superiores a los $17 mil millones, mientras que en igual período de este año obtuvo poco más de $16 mil millones.
¿Hasta cuándo los chilenos tendremos que soportar este cúmulo de injusticias y desórdenes? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo dejaremos que vengan extranjeros a hacerse ricos a costa de nuestras calles que antes eran gratuítas? ¿Cuándo construirán las prometidas pistas alternativas sin peaje?
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