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martes, 27 de diciembre de 2011

CHILE: ÉXITO ESPACIAL VERSUS LENTITUD PARLAMENTARIA



Por Manuel González Peña (*)

El pasado día 17 de diciembre Chile se incorporó al selecto club aeroespacial al poner en órbita el satélite de observación terrestre FaSat-Charlie, lanzado desde la Guayana Francesa a bordo de un Soyuz (que transportaba otros cinco satélites). Tomó contacto a las pocas horas de su lanzamiento con la base de la Fuerza Aérea en El Bosque (en Santiago), a través de una antena ubicada en las proximidades del Polo Norte. Durante las próximas seis semanas se llevarán a cabo pruebas orbitales tras las que se espera esté en condiciones de operar normalmente y enviar las imágenes que se le soliciten.

Culminarán así 19 años de trabajos científicos y militares que han conocido los sinsabores de anteriores lanzamientos fallidos y la demora por problemas de la plataforma de lanzamiento. El satélite FaSat-Charlie ha sido fabricado en Francia por la empresa europea EADS- Astrium y el costo del proyecto se aproxima a los 100 millones de dólares.

En el ámbito militar tendrá misiones de inteligencia y vigilancia de las fronteras terrestres y marítimas gracias a su capacidad para detectar submarinos, embarcaciones de superficie, reconocimiento de aeronaves y de vehículos terrestres.

Entre sus aplicaciones civiles se encuentran la planificación agrícola y urbana, forestales, mineras, prevención de desastres, protección medio ambiental, etc.

El proyecto chileno ha sido contestado por sus vecinos, especialmente Perú, que lo consideran una amenaza para su seguridad porque podrá monitorear naves, tropas y vehículos, lo que supone un salto cualitativo en el delicado equilibrio militar en la zona, máxime teniendo en cuenta las reivindicaciones fronterizas de Perú; en 2008 presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya denunciando el límite marítimo común de los Tratados de 1952 y 1954. Ante la posibilidad de que la Corte se pronuncie en 2012, el ministro de Defensa chileno, Andrés Allamand, manifestó recientemente que la relación bilateral será difícil en 2012 y que Chile debe tener preparadas sus fuerzas militares y elevar su capacidad defensiva ya que un fallo favorable a la reivindicación peruana "puede alentar expresiones nacionalistas en Perú".

A renglón seguido fue contestado por el recién nombrado nuevo jefe del Consejo de Ministros de Perú, O. Valdés, ex militar que fue profesor del presidente Humala en la academia militar, solicitando que todos respeten la legalidad internacional y resaltando la enorme superioridad militar chilena que exige mejorar la capacidad disuasiva peruana, tarea a la que el nuevo gobierno dedicará atención preferente; en este sentido adelantó que Perú tiene avanzado su proyecto de un satélite similar al chileno en el que llevan trabajando cinco años.

En Bolivia el lanzamiento del satélite ha sido recibido con más frialdad pero las relaciones también se han tensado ya que a los habituales problemas fronterizos ocasionados por el contrabando y el narcotráfico se ha sumado recientemente la decisión del Gobierno de Evo Morales de intensificar su reivindicación de un acceso soberano al Océano Pacífico denunciando el Tratado de 1904 en dos frentes: en primer lugar, con un duro informe que presentará en la Asamblea General de la OEA, que se celebrará en Cochabamba en junio; en segundo lugar, avanzando en la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya para lo que el presidente Morales tiene previsto viajar próximamente a la capital holandesa. Ante ambos asuntos el ministro de Defensa chileno se ha manifestado en forma similar a lo expresado en el caso de Perú.

Las buenas relaciones con Argentina, con quien Chile tiene la mayor parte de sus 4.000 kilómetros de fronteras, son un paradigma en la región y la Brigada de Paz "Cruz del Sur", conjunto combinada, será puesta a disposición de Naciones Unidas el próximo marzo.

Y este escenario, donde el nuevo satélite de observación terrestre no hace más que añadir leña al fuego de la desconfianza, aparece adobado con la enorme lentitud en la tramitación parlamentaria de la financiación de las fuerzas militares chilenas y la derogación de la controvertida Ley Reservada del Cobre.

El primer anteproyecto fue presentado en septiembre de 2009 por la entonces presidenta Bachelet; el pasado mayo el presidente Piñera acompañado por los ministros de Defensa y de Hacienda presentó el actual proyecto de ley que ha sido aprobado por la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, lo que permitió a algunos observadores abrigar esperanzas para una pronta aprobación.

A la solicitud de transparencia en los presupuestos de Defensa que hizo la OCDE al gobierno chileno se ha sumado recientemente el primer Informe Mundial de Transparencia Internacional que se ha manifestado en el mismo sentido. Pues bien, el asunto sigue empantanado en el Congreso donde los diputados de la Democracia Cristiana han solicitado ahora que los ahorros de la citada ley, evaluados en más de cuatro mil millones de dólares pero que nadie conoce con exactitud, sean destinados a un Fondo Especial para la Educación lo que no parece más que un gesto de cara a la galería ante las recientes revueltas estudiantiles; en tanto que no faltan las voces pidiendo que parte de ellos se inviertan en las regiones mineras.

Como diría un castizo no parece sino que están "mareando la perdiz" y que la tensión con sus conflictivos vecinos no hará sino ralentizar el debate.

No es de extrañar que el ministro Allamand afirmara que "viendo la experiencia parlamentaria lo que sí queremos, y nos vamos a empeñar, es que durante el actual gobierno se va a aprobar la legislación". Loable propósito.

(*)  Coronel de Infantería y ha sido Agregado de Defensa en Colombia y Ecuador (1994-98)

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