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miércoles, 21 de diciembre de 2011

JUVENTUD: EL PODER ESTÁ EN TUS MANOS - ¿HACIA DÓNDE DEBE IR CHILE?

Por Hugo Latorre Fuenzalida

No esperéis más de la llamada “clase política” actual. Id, molestaos en averiguar dónde está tu mesa de votación y marca tus preferencias. ¡Pero no sólo participa votando!...debes participar postulándote.

Ya no más la vieja dirigencia, corrompida por sus compromisos partidarios y económicos; no más la clase acoquinada y conformista en la mediocridad de su fantasioso optimismo, avalado por su privada opulencia y por su cortedad de vista. No más los frívolos de café ni los delfines de los jefazos del sistema; no más los eternizados apernamientos de los mismos; no más aquellos que venden sus votos a los poderes que financian sus postulaciones; no más aquellos que entregan la riqueza de Chile al mejor postor; no más aquellos que narcotizaron su inteligencia por el arrullo de las dietas autoasignadas; no más aquellos que enmohecieron su sensibilidad ante el drama de los postergados; no más aquellos que han hecho la vista gorda ante los abusos, latrocinios y desmanes de un empresariado engavillado, voraz y delincuencial .

¡Hay que renovar la sangre! Esta diálisis moral es imperativa si queremos recobrar soberanía, gobernabilidad y mediana armonía social. Es inevitable el recambio de la dirigencia y sus organizaciones, si no queremos languidecer en la anomia y decadencia.

Se debe pensar a Chile de manera inclusiva y no excluyente, como la pensaron y sometieron los actuales dirigentes.

Es moralmente urgente disponer de un contrato social humano, eficiente y efectivo, para establecer los controles societales exigidos en un desarrollo moderno y de largo plazo, donde todos seamos concurrentes soberanos y legitimadores de una familiaridad convivencial y constructiva.

Se hace impostergable una sociedad creativa, donde cada ser humano sea apreciado por su inteligencia irreemplazable antes que por sus nexos de poder, clase o familia.

Debemos dejar atrás las estructuras autoritarias y despóticas en la jerarquización de los derechos y deberes. En definitivas debemos entrar a la modernidad de manera integral y no de la forma espuria, inarmónica y fragmentada que sostenemos hasta ahora.

Debemos recuperar nuestras riquezas para ponerlas al servicio de todos los chilenos, y en especial de los más necesitados. Los pobres no tienen más herencia que la riqueza que la naturaleza ha puesto de manera privilegiada en nuestro suelo; y es criminal, por tanto, regalarla para que la usurpen los más ricos del mundo aliado a los más ricos del país, sin que sus propietarios reales (el pueblo) no vean más que el tráfico de los negocios entre poderosos, y terminen haciéndose cargo de los lastres y cicatrices ambientales que dejan como único fruto de esa explotación.

Otro sistema político y social es posible. Se nos ha alimentado hasta la intoxicación ideológica con el imperioso postulado de que no hay alternativas al modelo impuesto. Esa publicidad falsaria debe ser desmentida con una nueva conciencia, una nueva doctrina y una nueva iluminación de la razón objetiva; puesto que es evidente que lo que hemos vivido como modelo, delata un fracaso rotundo, tanto por sus magros resultados como por su escaso futuro.

Por demás, si se compara con los países realmente emergentes, esos mismos países que hace cuarenta años estaban en igual nivel que el nuestro, nos daremos cuenta que su modelo –que no es para nada asimilable al nuestro- ha dado frutos espléndido y visualizan un futuro prometedor. En cambio, nuestra América Latina-donde nos incluimos como chilenos- suma desastre tras desastre, tal como ha acontecido con todos los regímenes que en Occidente aplicaron el sistema monetarista y financiero, sustentado en la especulación de los grandes capitales.

Hay que recuperar el amor al trabajo y no al consumo; recobrar una mística de la vida más simple y cooperativa, antes que la competencia voraz y destructora por bienes que nos degradan antes que incorporarnos valor. Debemos volver a poner al hombre como centro y no a los objetos o al dinero como conductor de los impulsos humanos. Se debe alimentar las mentes con una cultura de la excelencia y un prurito por lo superior. Las masas informes y superficiales, miserablemente manipuladas desde el interés de los medios serviles, deben ser reemplazadas por el sujeto y la persona que crece en sabiduría y profundidad, despreciando la mediocridad utilitaria.

Solo en esta senda se puede hablar de nueva política, de un nuevo hombre, de un nuevo actor y de un protagonista de otra historia, de una nueva esperanza y de un realismo serio y de largo aliento.

Los jóvenes tienen esa tarea, que no puede esperar. Deben llegar al poder, pues el poder está a su alcance y está vacío por dentro. Ya han despertado como movimiento estudiantil y ciudadano; ahora deben emprender la travesía de la conquista de este desierto que han dejado las viejas guardias pretorianas del poder obsolescente, para lo cual no se necesita más que fe, determinación y templanza.

Fe en ustedes mismos; determinación para enfrentar los poderes instalados sin claudicaciones ni concesiones; templanza para soportar los cantos de sirena que pretenderán corromperles o desanimarles.

Queremos creer nuevamente que ustedes pueden ser los portadores de un nuevo ideal. ¡No intenten defraudar al pueblo, nuevamente!

El tiempo vuestro ha llegado.

Caminantes, se hace camino al andar.

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