David Cameron |
Gran Bretaña puso hoy condiciones para aumentar su contribución al Fondo Monetario Internacional (FMI) con el fin de enfrentar la crisis de deuda en la eurozona, lo que ha sido visto por analistas en Europa como que el líder conservador, David Cameron, ha tomado el camino de darle la espalda a Unión Europea, como sea y como pueda, lo que ha sido lamentado.
"Solo facilitaremos más recursos al FMI si la eurozona hace más para fortalecer su cortafuegos y no vamos a contribuir a algo que solo esté disponible para los países de la zona euro", dijo un portavoz del Ministerio británico del Tesoro.
Como se recuerda, los países de la eurozona indicaron la semana pasada que esperan que los 27 países de la Unión Europea (UE) hagan un aporte adicional de 200 mil millones de euros al FMI para ayudar a afrontar la crisis. Este fue prácticamente un compromiso que involucra a todos los socios actuales de la UE y no sólo los 17 que forman la eurozona.
Según el diario económico "Financial Times", la aportación extra del Reino Unido supondría casi 30.000 millones de libras (35.000 millones de euros), pero Downing Street quiere limitarlo a los 10.000 millones de libras (11.800 millones de euros) ya aprobados por el Parlamento.
Pero un portavoz del Tesoro puntualizó que el Reino Unido no hará ninguna contribución hacia un fondo del que solo pueda beneficiarse la eurozona, informó desde Londres la agencia española EFE.
Al mismo tiempo, el Gobierno británico se muestra contrario a participar en un incremento de los recursos del FMI que solo procedan de los países de la UE, sin la participación de los otros países del Grupo de los Veinte (G20, desarrollados y emergentes).
La actitud del primer ministro David Cameron forma parte de su oposición cerrada a participar en la reforma de los tratados que quedó resuelta la semana pasada en Bruselas. Alemania y Francia no aceptaron la creación de un protocolo que exonerara a Gran Bretaña de algunas normas sobre la regulación de su sistema financiero.
Merkel y Sarkozy intentaron convencer a Cameron hasta el último segundo, pero este optó por la confrontación con sus socios europeos. La postura de Cameron, antieuropeísta declarado, y que había anunciado anticipadamente que se opondría a cualquier propuesta que no fuese favorable a los intereses de Reino Unido, era algo con lo que contaban el resto de países de la UE.
El premier británico fue inflexible a la hora de exigir medidas que eximiesen a sus finanzas de los acuerdos. Los líderes de Francia y Alemania justificaron su decisión de no ceder ante Cameron porque lo que pedía era “inaceptable”, en palabras de Sarkozy.
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