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domingo, 14 de noviembre de 2010

El octubre penquista del 66

Por Gabriel Sanhueza Suárez


Los recuerdos me llegaban como rayos mientras escuchaba en la Feria del Libro a Juan Saavedra presentar su libro “Te cuento otra vez esa historia tan bonita”, de la editorial Forja. Lo veía como un joven rubio, delgado, completamente empapado por el guanaco* mientras dos miembros del llamado Grupo Móvil lo arrastraban al bus policial.

Juan Saavedra, “Patula”,  fue protagonista importante del movimiento estudiantil penquista, en los años sesenta. De hecho, como él dice, hicimos en Concepción el mayo francés del 68… pero en octubre del 66.

Cuando los adoquines volvían a su lugar en Europa, el año 1969 vino a Chile Gastón Salvatore Pascal**, destacado dirigente de la lucha estudiantil berlinesa. En Santiago lo detuvieron, junto a tres alemanes, acusados de tener literatura revolucionaria en su casa. Eran los tiempos de Eduardo Frei Montalva, quien con más ahínco que eficacia perseguía al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que se expandía, ya no sólo entre los estudiantes, sino entre los trabajadores, los campesinos y los mapuches del sur.

Los alemanes, fueron rápidamente expulsados y Gastón Salvatore enviado a Concepción, ciudad que jamás había pisado, acusado de raptar allí a un periodista de un vespertino amarillo, especializado en denigrar a los pobres y a los estudiantes de izquierda.
Protesta estudiantil en los años sesenta

Recuerdo su figura imponente en la Plaza de los Tribunales de Concepción, libre, perdido y sin un peso en los bolsillos, después que el juez en cinco minutos tuvo claro que no tenía nada que ver con la insólita acusación. Terminó en la universidad dialogando con los estudiantes.

La expectación era grande, por primera vez íbamos a escuchar a un líder, que se había codeado con Danny le Rouge y que era estrecho amigo del mítico Rudi Dutschke, líder de los estudiantes alemanes.

¿Por qué lucha el movimiento estudiantil alemán?, saltó de sopetón la primera pregunta. Una primera reivindicación es que no se objete a los profesores marxistas, respondió Gastón. Un murmullo de sorpresa recorrió la sala. Si hay algo que nosotros teníamos eran profesores marxistas y se estudiaba Engel, Marx , Feuerbach con tesón.

Una segunda reivindicación –continuó- es el derecho a tener dos profesores por cátedra. La sorpresa aumentó, pues esa era una medida que se estaba implementando ya en muchas escuelas de la universidad.

“Y lo más importante –concluyó- es el derecho a elegir al rector”.

Todos quedamos perplejos. Nosotros habíamos logrado el Claustro Pleno integrado por todos los docentes; un Consejo Superior conformado por los decanos de las facultades más un 25% de representación estudiantil. En la elección del rector participaban los docentes, los estudiantes y los administrativos. Se ponderaban los sufragios en un 72 por ciento para los académicos, 25 por ciento para los estudiantes y 3% para los no docentes.

La conversación con Gastón Salvatore se desvió hacia otros temas. Lo claro es que quedó una sensación de orgullo, de que habíamos logrado mucho más que el movimiento europeo, siguiendo la ruta del „Grito de Córdoba“***, en la lucha permanente por una universidad autónoma y libre.

Volviendo al libro de Juan Saavedra, sólo puedo recomendarlo. A los viejos nos recuerda los sueños de libertad y justicia que tuvimos en los sesenta...y que muchos no hemos transado. A los jóvenes, los estimula a buscar con valentía caminos de justicia social y de apoyo a los desvalidos... del campo y la ciudad. El asalto al cielo, como concluye „el Patula“ sigue pendiente.

*Asi le decimos en Chile al carro lanza agua de la policia
**Dramaturgo chileno, unico extranjero ganador del Premio Kleist, premio nacional de literatura en
   Alemania. Casi desconocido en Chile
***Movimiento de los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba que en 1918 reclamó profundas reformas en la educación superior. Influyó todo el continente.

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