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miércoles, 6 de octubre de 2010

Página Editorial: Brasil y las relaciones con Bolivia - Las reservas de Bolivia

Diario La Prensa de La Paz Bolivia

Será bueno que el Gobierno del presidente Morales tome en cuenta todo lo que ocurre en Brasil, principal comprador del gas natural boliviano.

Con los resultados de una sola elección, la que se dio en Brasil el fin de semana, casi la mitad de Sudamérica muestra un cambio político que podría sentirse en la otra mitad, en la que está Bolivia.

El hecho de que la candidata del partido del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, no hubiera alcanzado la mitad más uno de los votos en la primera vuelta es un cambio que no puede pasar inadvertido para Sudamérica y el mundo.

La posibilidad, cierta o remota, de que en la segunda vuelta, prevista para el fin de mes, gane el opositor José Serra, del Partido Social Demócrata, viene a señalar una salida que hasta hace poco parecía totalmente improbable.

Pero la sorpresa mayor de esta elección, superior incluso a que el presidente Lula no hubiera podido transferir su enorme popularidad a su pupila, es el 20 por ciento obtenido por Marina Silva, la candidata del Partido Verde, oriunda del Acre. La conciencia de los brasileños por el medio ambiente y la ecología ha sido medida en estas cifras.

Bolivia tiene mucho interés en las elecciones del más grande de sus vecinos, con el que comparte 3.000 kilómetros de frontera.

La señora Rousseff estuvo en el cargo de ministra de Energía de Brasil el 1 de mayo de 2006, cuando el presidente Evo Morales hizo la ceremonia de “nacionalización” en el campo San Alberto, administrado por Petrobras en ese momento. Se sabe que todo lo que ocurrió entonces la molestó mucho, pues generó un clima de inseguridad en la provisión de gas natural desde Bolivia, pero sobre todo lo interpretó como un gesto hostil hacia una empresa que había respaldado a YPFB incluso en los momentos de capitalización y disgregación de esa empresa.

La molestia que sintieron los líderes brasileños por aquel gesto boliviano quizá haya cambiado, porque la incertidumbre sobre el abastecimiento de gas los llevó a impulsar la búsqueda de alternativas, y los esfuerzos que hicieron en esa dirección convirtieron a Brasil en una potencia petrolera.

La otra opción que deja abierta la segunda vuelta es más difícil para Bolivia, porque el gobernador Serra ha convertido el tema de la droga boliviana en el principal tema de su campaña. Durante esa campaña, el candidato Serra llegó a decir que el Gobierno boliviano era “cómplice” de los narcotraficantes bolivianos que llevan la droga a Brasil.

Se sabe que la candidata Rousseff ha tomado muy en cuenta ese mensaje y también se propone pedir al Gobierno boliviano una posición muy firme respecto de la droga.

El proceso eleccionario que se viene desarrollando en el Brasil, por lo tanto, deja abierta la posibilidad de un cambio muy profundo en la agenda bilateral de la octava potencia del mundo con Bolivia.

Será bueno que el Gobierno del presidente Evo Morales tome en cuenta todo lo que ocurre en Brasil, principal comprador del gas natural boliviano.

Los astros de la geopolítica sudamericana se están alineando de otra manera. Los cambios en Brasil, además del cambio en Venezuela, registrado por las últimas elecciones desarrolladas recientemente, exigen que nuestros líderes comiencen a entender que nada es eterno y que lo único constante en la política es el cambio.

La Razon de La Paz Bolivia
Reservas netas

¿Cómo aprovechar mejor los millones de dólares que duermen en forma de reservas?

No se trata de algo exclusivo de Bolivia, porque el último año varios países de la región han experimentado el mismo fenómeno, pero igualmente constituye un logro sin precedentes que la historia considerará entre los aspectos positivos del actual Gobierno.

La macroeconomía registra cifras alentadoras desde hace algún tiempo, en parte, por el auge internacional que sólo se vio interrumpido por la crisis financiera del 2008. Al crecimiento de las RIN (Reservas Internacionales Netas) bolivianas se sumaron, en paralelo, las exportaciones —que casi se quintuplicaron en seis años, entre 2003 y 2009—, el incremento del precio del petróleo y los beneficios por la nacionalización de las empresas capitalizadas. Por otra parte, el sistema financiero mostró un alza de las captaciones, mientras que la recaudación impositiva se multiplicó por tres.

El comportamiento de estas variables configura un panorama interesante que, ahora, demanda acciones tendientes a dar el salto esperado por todos: que la prosperidad macroeconómica se sienta en los bolsillos de los bolivianos. En efecto, lo que los especialistas denominan “economía real” se mantiene distante de los números que hoy le sonríen al país. Hay una holgura que choca con los altos índices de pobreza, en una clara radiografía de que los recursos siguen concentrándose en pocas manos.

¿Cómo aprovechar mejor los millones de dólares que duermen en forma de reservas internacionales? Quizá sólo cambiando profundamente el manejo de la economía nacional. Ningún país del mundo suele utilizar las RIN para beneficio directo de las sociedades, y eso a pesar de que la mayoría de los habitantes de los países en vías de desarrollo tiene múltiples necesidades.

El presidente Morales ha vuelto a poner en la agenda latinoamericana el planteamiento socialista de crear un “Banco del Sur”, como una forma de sustituir al FMI y al Banco Mundial; falta probar que ésa puede ser la llave del cambio. Bolivia, más que cualquier otro país, necesita imperiosamente mostrar resultados favorables en materia de crecimiento pues, en los últimos años, los vecinos de la región tuvieron un mejor desempeño que el nuestro en este aspecto.

Las RIN crecieron de 1.000 a 9.000 millones de dólares entre los años 2003 y 2010. ¿Cuánto ha cambiado la vida de los bolivianos? No mucho. Nadie se ocupó hasta ahora de trasladar el bienestar macroeconómico a la microeconomía de los mercados.

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