El ex mandatario recibirá los últimos honores de jefe de Estado en el salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, del que él formaba parte. Otras fuentes señalan, sin embargo, que el sepelio se efectuará en Río Gallegos, la capital del estado de Santa Cruz, en la que Kirchner fue gobernador y donde desarrolló buena parte de su carrera política.
Con la muerte de Néstor Kirchner puede morir también el movimiento conocido como kirchnerismo, un importante sector peronista, que ocupa el poder desde 2003 y que ha protagonizado una considerable recuperación económica y social del país. Kirchner fue presidente de 2003 a 2007 y cedió el bastón presidencial a su propia esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, que ocupa ahora el cargo.
Como presidente del Partido Justicialista, Néstor Kirchner siguió representando una importantísima fuente de poder, hasta el extremo de que en muchas ocasiones pasaba por encima de la presidenta y de que la oposición llegó a considerarles como una "pareja presidencial". Se suponía que el ex presidente sería de nuevo candidato peronista para las presidenciales de 2011, aunque dos recientes incidentes coronarios empezaron a sembrar dudas.
Aunque es demasiado pronto para adelantar movimientos, esta claro que la desaparición de Néstor Kirchner cambia completamente el panorama político argentino. Cristina Fernández debe terminar su mandato en 2011 y decidir entonces si opta a la reelección. Pero para eso deberá tener, no solo voluntad de seguir al frente, sino también demostrar su control personal sobre el sector peronista que dominaba su esposo y que, quizás, este ya mirando a otros posibles candidatos. De hecho, desde el último incidente coronario de Néstor Kirchner, en septiembre pasado, muchos peronistas habían empezado a hablar de Daniel Scioli, gobernador de la poderosa provincia de Buenos aires, como posible sucesor.
La fuerte personalidad de Néstor Kirchner, embarcado siempre en mil batallas políticas, le hizo rechazar los cuidados médicos que le proponían sus doctores. El incidente de septiembre fue el segundo de índole cardíaca y asombró verle a los pocos días asistiendo a un mítin de las juventudes peronistas y pocas semanas mas tarde en una enorme concentración sindical.
Murió junto a Cristina
Su esposa, la presidenta Cristina Kirchner, no se apartó de su lado en la mañana y lo acompañó hasta el hospital de El Calafate, donde el ex mandatario Néstor Kirchner fue internado de urgencia.
Poco después se produciría allí la muerte, que sacudió el tablero político del país, en el mismo día en que se estaba desarrollando el censo del Bicentenario.
Poco después del deceso, fueron avisados los hijos del matrimonio presidencial, que no se encontraban en esa villa patagónica.
A las 10.15 el cuerpo del ex mandatario fue trasladado en una ambulancia desde el hospital hasta la casa que los Kirchner tienen en El Calafate.
El hijo mayor, Máximo, que se encontraba en la ciudad de Río Gallegos, se trasladó de urgencia a El Calafate. El viaje lo está haciendo por tierra.
En tanto, su hermana Florencia, la otra hija del matrimonio, vive en los Estados Unidos, donde estudia cine en la ciudad de Nueva York.
Detalles del deceso
El ex presidente Néstor Kirchner no llegó con vida al hospital distrital José Formenti de Calafate, Santa Cruz, a 2.787 kilómetros al sudoeste de la Capital Federal, aseguraron altas fuentes gubernamentales con acceso a la intimidad presidencial. El deceso del secretario general de la Unasur se produjo a las 9,15, tras 40 minutos de infructuosos intentos de reanimarlo, dijeron las mismas fuentes.
Según el parte oficial firmado por los médicos Luis Buonomo y Benito Alen González, Kirchner murió a las 9.15 ‘como consecuencia de un paro cardiorespiratorio no traumático, que no respondió a las maniobras de resucitación básica y avanzada”.
Las dificultades para reanimarlo no sorprenden para el caso de la muerte súbita, tal la causa que se anunció oficialmente como motivo de fallecimiento del ex presidente. Los especialistas explican que en estas patologías el corazón del paciente se interrumpe bruscamente perdiendo así la capacidad de bombear sangre al cerebro y el resto del organismo, lo que desencadena una muerte rápida y, en la mayoría de los casos, absolutamente inevitable para el cuerpo médico que busca asistir al paciente, informó el diario El Cronista de Argentina.
Sin embargo, el corazón del ex mandatario había sufrido varios episodios graves este año y había sido intervenido dos veces.
En febrero de este año, el esposo de la Presidenta fue sometido de urgencia a una cirugía de alta complejidad por una obstrucción en la arteria carótida. La intervención se realizó en el sanatorio porteño de Los Arcos.
En septiembre pasado, la descompensación ocurrió durante la noche del sábado 11, cuando debió ser intervenido de urgencia nuevamente en el sanitario De los Arcos por una obstrucción en una arteria coronaria.
Tras una ceremonia íntima en la residencia del El Calafate, con la Presidenta junto con miembros del Gabinete nacional, su hijo Máximo y su hija Florencia -que es esperada alrededor de las 3 de mañana-, los restos del ex mandatario serán trasladados hacia Buenos Aires.
En esta ciudad desde las 10, en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos del Bicentenario de la Rosada que inauguró Cristina Fernández el 25 de Mayo último, será velado el santacruceño.
Se espera que desfilen funcionarios nacionales, provinciales, legisladores nacionales y provinciales, sindicalistas, dirigentes de todos los partidos políticos, ciudadanos, así como los presidentes Sebastián Piñera de Chile, Hugo Chávez de Venezuela, Rafael Correa de Ecuador, José Mujica de Uruguay, y Luiz Inacio Lula Da Silva de Brasil.
El gobierno nacional decretó un duelo de tres días, que se extenderá hasta el viernes, cuando Kirchner será enterrado en la ciudad de Río Gallegos.
Durante la jornada de hoy, en tanto, la Plaza de Mayo era cruzada por una larga fila que llegaba hasta la Catedral por quienes querían expresar sus condolencias frente a la Casa Rosada.
Ese fue el prólogo a una manifestación de las organizaciones sociales a la histórica plaza, a la cual desde las 17 ya había arribado la Juventud kirchnerista de La Cámpora, para iniciar la primera manifestación multitudinaria de despedida de Kirchner.
Clarin: Un estadista apasionado y pasional, un constructor de poder
Fue en la última década un protagonista central de la política argentina, a la que le dedicó toda su vida, desde la militancia estudiantil en Santa Cruz hasta su llegada a la Casa Rosada.
Néstor Kirchner fue uno de esos hombres que hacen de la política razón y fin de su vida. Desde los inicios de su carrera en Río Gallegos hasta hoy, fue un formidable constructor de poder y un político apasionado, pero también pasional. Una figura controversial que de algún modo encarnó el renacimiento de la discusión y el debate públicos tras la debacle de 2001, ya sea con amores y defensas incondicionales o con rechazos furibundos. Si algo nunca despertó fue indiferencia.
Muchos argentinos escucharon por primera vez su nombre en 2003, apenas semanas antes de llegar a la Casa Rosada. Pero antes hubo una vida agitada, conducida y condicionada por la política.
En ese 2003, su candidatura presidencial estuvo respaldada por años de gestión en Santa Cruz, donde tras años de militancia en el Partido Justicialista se alzó con la Intendencia de Río Gallegos, en 1987. Cuatro años después asumió la gobernación provincial, cargo en el que fue reelegido dos veces.
Antes, en los 70, había estudiado Derecho en la Universidad de La Plata. Allí conoció a Cristina Fernández, una atractiva joven de carácter fuerte que se convirtió en su esposa en 1975. Un año después, ya en la última dictadura, se recibió de abogado y, con el título bajo el brazo, regresó a Río Gallegos, donde se instaló junto a su mujer. Tuvieron dos hijos: Máximo (hoy con 32 años) y Florencia (19).
La pareja, antes de lanzarse de lleno a la política, ejerció su profesión en un estudio jurídico. Luego de ser intendente de Río Gallegos, en 1991 fue por más y se consagró gobernador de Santa Cruz, respaldado por el 61 por ciento de los votos. Durante su mandato reformó la Constitución provincial, e instauró la reelección indefinida, lo que le abrió las puertas para ser reelegido en dos oportunidades, en 1995 y 1999.
Para llegar a la Casa Rosada, en 2003, le resultó clave el apoyo de Eduardo Duhalde y el sostén de las líneas económicas que había trazado Roberto Lavagna. La defección de Carlos Menem para el balotaje de ese año le impidió alzarse con una victoria segura y un porcentaje de votos más legitimante que sus 22 puntos en primera vuelta.
Así las cosas, en sus primeros meses de gestión provocó grandes cimbronazos y fue dando señales de su estilo: apenas había asumido usó la cadena nacional para confrontar con una Corte Suprema desprestigiada. Más tarde encaró su renovación, uno de los hitos más aplaudidos de su gestión.
Otros destacables fueron el fuerte impulso a los juicios por delitos de lesa humanidad, el canje de la deuda en default y el pago al FMI. También estrechó lazos con Brasil y el resto de América latina, aunque su principal socio estratégico terminó siendo –no sólo política sino económicamente, ante los mercados cerrados para el país- la Venezuela de Hugo Chávez.
Se jactaba de mostrar una forma de ser descontracturada y su pasión podía transformarse en irascibilidad. El fortalecimiento económico y un estilo de conducción verticalista redundaron en una acumulación de poder asombrosa en tan poco tiempo.
En las alianzas políticas, fue oscilante y pragmático. Rompió con Duhalde a los pocos meses de llegar a la Rosada. Para las legislativas de 2005 y la sucesión presidencial experimentó con la concertación plural y la transversalidad, renegando de las estructuras tradicionales del justicialismo. Luego, y sobre todo cuando el conflicto con el campo erosionó la base electoral de su esposa, emprendió el camino inverso y se recostó con fuerza en el Partido Justicialista.
De hecho, además de diputado, era titular del PJ, un cargo que amagó dejar tras la derrota electoral del año pasado. Su último lugar formal en la arena pública fue la Secretaría General de la Unasur. En lo informal, nunca dejó de participar en la toma de decisiones del Gobierno.
En el momento del traspaso del poder a su esposa, Cristina Fernández, había comentado jocoso que iba a dedicarse a un taller literario: nadie pensó en otra opción que no fuese continuar con su ritmo de hacer política, con 20 años en el poder, y a pesar de los recurrentes problemas de salud. Apasionado y pasional.
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