CIPER
Eentrevista al presidente de la Fundación Educación 2020, Mario Waissbluth:
Durante las últimas semanas la Fundación Educación 2020, que dirige Mario Waissbluth, ha hecho una radiografía exhaustiva al presupuesto de Educación 2011, buscando determinar en qué dirección se va en esta área tan clave y criticada. La sorpresa es que, por primera vez desde que esta organización empezó a funcionar, sus directivos se sienten en condiciones de afirmar que este grave problema ha salido de su inmovilismo. Según su análisis, el aumento del presupuesto se concentra en dos ítems de US$360 millones cada uno: subvenciones escolares e infraestructura dañada por el terremoto.
-¿Qué es lo que le parece bien?
Por ejemplo, exigir que todos los egresados de pedagogía tengan que dar la prueba Inicia para trabajar en el sistema municipal y subvencionado; y darle un bono a los que obtengan los mejores resultados en esa prueba. También es positivo el fondo de financiamiento para las mejores escuelas de pedagogía, y sobre todo, los recursos para formación de directivos. Son cosas que están la dirección que nos gusta.
-¿Hay algo que falte para entender bien el impacto que tendrá el paquete de este presupuesto en Educación?
Lo que estamos esperando con cierta ansia es el detalle de cómo va a ser el programa para formar nuevos directivos. Hasta ahora hay un fondo para un magíster cuyo monto, dada la situación actual, parece razonable.
-¿Dónde ve las debilidades de este primer presupuesto de Educación del gobierno de Sebastián Piñera?
En los liceos de formación técnica, donde incluso se reduce el gasto. Estos liceos han sido tradicionalmente lo más abandonados por la mano de Dios. Sin embargo, en términos de equidad social, no hay nada que logre efectos más inmediatos en la reducción de la pobreza: si estos liceos hacen bien su trabajo pueden ofrecer a los jóvenes oportunidades laborales de calidad. A los liceos técnicos va el 35 ó 40% de los jóvenes de enseñanza media y el 90% de estos alumnos pertenece al primer quintil de pobreza.
-Con Bachelet esta área se expandió.
Sí, pero pasamos de una cobertura del 10 al 30%, lo que es insuficiente.
-¿Le parece que se destinan recursos suficientes para la formación de profesores?
Creo que se está trabajando en toda la línea de educación de los docentes y eso está bien. Primero, se incentiva a los mejores postulantes a interesarse en pedagogía y también a las escuelas a que mejoren de modo que esos alumnos tengan una formación adecuada. También se hace obligatoria la prueba Inicia, lo cual pone un cierto control de calidad a la salida. Y por último, se les ofrece al 10% de mayor puntaje, sueldos más altos. Lo que falta, sin embargo, es poner un mínimo a la prueba Inicia.
-Educación 2020 ha denunciado numerosas veces que hay universidades que son sólo vendedoras de títulos universitarios, sobre todo en pedagogía. ¿Ven en este presupuesto la intención de solucionar este problema?
Yo creo que en este momento debe haber dueños de universidades aterrorizados porque el negocio se les está yendo a las pailas.
-¿Tanto así? ¿Qué ha cambiado?
El anuncio de hacer obligatoria la prueba Inicia es un golpe bien duro porque los alumnos van a decir, ¿cómo es esto de la prueba Inicia?, ¿cuánto saca esta universidad en esa prueba? Ya se introdujo un factor importante y felicito al ministerio por hacerlo. Esa obligatoriedad servirá para tener cifras reales sobre el nivel de los egresados, porque hasta el momento es una prueba voluntaria. Y déjeme decirle algo: prepárese para la catástrofe, porque si hasta ahora los resultados son desastrosos, imagínese cómo serán con una prueba obligatoria. Porque es evidente que uno rinde una prueba voluntariamente cuando se siente más o menos seguro de lo que sabe, y así el fracaso ha sido entre 60 y 70%. Cuando sea obligatoria el fracaso va a ser del 80 al 90 por ciento.
-Pese a eso, me parece que continua un problema grave que es que nada impide a un sostenedor contratar a un profesor más barato aunque tenga una prueba Inicia vergonzosa.
Bueno, ahí hay un problema bien complicado que se parece al del huevo o la gallina: si en el país tuviésemos excelentes sostenedores, es decir gente con la capacidad, la competencia y el interés para administrar las escuelas, ellos se asegurarían de que los profesores fueran de calidad y a parte de sus test de Inicia, les harían pruebas complementarias. Porque, entre paréntesis, la prueba Inicia sólo mide conocimientos duros, pero no evalúa las capacidades pedagógicas de los profesores.
-Pero a muchos sostenedores les va a interesar el profesor que les salga más económico…
Claro. Entonces el ministerio tiene un enfoque muy descentralizador y de mercado cuando dice que la selección tiene que ser responsabilidad del sostenedor y del director de la escuela. Y estoy de acuerdo en el largo plazo, cuando tengamos buenos sostenedores. Pero no los tenemos, y el problemas es qué hacemos en la transición, porque cada profesor mal calificado va a maleducar a unos 2 mil niños en los próximos 30 años. Esa es la parte donde tenemos un desencuentro con las políticas ministeriales.
-¿Qué le debería pasar al mal sostenedor? ¿Que le clausuraran el colegio? ¿Qué el fisco, en función del dinero que le entrega, lo obligue a comportarse de determinada manera?
Si un colegio está año a año en la zona roja, debe ser intervenido. Y desde nuestro punto de vista eso significa que, en primer lugar, el director tiene que cambiar. Lo primero que haces en una empresa que está al borde de la quiebra es cambiar al gerente.
-Me gustaría saber cuáles son las universidades que ustedes piensan que no debieran seguir funcionando porque son sólo vendedoras de títulos.
No puedo entrar a identificar. Pero sobre eso hubo otro anuncio que nos complació mucho: nosotros exigimos el año pasado que se hiciera una evaluación internacional del sistema de acreditación de universidades, que nos parece muy deficiente. Y aunque estaban los recursos, el Ministerio de Educación no lo hizo este año. Sin embargo, en el actual presupuesto está incluido hacer la evaluación el próximo año y eso es bueno.
-Pero si hay tantas malas universidades me podrá decir al menos dos, las peores.
No, pero las que venden cartones son algunas del Consejo de Rectores y la gran mayoría de las universidades que no están en el Consejo de Rectores y también institutos profesionales.
-Lo que quiero saber es si ustedes han hecho estudios para afirmar que la calidad de esas universidades es tan mala como afirman.
Nuestra afirmación tiene que ver con las macabras cifras globales. Hace dos semanas se publicaron, por ejemplo, los resultados de un estudio hecho por el CEPPE (Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, del que forman parte la UC y la Alberto Hurtado): resulta que el 80% de los profesores que dio la prueba Inicia no es capaz de contestar dos tercios de las preguntas de esa prueba. Y se refieren a las materias que deben estar enseñando ahora. Por otra parte, en cuatro años las carreras de Pedagogía aumentaron su matrícula de 30 a 90 mil alumnos. ¿Estamos o no vendiendo cartones?
El detalle del análisis de Educación 2020 sobre el Presupuesto
El presupuesto de Educación para el 2011 ha aumentado en 7,6 %. En un análisis elaborado esta semana, E2020 considera positivo que se haya destinado recursos a evaluar, a nivel internacional y en forma independiente, el Sistema de Acreditación Universitaria que ha sido muchas veces cuestionado como incapaz de poner coto a las malas universidades y que ha permitido que muchas de las que imparten pedagogía se transformen en empresas de venta de títulos universitarios, como lo ha señalado Mario Waissbluth.
Más complacidos están aún con el aumento del 135% de los recursos para fortalecer la Formación de Directivos para las escuelas. Pero no les parece que esos dineros se entreguen a cualquier universidad que se decida a ofrecer los cursos. Y ello porque ese mecanismo es el que ha fracasado rotundamente en la formación de profesores.
“La mera asignación de becas a programas mediocres ya existentes no resolverá el problema. Educación 2020 considera preciso licitar y crear programas a cargo de un consorcio integrado por una institución con excelencia pedagógica, una institución en gestión y una institución internacional con experiencia en formación de directivos.
Los temas donde E2020 tiene mayor discrepancia son dos:
1) La reducción del gasto en Educación Técnico Profesional. E2020 describe: “Aproximadamente un 45% de los estudiantes de educación media optan por la formación técnica. De ellos, el 65% pertenece a los dos primeros quintiles de pobreza y generalmente tienen la expectativa de ingresar lo antes posible al mercado laboral. Estas expectativas actualmente no se cumplen, por la grave debilidad en la calidad formativa”.
Pese a la relevancia de este tipo de educación en el presupuesto 2011, “hay una inexplicable reducción de los recursos de todos los programas para Educación Técnica. El MINEDUC explica que actualmente está trabajando con el equipo de la Comisión Presidencial de Formación Técnico Profesional y que las reducciones son justificadas”.
2) Falta de recursos para la Educación Preescolar. “No figuran recursos para aumentar cobertura ni calidad de la educación preescolar. Sólo se contemplan recursos para la operación de jardines en funcionamiento y de los construidos en 2010 que deben iniciar sus actividades el 2011”.
La cobertura de educación preescolar de los niños entre 0 y 5 años ha presentado una tendencia sostenida al alza desde el año 1990, aumentando de 15,9% a 37,4% en el 2009. Sin embargo, este porcentaje disminuye a un 19,2 % si se observa el tramo de 0 a 3 años.
E2020, citando un estudio de la OECD de 2001, repara en lo importante que es la educación parvularia de calidad. “La pobreza en la niñez deja consecuencias para el desarrollo cognitivo y los posteriores logros educacionales. Un dólar invertido en la primera infancia tiene un retorno de ocho dólares más tarde. Invertir en preescolar puede reducir la necesidad de realizar costosas intervenciones posteriores, para remediar el fracaso escolar, la deserción y conductas anti-sociales”.
En su documento, E2020 también manifiesta reparos con la duplicación del presupuesto para las pruebas SIMCE, pasando de 7 mil 600 millones a cerca de 14 mil millones de pesos. Este aumento se explica por las nuevas mediciones en más niveles, por el nuevo SIMCE para inglés y educación física, y por la política de “Mapa SIMCE”.
“La existencia de mediciones estandarizadas es útil y necesaria para monitorear y tomar decisiones. Sin embargo, no es el momento de destinar más esfuerzos ni recursos para levantar más indicadores, sobre todo si no existe una política pública detrás que justifique un seguimiento”, se afirma en el estudio.
Por el contrario, sostienen que el actual SIMCE ya reporta mucha información que no está siendo utilizada en todo su potencial y no le encuentran sentido a hacer más pruebas “si no hay políticas destinadas a que dichas mediciones evolucionen favorablemente en el tiempo”.
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